De regreso al Vaticano tras su paso por Panamá, el pontífice dijo que reconocer al autoproclamado presidente venezolano Juan Guaidó “sería una imprudencia pastoral”, y pidió una salida de la crisis que sea «pacífica y justa».

Francisco admitió este lunes que teme «el derramamiento de sangre» en Venezuela y que le «aterra» la violencia que podría desatarse por la crisis política en el hermano país sudamericano, en declaraciones a bordo del avión que lo condujo de Panamá a Roma.

«¿Qué es lo que me asusta? El derramamiento de sangre», aseguró ante los cerca de 70 periodistas que lo acompañaban. Además reiteró que desea una «solución justa y pacífica», y reconoció que no se pronunciaba «sobre lo que hay que hacer porque sería una imprudencia pastoral de mi parte y haría daño».

El pontífice argentino dejó abierta la posibilidad de una suerte de mediación en el conflicto en el país bolivariano, al sostener que «si necesitan ayuda, de común acuerdo, que la pidan. Eso sí».

«Si yo entrara a decir hagan caso a estos países o a estos otros, me metería en un rol que no conozco, sería una imprudencia pastoral de mi parte y haría daño», subrayó Francisco, quien confesó que consideró mucho las declaraciones hechas cuando rompió el silencio sobre Venezuela durante su estadía en Panamá: «Las palabras las pensé y las repensé. Y creo que con eso expresé mi cercanía, lo que siento».

«Yo sufro por lo que está pasando en Venezuela en este momento y por eso deseo que se pongan de acuerdo, no sé, tampoco ponerse de acuerdo (es el término, ndr) está bien», afirmó el titular del Vaticano, y añadió: «Yo apoyo en estos momentos a todo el pueblo venezolano. Un pueblo que está sufriendo, incluso los que están de una parte y de otra, todo el pueblo sufre».

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