El fiscal federal, que fue declarado en rebeldía, se exhibió a apenas unos lugares del que ocupó el Presidente durante el acto de conmemoración del 209° aniversario de la creación del Ejército, en el Colegio Militar de la Nación.
La presencia de Carlos Stornelli a escasos dos metros de la silla adjudicada al presidente Mauricio Macri no puede ser leída de otro modo que como una guiño o aval del Poder Ejecutivo a la actitud del fiscal de mantenerse fuera de la ley, al no presentarse a prestar declaración indagatoria en la causa en la que se investiga la mayor red de espionaje ilegal de la historia argentina.
A pocos días de que el juez Alejo Ramos Padilla le pidiera al procurador interino Eduardo Casal que inicie el proceso de remoción de Stornelli, tal como le indicó la Cámara Federal de Mar del Plata, el cuestionado fiscal realizó tres movimientos que indican claramente que tiene intenciones y aval para pasar a la contraofensiva.
En primer lugar, se aprovechó –o fue partícipe– de una burda operación de prensa que fue puesta al aire en simultáneo por los canales 13 y América. En el programa Periodismo Para Todos, que conduce el operador de Clarín Jorge Lanata, bajo el título “Operación Puf”, se reprodujeron escuchas ilegales –ya conocidas– que pretenden probar que la causa que lleva adelante Ramos Padilla fue “armada” por ex funcionarios del anterior gobierno que están detenidos en la cárcel de Ezeiza.
Asimismo, en el envío La Cornisa, que conduce otro operador, Luis Majul, se ventilaron los mismos audios, obtenidos en forma ilegal, puesto que correspondìan al pedido de escuchas realizado por un magistrado, pero para otra causa.
La segunda irrupción de Stornelli fue en una entrevista realizada por el canal de La Nación, en la que el fiscal imputado declaró, muy suelto de cuerpo: “La causa de Dolores quiere voltear los cuadernos”. El funcionario judicial sigue la tesis de que habría una confabulación para que se caiga la causa en la que se presume que la ex presidenta Cristina Kirchner y varios de sus funcionarios formaron una asociación ilícita para quedarse con dineros públicos, pero no explica por qué estaba relacionado con el falso abogado Marcelo D’Alessio, relación que surge de cuantiosas pruebas en el expediente que instruye Ramos Padilla.
La tercera aparición se produjo este miércoles, cuando se mostró en la segunda fila del acto por el Día del Ejército, al lado de varios altos funcionarios del Gobierno nacional, en el extremo de la segunda fila, a la vista de los medios que cubrían con sus cámaras la ceremonia.
Según publicó el diario La Nación, “en la Casa Rosada intentaron tomar distancia y fuentes oficiales dijeron que la invitación corrió por cuenta del Ejército. Y añadieron: «Lo invitan todos los años, hay una relación. El padre de Stornelli era teniente coronel retirado»”.
Sin embargo, es ostensible que Stornelli, desde que se hizo conocida su relación con DÀlessio y las maniobras que se llevaron a cabo con su consentimiento, se había retirado de la escena pública, e incluso no se conocieron declaraciones suyas, ya que delegó toda comunicación en su defensor Ribas.
La ubicación en el acto del Día del Ejército suena a una provocación y lleva consigo una señal de claro respaldo del Gobierno al fiscal declarado en rebeldía, quien ya fue citado cinco veces por el juez de Dolores.
Incluso Stornelli, quien posó junto al secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, y detrás del secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, cuando vio la cámara del canal de noticias C5N, miró fijo y ensayó una sonrisa, como puede verse en la captura que publica Redacción Rosario.
El viernes próximo, Stornelli debería concurrir al juzgado federal de Dolores para declarar sobre sus vínculos con el espionaje ilegal por el que D’Alessio está detenido, pero su abogado ya anticipó que no lo hará, manteniendo su estado de rebeldía, inédito en los anales de la Justicia argentina, y una nueva demostración de los alcances de la protección del gobierno macrista a una de sus espadas en los tribunales de Comodoro Py.
