El candidato a concejal por el Frente Juntos y referente del Movimiento Evita llamó a votar al peronismo y aliados porque, remarcó, está en juego no sólo una elección local o provincial, “sino el destino del país”.
“Los procesos no son lineales en política, para juntar fuerza, para producir transformaciones reales, no siempre se hace lo que le gusta a uno, o lo que lo hace sentir cómodo”, dijo Eduardo Toniolli, quien abrió meses atrás el ciclo Biopolítica y cerró la reciente etapa del segmento “Entrevistas en Campaña” de Noticias Piratas, la tira semanal de El Eslabón y Redacción Rosario que se emite en FM Universidad los sábados de 12 a 14. El secretario general del Partido Justicialista de Rosario y candidato a concejal del Frente Juntos pasó por los altos estudios radiofónicos de Urquiza 2050 y, entre otros conceptos, planteó: “Hubiera deseado que en un escenario nacional el Socialismo juegue en unas Paso, donde también participemos nosotros”.
—En estas elecciones se ha hablado mucho de las contradicciones internas del peronismo, ¿cómo explicás el proceso que se dio de cara a estas elecciones?
—Las grandes transformaciones que hizo el peronismo en sus mejores momento, que para mi son del ‘46 a ‘55 y del 2003 al 2015, también del ‘73 en adelante, con muchas contradicciones, esas grandes conquistas que son conquistas del pueblo argentino y que han quedado en la normativa y la conciencia del pueblo, se lograron no a pesar de las contradicciones, sino gracias a las contradicciones. Porque la política de masas, la realmente transformadora, la que le cambia la vida a los sectores populares, efectivamente es incómoda, porque se hace con fuerza y la fuerza de junta de a muchos para intentar simplificar el análisis. No hay proceso de transformación en la historia de la humanidad, ni proceso revolucionario en la historia de la humanidad, que no se haya hecho con contradicciones y con actores de las más diversas características.
—¿Un ejemplo?
Tal vez algún trotskista se me enoje o se ofenda, pero lo dijo León Trotsky quien cuestionado porque usaba oficiales zaristas en el Ejército rojo, dijo alguna vez que «la revolución no elige sus caminos, dio sus primeros pasos debajo del caballo de un cosaco». ¿Qué quiero decir con esto? Que los procesos no son lineales en política, para juntar fuerza no siempre se hace lo que le gusta a uno o lo que lo hace sentir cómodo. Para estar cómodo uno se junta con sus amigos o con los que piensa igual que uno, pero para realizar transformaciones reales, necesariamente tiene que llegar a acuerdos con los que no necesariamente tiene coincidencias en todo.
Esa es la historia del peronismo. Y así realizó sus enormes transformaciones, como el aguinaldo, las vacaciones pagas, la modernización en las relaciones laborales y el modelo de producción. Y el peronismo tenía un elenco político donde se expresaba esa potencia transformadora y otros que venían del conservadurismo, como muchos gobernadores que venían del conservadurismo de las provincias, pero la potencia se la daba el movimiento obrero y un sector de las fuerzas armadas con una mirada industrialista que venía de (Enrique) Mosconi y (Manuel) Savio. Esto siempre que uno piense en una política de masas, de reales transformaciones y no en construir una secta, algo que puede ser homogéneo ni tener contradicciones, pero evidentemente no tiene capacidad para transformar la realidad.
—¿Y para enfrentar qué problemáticas, para llevar adelante qué proceso están construyendo desde el frente Juntos?
—En este presente no se juega sólo una elección local o una provincial, se juega el destino del país. No es lo mismo la foto de ese día a la noche, si gana el Frente Progresista o el Frente Juntos, porque la disyuntiva es Bonfatti y Perotti, Javkin o Sukerman. No es lo mismo que la tapa del diario del día siguiente sea «ganó el peronismo» a que sea el triunfo de una fuerza política que ya anunció que vota en blanco si hay balotaje entre lo que ellos identifican como el kirchnerismo, que para nosotros no es sólo eso, y Cambiemos.
—¿Cómo definís y describís el frente que no es sólo kirchnerismo?
—El Frente Juntos es una construcción de catorce partidos que van desde el Frente Renovador hasta el Partido Comunista, para tomar dos referencias con cierta distancia. Acá hay un ejemplo de que se puede lograr una síntesis, que ya se venía construyendo hace años y que se amplió para estas elecciones. Tuvimos internas con dos fórmulas muy fuertes a gobernador y vice. Una de María Eugenia Bielsa y Danilo Capitani y la de Omar Perotti y Alejandra Rodenas, que fue la ganadora. Llegamos a las elecciones del 16 de junio con el ordenamiento del espacio que nos dejaron las Paso. Adentro tenemos enormes matices, pero estos lo hacen mucho más potente porque esas divergencias no alcanzan tan importantes como para dejar de entender que la diferencia principal es con el macrismo.
—¿Y hasta donde de amplio creés que debería ser ese frente?
—Bueno, yo hubiera deseado que en un escenario nacional el Socialismo juegue en unas Paso donde también participemos nosotros. Y tengo divergencias en lo local, enormes. Por eso proponemos nuestros candidatos a concejales, intendente, y a gobernador. Diferencias que tienen que ver con una provincia y una ciudad que no ha podido resolver grandes problemas que le son propios y en algunos casos históricos, las enormes desigualdades en nuestra ciudad, después de 30 años de gestión que no se han podido resolver, que no surgen de un fatalismo o exclusivamente de las políticas nacionales que han golpeado duramente a Rosario. Surgen de un modelo y una visión de desarrollo urbano donde es el mercado sus reglas y que diagramó gran parte de la ciudad. O con un modelo de transporte, que para mi es un árbitro en la vida social y económica que dice quien tiene roja, y quien se queda afuera de la ciudad, quien tiene amarilla y más o menos logra tener algo de movilidad, y quien tiene verde y está integrado. O a la hora de pensar las prioridades de la obra pública y los servicios públicos. Y con la provincia nos pasa otro tanto.