Tras 20 años de negociaciones, el Mercosur y la UE cerraron un acuerdo comercial impensable si en la Argentina y Brasil los presidentes no fueran Mauricio Macri y Jair Bolsonaro. Ambos bloques reúnen casi el 25% del PBI mundial.

Lo cierto es que el Mercado Común del Sur (Mercosur) firmó este viernes en Bruselas un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE), tras dos largas décadas de negociaciones.

La delegación de Uruguay, en su cuenta de Twitter, informó: «Con gran orgullo anunciamos la finalización de las negociaciones Mercosur-Unión Europea».

En un comunicado, el gobierno de Uruguay explicó que el acuerdo «es el primero de gran impacto comercial que alcanza el Mercosur con terceros. En un contexto global de aumento del proteccionismo», ambos bloques «construyen una zona de libre comercio y apuestan a la cooperación para el fomento del crecimiento económico, el empleo y las inversiones, en beneficio de sus pueblos», destaca el texto.

Los negociadores europeos y latinoamericanos han estado discutiendo estos días en Bruselas las últimas líneas del acuerdo. Del lado europeo, entre los negociadores estuvieron el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, y los comisarios de Comercio, Cecilia Malmström, así como el de Agricultura, Phil Hogan; mientras que por parte del Mercosur participaron los ministros de Exteriores de los cuatro países del bloque (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay). Las negociaciones involucraban a los 28 países de la UE y las cuatro naciones que forman parte del Mercosur.

El gobierno de Mauricio Macri anunció este viernes que el Mercosur y la Unión Europea alcanzaron un acuerdo para convertirse en «socios estratégicos».

Foto: Minuto1

Las concesiones del Mercosur para poder firmar

No existiría el acuerdo de libre comercio firmado sin la llegada de Macri y de Michel Temer primero, y Bolsonaro después, a los gobiernos de la Argentina y Brasil. Sus improntas neoliberales hicieron que rápidamente abandonaran la gran mayoría de las condiciones que pretendía imponer el bloque sudamericano.

En ese sentido, el Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (Ocipex) estableció punto por punto todas las concesiones que hizo el Mercosur en favor de las demandas de la UE desde 2015.

  • En primer lugar, el Mercosur aceptó liberalizar el 90% de su comercio bilateral con la Unión Europea. También aceptó remover aranceles para Todas las autopartes procedentes de la UE, las que pasarán a desgravarse de manera lineal en 15 años.
  • En el caso de los vehículos terminados, la desgravación también es a 15 años, pero con un período de carencia de 7 años, lo cual será compensado con una cuota anual para el ingreso de 50.000 unidades procedentes de la UE.
  • La Unión Europea demandó la extensión de plazos de protección y exclusividad sobre los datos de prueba de los medicamentos. Estas medidas aumentan el precio de los fármacos y retrasan la aparición de genéricos.
  • En materia de compras públicas, la UE demandó acceso a mercado a los proveedores europeos a través del principio de Trato Nacional. Esto implica que se abrirá la posibilidad para que empresas europeas participen de la construcción de rutas, líneas ferroviarias y puertos, y les permitirá adjudicarse contratos para la provisión de equipamiento al Estado en las mismas condiciones que sus pares locales.
  • La UE demandó criterios flexibles que le permitan la utilización de insumos de terceros países (principalmente de Asia) en sectores que son muy sensibles a la liberalización como textil, químico, siderúrgico y calzado. Esto permite que, una vez ingresada la mercadería a la eurozona, las empresas lleven adelante procesos mínimos de terminación para luego certificar que se trata de un producto europeo y entrar sin arancel al Mercosur.
  • La UE demandó acceso y trato no discriminatorio para los buques de navieras europeas en operaciones que actualmente están permitidas exclusivamente a embarcaciones del Mercosur. Entre ellas, se destacan el transporte binacional de carga y pasajeros, «feedering» (carga de containers desde un puerto internacional a puertos del Mercosur), transporte multimodal (cuando se agrega un tramo por tierra al transporte marítimo) y servicios portuarios auxiliares.
  • La UE exigió el fin de los Requisitos de Desempeño (RD) en lo referido a bienes, servicios e inversiones. Los RD permiten conectar la inversión con el desarrollo, al exigir, entre otras cosas: un porcentaje de contenido nacional en las exportaciones y un porcentaje de compras de insumos en el país. En el caso de la Argentina, esto sería lisa y llanamente incompatible con la vigencia de la Ley de Software, Ley de Autopartes y el programa de Energías Renovables, por mencionar algunos. Esto llevaría, entre otras cosas, a dar por tierra con las cadenas de proveedores locales de empresas como YPF o Aerolíneas Argentinas, que deberían permitirles a firmas europeas ser parte en licitaciones y contratos en igualdad de condiciones.

800 millones de consumidores

Las conversaciones comenzaron en 1999 y durante seis años estuvieron estancadas para ser retomadas en 2010. El mercado entre los países de la UE y los del Mercosur —que fue creado en 1991— alcanzó los 88.000 millones de euros en 2018. En conjunto, los bloques reúnen un promedio de casi 800 millones de consumidores, casi una cuarta parte del PBI mundial y con más de 100.000 millones de dólares en comercio bilateral de bienes y servicios.

En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina destacó que «el acuerdo dará oportunidades para exportar a un mercado con más de 500 millones de habitantes con un PBI per capita promedio de 34.000 dólares».

El Ejecutivo indicó que se trata de «un hito para la inserción internacional de la Argentina» porque, entre otras cosas, «aumenta las exportaciones de las economías regionales» y «consolida la participación de las empresas en cadenas globales de valor y promueve la llegada de inversiones».

Por su parte, Brasil se felicitó por el pacto firmado. «El acuerdo es un marco histórico en relación entre el Mercosur y la Unión Europea (…) y resalta el compromiso de ambos bloques, en un momento de tensión e incertidumbre con el comercio internacional», indicaron en un comunicado conjuntos los ministerios de Economía y Exteriores.

Ante las amenazas lanzadas el jueves por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, de no firmar el tratado si Brasil abandonaba el Acuerdo de París sobre el clima, el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, confirmó su compromiso este mismo viernes, desde la ciudad japonesa de Osaka, donde se celebra la cumbre del G-20.

Los agricultores europeos también manifestaron estos días su preocupación por la entrada de carne vacuna del Mercosur, por lo que Francia, Irlanda, Bélgica y Polonia enviaron una carta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, expresando sus inquietudes. Este viernes Phil Hogan, comisario europeo de Agricultura, aseguró que el acuerdo comercial será «justo y equilibrado con oportunidades y beneficios para ambos lados».

El acuerdo debe ser sometido a una revisión legal para luego ser traducido, firmado y remitido a los respectivos Parlamentos, con el objetivo de que sea finalmente ratificado.

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