Ibar Pérez Corradi, testigo protegido detenido en el penal de Marcos Paz, reveló que ambos ministros le pidieron implicar a Aníbal Fernández en el triple crimen de la efedrina. Al negarse, asegura que lo castigaron en represalia.
La maniobra fue hecha pública en una entrevista exclusiva con El Destape en la que Pérez Corradi, preso por tráfico de efedrina, confesó que al no inculpar a Aníbal Fernández, el acuerdo validado por Patricia Bullrich se rompió: “Ellos estaban esperando que diga cosas de Aníbal Fernández que no eran así y se enojaron por eso”, sostuvo el arrepentido.
Como ya había adelantado El Destape, “el Ministerio de Justicia, de Germán Garavano, utiliza el Programa de Protección de Testigos e Imputados para presionar y direccionar declaraciones contra ex funcionarios kirchneristas. Pérez Corradi es la contracara de Leonardo Fariña, quien siguió al pie de la letra un guión armado para implicar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la causa por la obra pública durante el Gobierno anterior, como denunció su abogada Giselle Robles, y recibió beneficios extraordinarios, como tener Osde por más de 9.500 pesos mensuales, pagada por el Gobierno”.
El portal de noticias dialogó con Pérez Corradi, quien desde el pabellón 7 del penal de Marcos Paz, donde se encuentran alojados los testigos protegidos, reveló que en tiempos en que se encontraba prófugo en Paraguay, en 2016, y durante la negociación encarada para llevar adelante su extradición a la Argentina, “Dalmau Pereyra viajó a Asunción para eso”, ni más ni menos que para plantearle que debía involucrar a Aníbal Fernández en el triple crimen de General Rodríguez.
El testigo protegido aclaró quién es Dalmau Pereyra: “Era uno que estaba en la Agencia Federal de Inteligencia y ahora está en la Embajada de Chile, creo”.
Pérez Corradi no nunca se comprometió y no dijo a su interlocutor “que iba a declarar eso”, y que por eso el buen trato con él “duró apenas dos o tres semanas”. Es más, sostuvo que “ellos (por el Gobierno) quedaron en que me iban a traer las pruebas”, y consultado acerca de si había recibido esas evidencias, respondió: “No, no”.
La extradición, al fin y al cabo, se produjo, y el abogado de Pérez Corradi, Carlos Broitman le confió a El Destape que su cliente “pidió dos cosas: que lo cuiden, estar bajo el sistema de protección de testigos y que no quería volver al servicio penitenciario federal”..
La web indica que “este acuerdo fue refrendado por Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, que se inmiscuyó en un área que no le corresponde, ya que eso debe ordenarlo un juez”. Y agrega que a través de un documento exclusivo al que accedió ese medio, “la funcionaria se comprometió a que Pérez Corradi no estaría dentro del Servicio Penitenciario Federal ni Bonaerense, siempre y cuando brinde los datos que dijo que tenía para brindar, y que su familia iba a ingresar al Programa de Protección de Testigos”.
Pérez Corradi aseguró: “Bullrich se compromete a que no iba a estar nunca en un complejo federal ni bonaerense. Parece que, como lo dije en un juicio, que la firma de la Ministra de Seguridad vale menos que la palabra de una meretriz transexual adicta al paco. Eso lo dije en un juicio, está la filmación y todo”.
El Destape, de todos modos, informó que “en esas negociaciones él no tuvo contacto directo con la funcionaria macrista”, según aclaró el propio testigo protegido.
El medio le preguntó “si el Gobierno le manifestó abiertamente que querían que implicara al ex candidato a gobernador del peronismo, y Pérez Corradi respondió: “Dalmau Pereyra viajó a Asunción para eso. Era uno que estaba en la AFI y ahora está en la Embajada de Chile, creo”. Acto seguido, señaló que la “luna de miel” o el buen trato para con él duró “poco, dos semanas, tres semanas. Pero tampoco fue que les dije que iba a declarar eso. Ellos quedaron en que me iban a traer las pruebas”, pero eso nunca ocurrió.
¿Y Fariña, el arrepentido VIP?
Luego de ser extraditado, Pérez Corradi estuvo detenido en en Retiro, en el edificio Centinela, de la Gendarmería. Allí confesó haber “estado más tranquilo porque no tenía que codearse con el personal del Servicio Penitenciario, pero luego fue trasladado al penal de Marcos Paz donde, hace una semana, está en huelga de hambre junto a otros Testigos Protegidos”.
El arrepentido relató: “Estamos los tres testigos protegidos en huelga de hambre porque la comida que mandan acá no se puede comer y a las visitas nuestras no las dejan pasar con comida. A mí, en particular, no me traen mi visita hace dos meses. No es que estamos reclamando excarcelación o domiciliaria. Estamos reclamando comida”.
El sitio de noticias destacó que “a contramano de (Leonardo) Fariña, que recibió un departamento, libertad de movimientos y es beneficiario de la prepaga Osde por más de 9.500 mensuales, según pudo corroborar El Destape, Pérez Corradi no recibe alimentos aptos, según denunció. Pero no es el único problema. La seguridad de un protegido dentro del penal tampoco es buena: «La seguridad que tenemos es como de castigo. O sea, un preso normal secuestra al encargado, le mete una puñalada. Bueno, al preso que hace eso lo mandan al pabellón de castigo, que es el pabellón 7, donde estamos nosotros, todos saben que estamos acá. Y en el pabellón de castigo están encerrados todo el día y los dejan salir una hora por día. Así nos tienen a nosotros, a mi hace dos años»”.
El Destape le preguntó si tenía conocimiento de otros testigos protegidos que hayan atravesado la misma situación que él y mencionó el caso del empresario Mariano Martínez Rojas: “Estaba acá preso conmigo y le dijeron que tenía que hablar mal de Cristina”. Según su relato, “cuando él declaró las cosas que le pedían, lo sacaron de la cárcel y lo mandaron a la domiciliaria. Estaba en una quinta con pileta, con quincho, todo”.
Pero algo cambió, porque Pérez Corradi contó: “Después no sé qué problema hubo, no quiso seguir mintiendo y lo sacaron del Programa enseguida”. Y en ese sentido, se le consultó si seguir un guión del Ministerio mejora automáticamente el estilo de vida de los protegidos y respondió, tajantemente: “Sí”.