Después de la virtual cesación de pagos, el Presidente insistió en eludir toda responsabilidad, y manifestó: “Los argentinos estamos viviendo a partir del resultado de las Paso un clima de preocupación y de angustia”.
Con el dólar a 62 pesos, con el Fondo Monetario Internacional que le retiró la mano, con los peores indicadores económicos de los últimos años, con el riesgo país sin techo, Mauricio Macri no encuentra otra forma de explicar el desastre financiero y macroeconómico que adjudicarlo al resultado de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) del 11 de agosto pasado.
El mandatario encabezó la ceremonia de botadura del buque Santiago S., en los talleres navales del astillero Tandanor y recordó que se logró botar también al buque Almirante Irízar, tras “10 años de estar parado”.
Macri quiso mostrar preocupación –“Estamos focalizados en reducir el impacto de la inflación y de la incertidumbre”–, y sostuvo, sin ruborizarse que se “está haciendo cargo de la deuda, sin especular, sin patear los problemas para adelante”.
Asimismo, advirtió, como ajeno al clima de odio que generan las declaraciones de sus funcionarios y aliados y las propias e intentando involucrar a la oposición: “Tenemos 59 días antes de llegar a las elecciones. Que transcurran de la mejor manera es mi responsabilidad como Presidente, pero nunca depende sólo de un gobierno. Todos los que ocupamos de alguna u otra manera el rol de liderazgo en nuestro país sabemos el peso que tiene cada paso que damos y cómo incide en el presente y el futuro de los argentinos”.
Para Macri, luego de las Paso “se ha generado una incertidumbre política”, las cuales, sostuvo, “han tenido lamentablemente consecuencias económicas”.
En tren de mostrarse contemplativo, señaló, refiriéndose a los votantes, que
“expresaron en las Paso el cansancio de nadar contra la corriente hace mucho tiempo y especialmente el último año y medio, que fue muy duro para todos”, y acto seguido cerró la idea: “Entiendo el desahogo y el enojo de muchos argentinos”.