Hacía dos días que Néstor Kirchner había asumido la presidencia de la Nación en mayo de 2003 cuando decidió viajar a Entre Ríos a resolver un conflicto docente que tenía a la provincia sin clases. No era la única. Pero allí se acordó con la Ctera –en ese momento a cargo de Marta Maffei– atender a las demandas salariales e iniciar el año escolar sin más demora. El hecho es histórico porque marcaba la presencia de la Nación en los conflictos provinciales y con ese primer acto de gobierno se dejaba ver claramente que la educación era un derecho que importaba hacer cumplir.

Kirchner viajó a Entre Ríos con su flamante ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, quien lo acompañó en los cuatro años de su mandato. Hasta entonces, ningún otro titular de la cartera educativa, desde el gobierno de Hipólito Yrigoyen, lo había hecho.

Aquella movida hasta Entre Ríos no se quedó en la foto, derivó en la primera de las leyes que marcaron las políticas de Estado en materia educativa de los gobiernos de Néstor y Cristina. La ley de los 180 días de clases –así conocida– sancionada en 2003 que fija este calendario escolar mínimo a cumplir, pero sobre todo obliga a la Nación a asistir financieramente a las provincias, en caso de no poder abonar los salarios, y garantizar así el ciclo lectivo. Entre 2005 y 2006 se aprobaron las leyes de educación técnica profesional, la de financiamiento educativo, la de educación nacional y la de educación sexual integral. Más tarde, en 2014, se hizo extensiva la obligatoriedad de la enseñanza a la sala de 4 de nivel inicial.

No preguntó de qué color político era Entre Ríos –gobernaba el radicalismo–, a él le importaba el derecho a la educación. En ese gesto y actitud marcó cuál era el camino”, expresó el ahora diputado nacional Daniel Filmus, sobre aquella decisión de Néstor Kirchner en 2003. La valoración la hizo en el Congreso de Educación “Paulo Freire” realizado a principios de este mes, en el Instituto Superior N°16 Bernardo Houssay. Un encuentro organizado por el Centro de Estudiantes Paulo Freire y la agrupación docente “Rodolfo Puiggrós”.

Ante una sala repleta de estudiantes y docentes, Filmus usó aquel recuerdo para aludir a las políticas educativas de Cambiemos. “Este gobierno no cumplió con ninguna de estas leyes. Ahí están, marcan cuál es el camino. Las leyes marcan los gobiernos. Una ley educativa es un proyecto de Nación, un modelo de país”, diferenció y recordó que, por ejemplo, hoy prácticamente no existe ni el Instituto Nacional de Educación Técnica (Inet) ni el de Formación Docente (Infod). Y sobre todo que se llevó la inversión educativa que superaba el 6 por ciento del PBI al 5.1. “Lo primero es recuperar la inversión”, marcó como una tarea prioritaria para el próximo gobierno.

Más adelante ubicó a este conjunto de normas como “una brújula” para orientar los temas educativos a atender a partir del 10 de diciembre.

Los desafíos

El tema central del panel del que participaba Filmus era “Los desafíos de la educación”. Para responder a esa consigna, el ex ministro invitó a hacer un ejercicio pensando en lo inmediato y en el largo plazo. En lo inmediato –señaló- hay que resolver el problema del hambre y las situaciones sociales acuciantes más elementales. También los problemas de infraestructura y la necesaria convocatoria a la paritaria nacional docente. “Ninguna de estas prioridades es pedagógica”, advirtió sobre las primeras urgencias que deberá atender sí o sí el próximo gobierno.

El gran desafío –anticipó Filmus- será que la escuela recupere su centralidad en lo pedagógico. “Lo distinto del tiempo que viene es el de la calidad”, consideró y subrayó la decisión de que las chicas y los chicos no solo estén en las escuelas, sino que el Estado les asegure el derecho a acceder a los saberes, valores y competencias, que el tiempo escolar les debe proveer.

Hoy, desgraciadamente, nuestros docentes y directivos están más preocupados por lo social que por lo pedagógico, y eso lo deben resolver la política y la economía. En la coyuntura no tenemos más remedio que atenderlo. Pero el desafío es volver a colocar en el centro de la discusión a la escuela, a la enseñanza, a lo pedagógico, al saber, aquello que permite que nuestros chicos piensen libremente”, propuso el ex ministro.

Y para que quede más en claro el valor de recuperar la centralidad en la escuela, expresó: “No hay democracia, ni igualdad, ni identidad ni derecho al trabajo igualitario sin escuela”.

Nuestro modelo de país es para el ciento por ciento de los argentinos. Todos tienen derecho de ir a la escuela pero también acceder en calidad”, insistió y propuso algunas metas clave de atención inmediata. Entre ellas, que todas escuelas deberán ser de jornada extendida; que la escuela secundaria deje de ser de “profesores taxi” (“porque los procesos de aprendizaje son personalizados y el conocimiento no se puede dar en forma fragmentada, sino va a seguir siendo expulsiva”, argumentó); pensar una secundaria más vocacional; que todas las escuelas con una segunda lengua extranjera o de pueblos originarios; y un trabajo escolar asociado a las nuevas tecnologías.

Tema docente

Una educación de calidad es un docente de calidad”, definió sobre uno de los retos principales del próximo gobierno y aseguró que “no hay otra manera más que formar los mejores docentes, con los mejores salarios y condiciones de trabajo”.

Invitó a pensar cómo las políticas cuidan, jerarquizan y valoran el trabajo de enseñar. En especial para recriminar las políticas de descalificación permanentes de Cambiemos hacia el magisterio. Filmus graficó esta idea recordando el llamado de la gobernadora María Eugenia Vidal a los “voluntarios” para dar clases en lugar de quienes estaban en huelga. “Eso desnuda cómo se los piensa a los docentes”, añadió, además de señalar que lo que busca el macrismo es transformar la tarea docente en un trabajo nada profesional.

El congreso transcurrió hacia el final entre varias anécdotas que llamaban a reflexionar desde una perspectiva de la pedagogía de Paulo Freire. Invitó entonces -una vez más- a aceptar “el desafío de volver a poner en el centro de la escena el saber, lo pedagógico”. Y a profundizar en la idea de “docentes como creadores de conocimientos”.

Filmus recreó una metáfora para también hablar de los desafíos que tienen la docencia y la necesaria vuelta de la pedagogía a la escena de las discusiones. Hay una calle –invitó a pensar- con dos veredas, una del “saber elaborado” y la otra la del “saber popular”, por el medio pasan camiones. “Si yo estoy en la del ‘saber elaborado’ y llamo al alumno desde mi vereda, y el alumno cruza desde el «saber popular» al «saber elaborado», lo van a pisar”, dijo y propuso pensar que para superar ese riesgo el primer desafío profesional pasa por “ir hasta la cultura del ‘saber popular’ del alumno, darle la mano, querer, amar, respetar esa cultura y cruzar de la mano hasta la vereda del «saber elaborado»”.

Insistió en marcar ese cruce respetuoso de saberes como el eje central que hace a la profesión docente. También de la pasión necesaria que requiere el acto educativo, para llegar a la cultura popular y dar la mano que acompaña hacia el conocimiento elaborado que ofrece la escuela.

El espacio donde se dio esta disertación –el Congreso Paulo Freire– fue más que favorable para seguir reflexionando sobre cómo recuperar la centralidad en lo pedagógico: un profesorado, donde se encuentran día a día quienes eligen abrazar la docencia. Había docentes y sobre todo estudiantes, organizadas y organizados en su centro, que dejaron con semejante trabajo organizativo un mensaje esperanzador: lo mejor está por venir.

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