Los militares cogobiernan Chile. Hay toque de queda y el presidente, Sebastián Piñera, le declaró la guerra al pueblo. Las fuerzas de seguridad matan, violan, torturan y hacen desaparecer gente, como en la dictadura de Pinochet. Y los medios hegemónicos encubren la matanza.
La derecha regional tambalea. Los gobiernos saqueadores están teniendo graves problemas para sostenerse. Primero estalló Ecuador. El ajuste neoliberal del Judas regional, Lenin Moreno hartó al pueblo, que se volcó a la calle. Moreno optó por la represión brutal primero, y ahora intenta desactivar y dividir la protesta a través de un diálogo tramposo que no convence a nadie. El final está abierto.
En la Argentina, el rechazo al neoliberalismo se expresó también en las calles, con miles de multitudinarias movilizaciones callejeras durante los cuatro años de pesadilla macrista. Y todo indica que el acto final será a través de las urnas.
La sublevación en las calles de Chile se inició el 7 de octubre con movilizaciones de estudiantes secundarios por la suba del boleto de subte. Pero esto fue apenas el detonante de un viejo malestar de la sociedad, tras 45 años de neoliberalismo. Los motivos profundos, estructurales son la desigualdad social, los bajos salarios, la precarización laboral, las jubilaciones de hambre, el transporte caro, la educación y salud públicas sin presupuesto y de mala calidad. Un país para pocos.
El 1 por ciento más rico de la población se apropia del 27 por ciento de la riqueza. El 50 por ciento más pobre sólo del 2,1 por ciento.
En su primer discurso, Piñera sinceró lo que significa la guerra social contra el pueblo. Y ejemplificó el concepto de genocidio social.
Por su parte, su esposa, Cecilia Morel, hizo un aporte invalorable a los estudios sobre la otredad, la discriminación y la exclusión: calificó a los que protestaron de “alienígenas”
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, afirmó que su país está “en guerra contra un enemigo poderoso e implacable”, al que responsabilizó por los disturbios.
“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada ni a nadie, y que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite, incluso cuando significa la pérdida de vidas humanas”, dijo el mandatario en su primer discurso.
El mandatario sostuvo que “el único propósito” de ese enemigo es el de “producir el mayor daño posible” y agregó: “Ellos están en guerra contra todos los chilenos que quieren vivir en democracia”.
“Hay que tomar partido y llamo a toda las fuerzas políticas a condenar con total fortaleza esta delincuencia; hay algunos que lo han hecho en un espacio de ambigüedad, ellos no están contribuyendo a la paz de nuestros compatriotas”, indicó.
El mandatario sostuvo que las autoridades hicieron “un esfuerzo gigantesco” para lograr que hoy “sea un día lo más normal posible”, con la habilitación de una de las líneas de metro (subte) pese a los daños causados a la infraestructura de ese medio.
“Les pido a todos mis compatriotas que nos unamos en esta batalla que no podemos perder, que nos ayudemos a que todos los demás tengamos mañana (por hoy) un día lo más normal posible y que logremos por fin empezar a ganar esta batalla”, exhortó.
“No vamos a permitir que los delincuentes se sientan dueños de este país”, advirtió Piñera en su primer discurso. Pero luego, a los pocos días, y tras comprobar que la masacre que ordenó no lograba hacer retroceder las protestas, cambió de posición, pidió perdón, atendió la “agenda social” y descubrió, incluso, que existe la injusticia social.
Morel ofreció un ejemplo muy claro de cómo la oligarquía ve al pueblo en una serie de audios que se filtraron: “Amiga, yo creo que lo más importante es tratar de nosotros mantener la cabeza fría, no seguir calentándonos, porque lo que viene es muy, muy, muy grave”, comienza la nota de voz.
“Adelantaron el toque de queda porque se supo que la estrategia es romper toda la cadena de abastecimiento, de alimentos, incluso en algunas zonas el agua, las farmacias, intentaron quemar un hospital e intentaron tomarse el aeropuerto, o sea, estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice, y no tenemos las herramientas para combatirlas”, afirmó la esposa de Piñera.
“Por favor, mantengamos nosotros la calma, llamemos a la gente de buena voluntad, aprovechen de racionar la comida, y vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás“, dijo Morel.
Denuncian crímenes, torturas y vejaciones
El estado de excepción que implementó el gobierno de Piñera trajo las prácticas propias de la dictadura, lo que incluye torturas, violaciones y desapariciones. Los movimientos sociales y de derechos humanos denunciaron que muchas de las mujeres detenidas se encuentran desaparecidas. Además, las apresadas en Santiago de Chile fueron desnudadas delante del personal masculino, manoseadas en sus genitales y “les han metido la punta del fusil en la vagina mientras las amenazaban con violarlas y asesinarlas”, tal como surge de los testimonios recogidos por compañeras de detención, informó el diario Página 12.
La Comisión de Derechos Humanos de la OEA (CIDH) expresó su preocupación por denuncias hechas al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) sobre violencia sexual, desnudamientos forzados y torturas en el contexto de las detenciones de manifestantes. “Chile debe investigar y sancionar estos hechos con diligencia, así como la actuación policial y militar en las que se habría hecho uso desproporcionado de la fuerza contra civiles. El uso de la fuerza debe regirse por los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad”, expresó la CIDH.
Según las cifras del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) tras las jornadas de protestas del domingo hubo 2138 personas detenidas, entre ellas 243 niños, niñas y adolescentes y 407 mujeres.
Según informó Página 12, nueve de ellas fueron desnudadas en procedimientos policiales, en hechos sucedidos entre las comunas de Santiago, Maipú, Iquique, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Talca, Concepción, Valdivia, Temuco, Puerto Montt y Punta Arenas.
La abogada de Red Chilena Contra la Violencia hacia las mujeres, Silvana del Valle, explicó que «la violencia político-sexual ha sido un continuo en nuestro país y en toda la región durante las últimas décadas, dado que los aparatos policiales han sido educados para ser dispositivos patriarcales. Esto resuena durante la dictadura en Chile y en el periodo post dictatorial como una característica muy marcada de las policías».
En tanto, un grupo transversal de académicos de distintas ideologías exigieron a las autoridades poner fin al toque de queda y al Estado de Emergencia ante las lesiones y muertes propinadas por uniformados, además de pedir que los abogados garanticen el respeto de los derechos de los ciudadanos.
Un colectivo compuesto por 2.500 intelectuales, académicos, activistas y artistas de la región publicó una carta en repudio a “la grave situación en Chile”. El documento condena “de manera enérgica la suspensión de las libertades constitucionales que afectan a la población chilena tras la declaración del Estado de Emergencia, la represión policial, la salida de los militares a la calles y los toques de queda en diferentes regiones del país”.
Los firmantes hacen referencia a la profundización de la desigualdad, verificada a lo largo de los últimos años en varios países de América Latina. “Es importante señalar que si bien las protestas de los últimos días en Chile surgieron ante el alza del pasaje del metro de Santiago, son una respuesta ante una continuidad de abusos estructurales”, afirman. Frente a este cuadro de situación, el colectivo exige entre otras medidas el “cese inmediato de la represión aplicada en el marco del estado de excepción”, la “inmediata liberación de todas y todos los detenidos”, y la “suspensión de la aplicación de cualquier medida criminalizadora de la protesta para así abrir de manera urgente un espacio de diálogo y respeto con los distintos sectores sociales involucrados”.
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