Un informe reciente de la Unesco señala que al 9 de abril pasado, más del 91 % de la población estudiantil del mundo (aproximadamente 1.500 millones de niñas, niños y jóvenes) han sido afectados por el cierre de los edificios escolares en más de 180 países; una medida tomada para contener la propagación de la pandemia del Covid-19. En América latina y el Caribe, esta situación afecta a más de 156 millones de estudiantes. Para hacerle frente a los desafíos que genera, la Unesco impulsa una serie de recomendaciones para que adopten los países: la planificación del retorno a clases en los edificios escolares; las TIC (con y sin internet) al servicio de la continuidad del aprendizaje; mejorar las instalaciones hidrosanitarias en los establecimientos educativos para contener las reinfecciones y dar certeza sobre la estabilidad laboral y salarios del personal educativo, entre otras medidas.

El estudio en cuestión de la Unesco se llama “Lineamientos para una respuesta educativa integral frente al Covid-19” (disponible para leer en unesco.org). Y según se detalla, se propone a partir de los desafíos “sin precedentes” que plantea el cierre de los establecimientos educativos, tanto “para los gobiernos, estudiantes, padres, madres, personal docente, trabajadores de la educación y cuidadores, especialmente en materia de poder garantizar la continuidad del aprendizaje”. Es en ese contexto que se reúnen varias recomendaciones comunes y de carácter urgente de adoptar.

Las recomendaciones

Tal como expresa la Unesco, “el propósito de este breve documento es brindar algunas recomendaciones que permitan a las autoridades educativas mitigar el impacto de la crisis en el corto y mediano plazo”.

Entre esos lineamientos, figuran: “mantener firmes las medidas sanitarias necesarias que correspondan al sector educativo para proteger la vida, la seguridad y la salud de todas las personas”; además de “involucrar al profesorado y a sus organizaciones en las medidas de emergencia, y fortalecer la colaboración e intercambio entre países, con la cooperación internacional y las organizaciones sociales nacionales”.

También se recomiendan medidas para planificar el retorno a las clases en los edificios escolares, donde se menciona “la necesidad de desarrollar planes de nivelación y aceleración para atender las diversas necesidades del estudiantado”.

Otras medidas están directamente relacionadas con el cuidado de los edificios escolares, como las de “prever desde ahora las inversiones necesarias para mejorar las instalaciones hidrosanitarias en los establecimientos educativos, con el fin de contener las reinfecciones en el retorno a clases”; además de “preparar protocolos de seguridad sanitaria que incluyan procedimientos y prácticas necesarias para el retorno a las actividades escolares y proteger y preservar las instituciones educativas como espacios seguros, previendo medidas para proteger la infraestructura (mobiliario, equipamiento, etc.) mientras dure la emergencia”.

Respecto de los aspectos programáticos impulsa que se asegure el apoyo a las familias y a los grupos más vulnerables, especialmente asegurando la continuidad de los servicios de alimentación escolar. También la provisión de útiles escolares, entrega de becas y programas educativos que prioricen la educación a “poblaciones en situación de desventaja acumulada, como personas con discapacidades, migrantes, refugiados y desplazados, pueblos indígenas, entre otras”.

La Unesco también se detiene en el apoyo a las y los docentes, con una serie de recomendaciones a los gobiernos y medidas a tomar: capacitar y acompañar al personal docente, directivos y personal responsable de los ministerios de Educación para el trabajo a distancia y “asegurar y conservar los empleos y salarios del personal educativo, especialmente aquel con contratos temporales, de substitución, por hora, etc., y proteger los derechos laborales del personal docente, directivo y asistentes de la educación”.

En relación con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación disponibles, señala la necesidad de “diversificar estrategias y medios educativos para no depender únicamente de las que se imparten a través de internet”. Además –entre otras sugerencias- “priorizar algunos contenidos educativos clave durante la emergencia, dado que para la mayoría de los países no será factible la cobertura completa de los currículos”.

También se impulsa que los gobiernos aseguren “una reorganización del calendario escolar dando mayor flexibilidad, pero buscando garantizar el bienestar y los procesos de enseñanza y aprendizaje”.

El documento de la Unesco está disponible en una plataforma regional en el sitio web de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe, donde se acopia información sobre el impacto del Covid-19 en los sistemas educativos de la región. Trabajo que cuenta con la colaboración del Grupo Regional de Educación de América Latina y el Caribe, coordinado por Unicef y Save The Children. La información está disponible en: https://es.unesco.org/fieldoffice/santiago/covid-19-education-alc

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