En junio del 2000, la empresa Domingo Lentini cerró y, como indemnización, los trabajadores recibieron las máquinas. En un contexto de plena incertidumbre y a partir de la decisión de sostener su fuente de trabajo, optaron por buscar una nueva sede, trasladar las máquinas y seguir con las actividades.

“Cuando empezamos no teníamos trabajo ni plata. El primer año sobrevivimos con el seguro de desempleo. Ahora es diferente, por lo menos tenemos trabajo”, cuenta Omar Pucciano, uno de los trabajadores de la cooperativa de trabajo Herramientas Unión.

Actualmente la cooperativa cuenta con máquinas rectificadoras, torno, fresadora universal, limadora, proyector de perfiles Nikon y un horno para realizar el tratamiento térmico de las herramientas. Además, disponen del equipamiento necesario para el control de la dureza y la calidad de las herramientas y desde hace años reciben a estudiantes de los colegios técnicos para que puedan realizar sus prácticas laborales.

Un punto fundamental que les permitió sortear el cimbronazo del coronavirus sin padecer grandes consecuencias fue que se constituyeron como proveedores de SanCor, Mastellone, Celulosa y distintos aserraderos. Por esa razón, la llegada de la pandemia modificó el ritmo que venían sosteniendo, pero supieron responder rápidamente: pidieron las habilitaciones para actividades esenciales y continuaron trabajando normalmente hasta el paro de colectivos.

Desde entonces, hay algunos integrantes que no pueden asistir a cumplir su turno por cuestiones vinculadas a la prevención de la pandemia y otros por no contar con movilidad. Por esa razón, tuvieron que readaptar las tareas y hay veces que deben ocupar dos o tres máquinas a la vez. Sin embargo, mantuvieron los pedidos que tenían en preparación.

“Si logramos renovar una orden de trabajo a la que estamos dedicados ahora, que es muy importante, vamos a andar bien, si no, ahí vamos a quedar ajustados”, explica Pucciano, y agrega que, si bien habían empezado a entablar contactos con el gobierno provincial, con la llegada de la pandemia decidieron enfocarse en sus actividades y dejar para más adelante el trámite de asistencias estatales.

“Cuando empezamos a tener contacto con el gobierno provincial, vino la pandemia y la fuimos sobrellevando. De cara al futuro, todos se quejan, pero en nuestro caso, si renovamos esa orden de trabajo grande, estaríamos bien”, apunta el trabajador.

Actualmente están trabajando cuatro personas: tres ingresan bien temprano a la mañana, y otro llega alrededor de las once y se queda hasta las cinco de la tarde. El mayor impacto lo sufrieron al retrasarse las entregas de algunos trabajos y en el pago del alquiler, las tarifas de electricidad y algunos cheques que fueron devueltos y finalmente lograron cubrir. La determinación fue unánime: seguir con las tareas como único modo para sortear la falta de certezas.

“Más adelante, lo que necesitaríamos son créditos para materia prima. En este momento no estamos sintiendo tanto el efecto de la pandemia y la falta de trabajo, pero más adelante no sé qué va a pasar porque el panorama es muy confuso”, resume.

Los medios a lo último

Mariano Carreras es uno de los periodistas del Correo de Firmat, un diario histórico de la localidad del sur santafesino que en 2017 fue recuperado por sus trabajadores que se organizaron como cooperativa y sostuvieron la edición. El paso hacia una nueva forma de organización lo dieron en un contexto marcado por los conflictos en Vasalli, la empresa más importante y que moviliza buena parte de la vida económica y social de la ciudad.

Carreras señala que ese año se plantearon algunas dificultades financieras que se agravaron y se alcanzaron momentos de tensión con la antigua dueña. Los trabajadores se acercaron a experiencias de otros medios cooperativos y recibieron la orientación del área de Economía Solidaria del Ministerio de Producción de la Provincia para iniciar negociaciones. Finalmente, se quedaron con el nombre y algunas máquinas del diario.

“Fue una gran incertidumbre y un gran desafío, mucha gente nos decía que era una locura. Algunos creíamos en eso, otros no tanto, pero con el correr de los meses, todos estamos contentos por sostener un periódico que tiene 105 años”, cuenta Carreras, y especifica que fueron los suscriptores los que constituyeron el patrimonio fundamental que les permitió sustentarse.

Actualmente buscan nuevos horizontes con proyectos vinculados a lo educativo y al fomento del cooperativismos y asistencia de instituciones junto con el banco Credicoop. “Somos más que un medio, somos una institución”, define el periodista que explica que, a partir de la pandemia, estuvieron un mes sin salir en papel y se volcaron plenamente a la edición digital. Eso implicó un sacudón económico fuerte porque las ventas del diario en papel es uno de los ingresos principales.

“Todas las cooperativas estamos atravesando un momento muy difícil, porque venimos de años complicados y la pandemia fue la tormenta perfecta para agravar los problemas. Estamos tratando de sostener lo que tenemos”, señala.

Los periódicos son desinfectados con cañones de ozono que les presta la Municipalidad. Ese proceso lentificó los repartos. Las restricciones en el ingreso a los pueblos agregaron dificultades para llegar a todas las localidades. “Dentro de todo ya alcanzamos una normalidad, pero muy entre comillas”, dice Carreras, y apunta que trataron de reducir a la mitad la gente en la redacción.

El golpe a la economía que provocó el Covid-19 alcanza a todos los sectores, pero tiene diferentes graduaciones. En el caso de las cooperativas de comunicación, las alteraciones se acoplaron a una serie de dificultades que se venían acarreando. “Buscamos alternativas y contactarnos con otras cooperativas para crear soluciones comunes. Algunas personas pagaron varios meses juntos como medio de apoyo y hubo algunas respuestas del Estado achicando deudas”, dice Carreras.

En medio de este panorama tuvieron que rever toda su planificación: “El ahorro que teníamos para posibles inversiones, lo utilizamos para subsistir. Ahora esperamos mayor consideración de la Provincia y de la Nación en relación a los medios cooperativos. El Estado está teniendo un rol importante en atender a las dificultades generales, pero hay algunos sectores que no hemos sido visibilizados. Ahí habrá que hacer foco porque esto se va a agudizar más aún”.

Para Carreras el cooperativismo es una oportunidad que les permitirá a muchos medios regionales mantenerse a flote, pero el “gran debate que se viene es plantear este cambio de época para los medios de comunicación, porque aquella persona que piensa en publicitar su producto, piensa más en las redes sociales. Esas modificaciones hacen necesario plantear una pregunta en torno a quién va a financiar el trabajo de los periodistas y comunicadores, porque está claro que hay un sector que lo financiaba que ya no lo va a hacer más y con los lectores solos no alcanza”.

Finalmente, sobre la necesidad de políticas de Estado para el sector, Carreras define: “Cuando hay tanta noticia falsa y se pudo palpar lo que es la infodemia, queda expresado el rol vital que cumplimos. Los representantes del Estado no lo han visto ni magnificado, pero si no toman cartas en el asunto, las dificultades se van a agravar”.

Fuente: El Eslabón

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