Este martes a las 19, se presenta el libro “Los rostros de la vida sobre el diván. Hacia una pedagogía de la alteridad”, del psicólogo y docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Marcelo Rocha. Es con una charla en vivo, gratuita, por Instagram. Rocha estará acompañado por el músico rosarino Fabián Gallardo y el reconocido psicoanalista Luciano Lutereau. Quienes deseen acceder, podrán hacerlo a través de la cuenta @psirocha.
“Tenemos un rostro físico que nos diferencia de los demás y marca nuestros propios rasgos, y un rostro psíquico que se transparenta en nuestras expresiones y emociones, que trazan las líneas y figuras de nuestro semblante. Tenemos además un rostro imaginario, que se moldea y define ante los vínculos con los otros desde aquello que piensan o presuponen de nosotros. La confluencia y coexistencia entre estos tres rostros conforma nuestro ser”, anticipa Rocha de su obra con la que invita a realizar un recorrido por la psiquis humana para mostrar de forma muy simple estos tres rostros con los que estamos hechos.
El libro -editado por Homo Sapiens- cuenta con un breve escrito inicial aportado por Juan David Nasio, uno de los psicoanalistas más reconocidos a nivel internacional, de quien Rocha se manifiesta como fiel seguidor en la lectura y la práctica clínica. Comienza con una introducción donde cuenta cómo surgió la idea de rostro para ser aplicada al campo terapéutico y la comprensión de la otredad. En las primeras páginas, abre la puerta del consultorio para mostrar lo que acontece en una escena con uno de sus pacientes, quien -ante una interpretación enunciada por él- muestra, de forma muy viva, su rostro sufriente, ése rostro psíquico oculto que al psicoanalista le interesa descubrir, con el fin de aliviar el dolor que ha quedado atrapado.
A lo largo de la obra, el autor invita a conocer las principales características de los rostros que son parte de la vida misma: la infancia, la adolescencia, la adultez, la soledad, la felicidad, el dolor, el sufrimiento, el amor, los vínculos, todas aquellas etapas y afectos propios de lo humano. Además, dedica un capítulo para realizar aportes a la pedagogía, en cuanto al objetivo que esta debería proponerse: enseñarles a las niñas y niños, desde el afecto y el respeto por las diferencias, a comprender y aceptar el rostro del otro.
“En tiempos donde el valor de la alteridad tiende a desdibujarse en la trama de los vínculos humanos, que se tornan cada vez más indiferentes, peligrosos o violentos, es necesario –dice Rocha- rescatar el concepto de rostro. Como si fuera poco, a ese resquebrajamiento de las cosas sensibles de la vida, hoy se le suma la invisible amenaza de un virus que produce más distancia”.
Rocha convoca, en este libro, a conocernos y conocer mejor el rostro del otro, rescata la ética propuesta por Emmanuel Levinas, le da un giro psicoanalítico a la comprensión de las emociones como aquello que no corresponde a la inteligencia y llama a no olvidar que “la vida se manifiesta dibujando sus efectos felices y dolorosos en los rostros de las personas.” De allí, la necesidad de seguir valorando “la mirada como aquello que todo lo dice de nosotros mismos”.
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