Cuarenta días después de que se decretara el aislamiento sanitario y obligatorio en todo el país, el Ministerio de Educación provincial presentó unos cuadernillos de trabajo para las escuelas santafesinas.
Muchos establecimientos escolares los recibieron en esa misma semana del anuncio, otros tuvieron que esperar un tiempito más y algunos todavía mantienen la esperanza.
Desde mucho antes, maestras y maestros hicieron, hacen, su trabajo.
Arrancaron “como pudieron”. Esto quiere decir meterle para adelante con los recursos conocidos y los que tuvieron que aprender a manejar sobre la marcha. Seguramente, con el tiempo se valorará más esta ingeniería pedagógica que permite sostener en plena pandemia un sistema educativo de más de 850 mil estudiantes. Y para quienes se distraen rápidamente ante ciertos datos, es bueno recordar que la enseñanza virtual se garantiza con los recursos propios de las y los docentes: pago de internet, datos móviles y poniendo sus propias herramientas de trabajo, en jornadas laborales donde se diluyen tiempos y espacios. Aparte de la tarea social desplegada, que daría para nota aparte.
“Nos está atravesando una pandemia, no sólo a nosotros, a la Argentina toda y al mundo entero. No son tiempos habituales, no son los tiempos de siempre…” son tiempos históricos, críticos, “todos los problemas hay que manejarlos en estas perspectivas”, respondía categórica la ministra Cantero al ser consultada por el cronograma depagos salariales establecido con retraso, en una entrevista radial el sábado pasado (programa En sintonía con vos, por la Radio Sí).
Como si se tratara de una verdad revelada, la funcionaria de Omar Perotti contaba lo que ya todos saben para justificar el no pago de los salarios en tiempo y forma. Lo que tampoco es novedad ni verdad revelada es la arrogancia de la ministra para hacer y deshacer en nombre del diálogo. En 2004, cuando Carola Nin era ministra de Educación provincial (Obeid gobernador) se quitó el presentismo del salario docente. Pero duró poco: en marzo de 2007, y ya con Adriana Cantero como ministra (desplazó a Nin), el presentismo se reestableció. Cantero argumentaba a favor de la medida castigando a los paros docente y el mal llamado “ausentismo” del sector (ya que estamos: el latiguillo del “ausentismo docente” se mantuvo también
durante toda la Finlandia educativa, apoyado en oportunos informes que cada marzo acercaban fundaciones amigas).
En ese mismo programa radial la ministra también se autorreferenciaba como una docente que “viene de la educación especial”. Extraño que, siendo así, una experta en esta modalidad, aún no haya podido responder al reclamo de aprobar de una vez por todas las horas de intérpretes de lengua de señas argentina para garantizar plenamente la secundaria obligatoria de las personas sordas. Vale como ejemplo de otros tantos reclamos del sector que no son atendidos.
A la ausencia de paritarias salariales –suspendidas unilateralmente- y la decisión del gobierno de retrasar el pago de los sueldos, los sindicatos docentes Amsafé y Sadop respondieron con el retiro del crédito laboral, en los hechos mañana y pasado no se va a trabajar.
Pero, por si algo faltaba para agravar la situación de destrato a la docencia santafesina, aparecieron las declaraciones del secretario de Trabajo, Juan Manuel Pusineri: “La provincia va a relevar quién cumple con el servicio. A quien no cumpla se le descontará el día.
Esto sucede con cualquier huelga que se realiza en el sector privado y esta decisión es la que tomó la Provincia y la queremos comunicar con antelación para que el día de mañana no nos encontremos con una sorpresa (Portal Aire de Santa Fe, 2 de julio pasado).
Si la intención del secretario de Trabajo es “disciplinar” al magisterio, hay muy buena bibliografía sobre cómo se formaron los sindicatos docentes en la Argentina. Apenas iniciado julio, ya es difícil pensar en un regreso presencial a las aulas si quienes deben acompañar el trabajo de enseñar y aprender en la pandemia lo desconocen y destratan.
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