En la lengua mapuche mapuzugun, la palabra “vñfitun” significa infectar, perjudicar, dañar, perjudicar. Es un vocablo utilizado cuando se daña al otro, ya sea su salud, al ambiente, ganados o siembra; o venenos y plagas que ataca a animales, sembrados, o mata a personas. En base a ese término, hoy se nombra a la pandemia del coronavirus como “koronavñfi”.
Como el hombre blanco, el koronavñfi es también un “wigka kuxan” (foráneo), un mal no nativo. Los wigka (no mapuche) traen enfermedades, como los conquistadores cuando con la viruela y el sarampión, irrumpieron con su civilización exterminadora.
En un encuentro virtual de “iamgen” (hermanos) a ambos lados de los Andes, Ecuador, México, Barcelona y Roma, concordaron en que la crisis no es sólo biológica sino sistémica: “Necesitamos más comunidades y paradigmas que posicionen el valor de lo humano por sobre lo económico, más valoración de la naturaleza en reciprocidad con lo humano, más derechos al agua, a la salud pública”.
Para Elisa Loncón, académica mapuche que batalla contra el lingüicidio uno de los valores esenciales está en el resguardo y veneración de los abuelos, guardianes de la memoria y la identidad. “Los ancianos originarios son valorados por su sabiduría, pero hoy sus vidas requieren el máximo de cuidado”, afirma.
Percepción de la enfermedad
En tanto, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), en su observatorio Pensar la pandemia, difundió el trabajo Coronavirus y monoculturalidad: las pandemias para los Pueblos Indígenas.
El informe dice: “Desde el mundo más profundo de los mapuches, este fenómeno pandémico se puede entender como un gran proceso de crisis civilizatoria que está anunciada desde diferentes espacios de la espiritualidad indígena”.
“El sistema de salud mapuche contempla el plano espiritual, emocional, mental y físico; esta concepción se relaciona con las condiciones del entorno territorial en el cual vivimos, las conductas y forma de vida”, indican Cristina Valdez, Piren Huenaiuen y Pety Piciñan (“kimeltucefe”: educadoras) del Lof Puel Pvjv. “Los ciclos de enfermedad son derivados de acciones y decisiones humanas que van en desmedro de las demás vidas y comprometen el bienestar de la mayoría”, dicen en una nota de Mapuexpress, de mayo pasado.
Aislamiento histórico
“Una constante en la historia mapuche es el aislamiento obligatorio, han vivido en la marginalidad y aislamiento social. Pero, con valores comunitarios, memoria colectiva, conocimiento de la naturaleza y fortaleza espiritual”, señala Elisa Loncon.
“Los gobiernos sólo se han hecho presentes para profundizar o acercar el modelo neoliberal a las familias, hicieron caminos y electrificación de comunidades, pero ello fue acompañado de la instalación de forestales, represas, emprendimientos turísticos; militarización del territorio y criminalización de las organizaciones por la protesta social”, agrega.
Monoculturalismo sanitario
“La pandemia muestra una política de negación e invisibilización de las diferencias socioculturales en el país; la prepotencia hegemonizadora de la cultura oficial, la violencia epistémica y ética en las escuelas de formación médica y de salud pública oficial”, indica el Grupo de Clacso Pueblos indígenas y proyectos extractivos.
“Es por ello por lo que continuaremos exigiendo al Estado avanzar en políticas de salud efectivas, participativas y basadas en evidencias probadas que se construyan desde la pluralidad médica”, afirman.
Memorias subordinas
En tanto, otro grupo de trabajo es el de Estudios sobre Memorias Alterizadas y Subordinadas (Gema), red de investigadores (docentes y alumnos) de centros universitarios del país. Desde 2008 investigan en espacios formales, informales y de intercambio de conocimientos, y a partir de marzo realizan un relevamiento consultando a comunidades patagónicas.
Según lo registrado: “La rutinas y trabajos de las comunidades siguen sus actividades rurales. Cumplen cuarentena por unidad familiar y con mínimos contactos con otras personas”.
Por supuesto, hay problemas en la provisión de elementos de limpieza, alimentos, calefacción y combustibles. En educación, la conectividad no llega a todas las zonas y tampoco el reparto de impresos.
El informe fue elaborado por el Grupo de Estudios sobre Memorias Alterizadas y Subordinadas (Gemas), la Cátedra Abierta de Pueblos Originarios Trelew, organizaciones mapuches y tehuelches y colaboradores no originarios. Valentina Stella, Ana Margarita Ramos, Mariel Bleger y nuestra colaboradora Aymará Barés, son algunas de las autoras del informe.
Remarcan sobre la dificultad para acceder a los lawen. Un machi consultado al respecto, explicó que los “remedios mapuche” no son considerados de primera necesidad y su circulación depende de los criterios de los funcionarios de control y no se puede llegar hasta lugares en donde se obtiene el lawen”. Y advirtieron que “para atender la salud es son necesarias la ceremonias donde cada eslabón es importante”.
Advertencias de la Pachamama
En 1977 se realizó la Primera Conferencia sobre los Pueblos Indígenas en la ONU, Ginebra. Era épocas de dictaduras en Latinoamérica. “Los delegados indígenas hablamos del Ecocidio (destrucción de la Madre Tierra) y la salud del planeta”, indicaba Nilo Cayuqueo, de la comunidad mapuche de Los Toldos.
Por otra parte, en 1992, al recordar los 500 años de encubrimiento, el jefe espiritual y sabio Thomas Bagnaca, del pueblo Hopide de EEUU remarcó la armonía en que vivían, y afirmó que la invasión del blanco creó muchos conflictos, la degradación del ambiente, la salud, la vida misma y la relación entre la gente. Resaltó que esa mentalidad individualista, el apoderarse de los recursos para hacer dinero y empobrecer al resto.
Desde entonces, en cada encuentro se insistió por el daño que soportaba la Tierra con la explotación del hombre. “Pero gobiernos y multinacionales hicieron oídos sordos y arreciaron agresivamente para quedarse con nuestros territorios y nuestra biodiversidad”, afirma Cayuqueo en un artículo de abril último, en Indymedia.
“Después de esta pandemia, los pueblos no quieren volver a las «normalidad» y seguir siendo oprimidos, explotados y ninguneados. Hemos echado a andar para construir una nueva sociedad basada en el respeto a la diversidad, el equilibrio, la armonía con la naturaleza, y todas las vidas en este planeta”, sostiene Cayuqueo.
Fuente: El Eslabón