El sociólogo Sebastián Kohan Esquenazi presenta Buscando a Panzeri, documental que refleja el arduo recorrido que desandó rastreando archivos y testimonios sobre la vida de ese ícono del periodismo deportivo argentino.
Sebastián nació en Buenos Aires pero vivió su infancia en México, país al que debieron exiliarse sus padres: una chilena y un argentino que escapaban de sendas dictaduras. Tras residir unos años en la patria de cada uno de sus progenitores, una vez finalizados los respectivos golpes cívico militares, emigran por motus propio a España. Allí, una editorial le encomendó buscar un libro de nuestro fútbol, algún clásico, para reeditarlo y publicarlo al otro lado del océano Atlántico. Alguien le sugirió Fútbol, dinámica de lo impensado, de Dante Panzeri, y comenzó una búsqueda implacable para descubrir a quien este sociólogo cataloga como el “periodista más citado y menos leído de la Argentina”. El resultado de todo ese recorrido se puede ver a través de streaming por la plataforma Puentes de cine (ingresando en Cine virtual).
Trotamundos y camisetas
“Mi madre, chilena, se exilia en el 73 en Argentina. Conoce a mi padre, nazco yo en el 79, y a los dos meses ambos se exilian en México”, dice a modo de presentación Sebastián, y continúa: “Me crío ahí, me hago hincha de los Pumas, y juego siempre en la escuela de la Unam (Universidad Nacional Autónoma de México), que es la escuela de fútbol más grande del mundo. A los 13 años me voy a Chile y me hago de Colo Colo, por llevarle la contra a mi mamá que era de la Universidad Católica, pero el Colo Colo jugaba tan horrible que cuando llegan Pipo Gorosito y el Beto Acosta a la U, me cambio de equipo inmediatamente y empiezo a ir a la cancha a ver a la Católica, que son unos chetos terribles, ultraconservadores”. Y como para terminar de echar por tierra aquella sentencia del personaje de Francella, que en El secreto de sus ojos aseguraba que un hombre “puede cambiar de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios, pero hay una cosa que no puede cambiar: de pasión”, Sebastián agrega: “A los 16 llego a la Argentina y me hago de Boca, porque mi papá era de River, pero no pude serlo más de dos semanas porque es demasiada la prepotencia de los equipos grandes. Conclusión: me quedo sin equipo. A los 19 me voy a vivir a España y voy a la cancha del Rayo Vallecano, con mi viejo, que jugaba contra el recién ascendido Villarreal. Y advertimos que casi todos eran argentinos: Diego Cagna, Gustavo Barros Schelotto, Arruabarrena y varios más. Así que nos hicimos del Villarreal, que para colmo al tiempo suma al chileno Pellegrini y al genio de Román (Riquelme)”. Pero la cosa no termina ahí: “Volví a Argentina, a los 27 años, y un amigo me lleva a ver Huracán un partido que le gana 4 a 0 a River y en el que (Javier) Pastore hacía lo que quería. Entonces me hice de Huracán y lo fui por 10 años más, pero vivía en el norte de la ciudad y me tenía que ir al sur a verlo, así que hoy por hoy no tengo equipo”.
Un infierno para encontrar a Dante
La obra de Panzeri llegó a oídos de Kohan Esquenazi cuando “un viejo, obviamente” se lo mencionó. “Yo no tenía la más puta idea quién era, me parecía más a un personaje de una peli de Pasolini. Empecé a buscar el libro para leerlo, y no estaba por ningún lado”, confiesa el director, quien asegura que “es tan interesante el personaje como el olvido. Como que Argentina, aún siendo la sociedad que más intelectualiza el fútbol en la faz de la tierra, olvidó a Panzeri”.
Desde ahí comenzó una intensa pesquisa para dar, primero con el libro, y luego con la familia de uno de los periodistas que luchó casi en soledad contra la organización del Mundial 78, a cargo de los milicos. “Después de meses, alguien me lo prestó y me pareció tremendamente bueno. Y después de dos años de buscar a la familia, los encontré llamando a todos los Panzeri de la guía”. En 2012 alcanzó el objetivo de la reedición del libro, y ahí nació la idea llevar la historia a la pantalla. “El personaje me apasiona porque tiene una crítica al fútbol tremendamente contundente, y muy de raíz. Vengo de la sociología, y entonces veo en Dinámica de lo impensado un libro duro, pedregoso, que se aleja de la superficialidad de algún tipo de periodismo deportivo”, señala Sebastián, y agrega: “Pero además me cautiva el tipo porque pienso como él, que el fútbol debe ser algo disfrutable y no esta cosa que hemos inventado que es espantosa, este afán de ganar todo el tiempo, y encima perder. Porque si hubiésemos inventado un fútbol sólo para ganar, y ganáramos, sería bueno. Pero no somos Alemania, Brasil, entonces la ecuación no cierra por ningún lado: no jugamos lindo y no ganamos”.
En términos futboleros, Sebastián define a Penzeri como “un tipo que paraba la pelota e invitaba a pensar desde cero”, y añade: “No había mucho suyo, quise recuperar ese personaje, y después de 11 años de obsesividad, lo logré”. Antes tuvo que llegar a su familia: “Siempre uno escucha que fue un tipo muy comprometido, muy crítico, muy honesto. Y conocer al personaje a través de la familia te demuestra que efectivamente era así. No tenía un colchón económico, no vivía en una casa de lujo y sabía que si lo echaban de un laburo, no es que se conseguía otro enseguida”.
El documental sobre el periodista que escribió para El Gráfico hasta que se negó a publicar una nota del por entonces nefasto ministro de Economía Álvaro Alsogaray, tiene una duración de 69 minutos y un elenco conformado por Ezequiel Fernández Moores, Carlos Ulanosky, Matías Bauso, Tomás Abraham y Pol Ajenjo. “El leitmotiv de la peli es buscar material de archivo de Panzeri, buscar a la familia. Toda la búsqueda real que hice está registrada en gran parte, y otras fueron recreadas. La idea era mostrar que Panzeri no estaba por ningún lado, y que si llegáramos a encontrar material fílmico de él, igual iba a ser una película sobre la búsqueda de Panzeri”, adelanta este bielsista fanático, que también participó de la película chilena Ojos Rojos, que siguió la campaña de Marcelo Bielsa cuando fue DT en el país trasandino.
Y concluye sobre el periodista argentino: “Se queda sin el laburo soñado de toda su vida, director de El Gráfico, la revista que leía desde niño, porque no coincide en que Alsogaray escriba en sus páginas. Entonces, me parece un tipo admirable. Hoy, a lo mejor no se puede ser Panzeri, pero la valentía es valentía en el 60, en el 50 y en el 2000 también”.
Fuente: El Eslabón
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