El ex presidente Evo Morales celebró en Buenos Aires la victoria electoral de su partido, Movimiento al Socialismo (MAS), adelantó un giro en la política exterior de Bolivia y, aunque evitó responder si formará parte del futuro Gobierno, prometió que “tarde o temprano” volverá a su país.
Acompañado por militantes y asesores, Morales habló en una conferencia de prensa en un hotel porteño, arropado por un clima de celebración que contrastó con las expresiones serias, preocupadas y hasta de angustia que mostraron muchas veces él y su entorno a lo largo de este año, cuando ni las elecciones ni los resultados parecían algo seguro.
Los sondeos de boca de urna difundidos durante esta madrugada, cuando aún el escrutinio oficial avanzaba a cuentagotas, otorgó una amplia victoria en primera vuelta a la fórmula presidencial del MAS, Luis Arce y David Choquehuanca, con más del 50 por ciento de los votos.
Esto sumado a la amplia ventaja que tendrían con el exmandatario Carlos Mesa obligó a casi todos los principales actores políticos en Bolivia a reconocer la victoria. “El esfuerzo no fue en vano. Con Lucho presidente y David como vicepresidente vamos a enfrentar la crisis económica y la crisis sanitaria”, aseguró Morales desde el Hotel Quagliaro y calificó a Arce como “uno de los mejores economistas de América Latina” y “un ministro con gran calidad humana, muy solidario, muy honesto”.
La victoria de Arce en los comicios marca el retorno del MAS al poder en Bolivia 11 meses después de que Morales fuera obligado a renunciar por la cúpula militar y policial, un golpe de Estado concretado en medio de protestas en las calles por supuestas irregularidades en la reelección del ex mandatario, tras casi 14 años de mandato.
“En 2006 no teníamos experiencia en gestión pública. Errando y errando hemos aprendido. Ahora tenemos experiencia en gestión pública. Vamos a levantar a Bolivia”, prometió Morales y agregó que la de este domingo “fue una victoria del pueblo humilde” en medio de la crisis económica más profunda que haya vivido el país en casi 40 años, con una contracción prevista del PIB de 6,2 por ciento en 2020, y de una crisis sanitaria que ya suma casi 140.000 casos y cerca de 8.500 muertos por coronavirus.
En su mensaje poselectoral, contó que lo llamaron los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y Venezuela, Nicolás Maduro; y también el papa Francisco. “Al pueblo argentino, al presidente (Alberto) Fernández y a la vicepresidente Cristina Fernández, mi mayor agradecimiento”, destacó tras pasar cerca de un año en el país, imposibilitado de volver a Bolivia por la multiplicidad de causas penales que se acumularon desde su salida del Gobierno.
“Gracias a los hermanos argentinos, que tocaron el timbre con su carne para asado. Muchas gracias por todo: la comida salteña, la pizza, el vino…estoy muy contento”, agregó el ex mandatario, siempre con una sonrisa.
Morales fue claro que, tras esta victoria electoral, volverá a su país -”retornaré tarde o temprano. Sobre eso no hay debate”-, pero fue más elusivo a la hora de definir si formará parte del Gobierno de Arce.
Contó que está en constante contacto con su exministro de Economía e inminente presidente electo, pero no dio más detalles ni habló de futuras acciones de Gobierno, con una excepción: la política exterior regional.
Prometió “relanzar Unasur para Sudamérica”, aseguró que está listo para mantener relaciones bilaterales con Estados Unidos “pero de respeto mutuo” y destacó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
“Algunos países estamos cerca para relanzar la Unasur, que tanta falta nos hace. No es como los tiempos de Lula, Chávez y Néstor, pero no estamos tampoco lejos”, agregó en referencia a los ex presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Venezuela, Hugo Chávez, y de Argentina, Néstor Kirchner.
La Unasur aún existe formalmente, pero fue vaciada de contenido con la salida de gran parte de los Gobiernos de la región en los últimos años. En este punto, Morales recordó los turbulentos días de octubre del año pasado, cuando abandonó el poder denunciando un golpe de Estado y, finalmente, tuvo que salir del país.
Contó que cuando no le permitían salir de Bolivia, Estados Unidos le ofreció “un avión para llevarlo” a donde quiera. “Yo creí que podía terminar en Guantánamo, así que no acepté”, relató entre risas el expresidente. Finalmente lo consiguió y, luego, “Estados Unidos no quería que retorne a Bolivia”.
“Pero cumplimos lo que prometimos cuando nos fuimos de Bolivia: volveremos millones. Ahora le devolveremos la dignidad y la libertad a los hermanos bolivianos”, concluyó y explicó que “ahora empieza el trabajo real”.
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