Me pregunto si lo que más molesta de los dichos de Soledad Acuña es el contenido o cierta aprobación que, sobre ese contenido, es posible presumir en un sector de la población.

¿Posee un parecer fundado?

¿A cuáles docente se refirió? ¿A los de sus hijos? ¿A los de los hijos de la clase dirigente porteña? ¿A los docentes de los barrios más humildes, quizás los únicos portadores de esperanzas que visualizan nuestros niños y  niñas?  ¿Habló de los docentes que trabajan con la sobredemanda de la clase media, esos mismos que tienen que trabajar límites que no vienen aprendidos de casa, o a esos que escuchan relatos de abusos y se movilizan? ¿Aludió, acaso, a los casos excepcionales, esos que cimentan las generalizaciones?

Me pregunto: ¿Prefiero saber?

¿Puede la Argentina con más del 56% de niños, niñas y jóvenes por debajo de la línea de pobreza darse el lujo de generalizar sobre sus docentes?

¿Son los mismos aquellos sectores que se agrupan para pedir la apertura de las escuelas los que suscriben los dichos de Acuña o la tesis de la tragedia educativa? ¿Parten de la valorización o del desprecio respecto de nuestras escuelas?

Me hice estas preguntas mientras escuchaba “la raíz del problema” y las respuestas que recibía. Me hice muchas preguntas más y para algunas ensayé respuestas.

Leo editoriales a los cuales les resulta cómodo contraponer la imagen de Soledad Acuña con la de algún dirigente sindical con antigüedad. ¿De verdad piensan que van a dejar ilustrada la complejidad de la realidad educativa argentina con esta “grieta a medida”?

¿Hay algo que aprendí después de hacerme preguntas? Quienes hoy así describen el sistema educativo son los responsables de gobernarlo, de llevarlo hacia determinados objetivos.  ¿Se puede gobernar lo que se desprecia o se desconoce? ¿Se puede cambiar, mejorar algo que no se valora?

Luego de tanto preguntar, recordé a Mafalda, esa otra gran maestra que me enseñó cuánto poder tienen los signos de interrogación. Me gustaría encontrar una historieta en la cual ella me lo explique todo con una sonrisa, pero no… Sólo siguen apareciendo preguntas.

*Profesora en Ciencias de la Educación. Docente Universidad Nacional de Rosario. Ex ministra de Educación de Santa Fe

Más notas relacionadas
  • Volver al mar

    Tuquito se rascó la frente y se tiró para atrás el flequillo medio pegoteado. Escupió una
  • La potencia de la marcha

    El lunes 24 se marchó. Estuvieron quienes tenían que estar. No hace falta seguir pensando
  • Sólo la educación vence al tiempo

    Cristina volvió a hablar en una universidad pública en un marco de organización de la clas
Más por Carola Nin*
  • El que no salta es un inglés

    Mientras todo el país conmemoró con emotividad el Día del Veterano y de los Caídos en la G
  • Volver al mar

    Tuquito se rascó la frente y se tiró para atrás el flequillo medio pegoteado. Escupió una
  • Es una nube, no hay duda

    Yo no sé, no. El cielo en ese final de marzo aparecía con unas nubes extrañas. Para alguno
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

La pedagogía de la esperanza para arrancar el año académico

Este martes 1° de abril, ofrecerá una charla abierta el sociólogo y educador popular Santi