Una tarea colectiva. Así puede resumirse la concreción del libro Fonoaudiología: intervenciones y prácticas posibles, pensado y compilado desde la Dirección de la Escuela de Fonoaudiología de la Facultad de Ciencias Médicas (UNR). También como una puerta para avanzar en un inevitable cambio del plan de estudios de la carrera: el actual data desde 1984. “A futuro es pensar las nuevas formas de hacer fonoaudiología”, adelanta la directora de la escuela universitaria, María Carolina Campra.
El libro nació en 2020, cuando la licenciatura en fonoaudiología cumplía sus 35 años y la facultad que la contiene su centenario. Pero también como un sostén colectivo en la pandemia, donde las autoras –todas mujeres– escribieron desde su práctica y experiencia profesional. Conserva además la perspectiva de ser un puntapié en el cambio curricular que por tanto tiempo viene esperando esta formación.
Campra asumió como directora de esta escuela de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en junio de 2019. Apenas comenzó el 2020 y se anunció la cuarentena, primero, y el aislamiento obligatorio, después, sabía que había que transitar hacia algo constructivo, colaborativo, en un tiempo de cuidados. La propuesta de hacer el libro llegó al decano de Ciencias Médicas, Jorge Molinas. Enseguida dijo que sí, apoyó el emprendimiento desde lo académico, profesional y financieramente.
Se imprimieron 150 ejemplares que llegarán en forma gratuita a mano de las autoras, autoridades, representantes de distintas organizaciones y las bibliotecas específicas, entre otros destinos más inmediatos. Pero, además, en poco tiempo estará disponible en internet, para todas y todos quienes quieran leerlo, conocer la historia de la carrera, las diferentes aristas de la fonoaudiología y las intervenciones posibles. Por estos días planeaban hacer una presentación formal para fines de marzo próximo. El desarrollo de la pandemia terminará por definir la modalidad.
Otras miradas
En charla con El Eslabón, la directora María Carolina Campra rescata dos miradas que considera muy positivas de la concreción del libro: “Por un lado involucrar a la escuela en una tarea colectiva, en un año donde estábamos todas separadas, cada una en su casa. Eso fue un sostén enorme. Y, por otro lado, ya que no podíamos avanzar en el trabajo del cambio curricular, fue empezar a pensar las distintas perspectivas del trabajo de la fonoaudiología con miras a un cambio curricular. A futuro es pensar las nuevas formas de hacer fonoaudiología”.
Campra considera que en esas nuevas formas “importa que las personas se sientan bien con lo que hacen, que puedan integrar su trabajo a un diseño curricular para el nuevo fonoaudiólogo, y sobre todo poder, de a poco, avanzar en el nuevo concepto de clínica ampliada, que es el que involucra al ser humano en territorio”.
Mayoría de mujeres
El libro está totalmente escrito por mujeres, 39 autoras. La carrera de fonoaudiología es de las mujeres. “Solo recuerdo a tres fonoaudiólogos varones”, dice Campra de su paso por la escuela. Y agrega un dato más que contundente: “El 95 por ciento de la matrícula de estudiantes de fonoaudiología son mujeres”.
Incluir la perspectiva de género en la currícula que se viene es una prioridad. En ese sentido, celebra que la institución cuente con una Secretaría de Género. Igual peso tiene en esos planes que se vienen asumir una mirada integral en el ejercicio de la profesión y de la salud.
Por eso valora los intercambios que habilitó la preparación de este libro que nació y se concretó en plena pandemia. “Pensamos en un libro que sea el desafío, un libro institucional pero que tenga la amplitud real, por la experticia que han desarrollado” cada una de las autoras.
Ese trabajo de publicar –continúa la directora– “generó mucho contacto, intercambio, borradores, mirarnos unas y otras. Un trabajo compartido”. Un avance “en el cambio curricular inminente”.
El libro es sin dudas un impulso para la transformación de los planes de estudio en fonoaudiología: “Mostrar que la fonoaudiología no es voz, habla, audición, lenguaje y aprendizaje, y punto. Es mucho más que eso. Por eso se incluyó la parte de fonoaudiología social y comunitaria, lenguaje de género, y también incluimos cuestiones que tienen más que ver con lo holístico”.
Cambio de paradigma
La directora Campra mira el debate que se viene como un cambio de paradigma sustancial, en busca de una mirada más social, integral y humana que biologicista.
El objeto de estudio de la fonoaudiología es la comunicación humana y sus alteraciones. “El tema es que, según desde donde vos te pares, podés ver la cuestión. Una es pararse desde el paradigma biomédico, que es desde donde está hecho el actual plan de estudio, que es más biologicista. En cambio, si te parás desde un paradigma integral, más holístico o, por ejemplo, como el de los cubanos que llaman humanista, la comunicación es el vínculo, son las relaciones, es el trabajo en territorio, abarca todo los aspectos de la vida social, y no es solo hacer un diagnóstico del habla”.
—El libro habla de las “distintas intervenciones de la fonoaudiología” ¿Va en ese sentido también?
—Sí, es mostrar que hay otro tipo de maneras de intervenir que no es sentarte en un consultorio y hacer un diagnóstico. Intenta un poco eso. Y aun, si te sentás en un consultorio para hacer un diagnóstico, saber que ese niño no está pudiendo pronunciar, por ejemplo, porque su casa es tan húmeda que no puede respirar. Se trata de incluir esos aspectos para poder modificar la salud, porque somos agentes de la salud. Y eso hoy queda recortado. Esto se vio mucho en la pandemia, con compañeras que estaban en los centros de salud, donde todo era muy difícil, y no sabían qué hacer, sentían que desde la fonoaudiología no podían hacer nada ahí. Y yo decía «cómo que no se puede hacer nada, si estamos en atención primaria de la salud, aunque sea hay que ayudar a los compañeros a entregar la leche». Es una noción de que la fonoaudióloga evalúa al nene con el escritorio de por medio. Ya hace muchos años que tenemos que afianzar la prevención y promoción de la salud, que no sea solo una campaña por televisión. Más bien de poder involucrarnos en el quehacer cotidiano de la familia. Eso es lo que estando ya en 2021 no podemos dejar pasar más.
—Otros campos también tienen esa mirada diferente, como el de la educación. Al menos las maestras siempre están involucradas con lo comunitario.
—Es que la maestra tiene una historia diferente. La maestra nace prácticamente acompañando a ese niño. No todas, pero esto de preguntarse qué le estará pasando a ese niño, de llamar a la familia, sentarse en reunión, ya involucra una mirada más contextual. En cambio, nosotras tenemos un trabajo que vamos a tener que modificar desde la currícula. Sabemos que no va a ser fácil. Tendremos que hacer un trabajo importante, como sumar materias transversales (por ejemplo). La resistencia más grande es porque este modelo de fonoaudióloga responde al mercado. Y nosotras buscamos que la fonoaudióloga sepa mucho, y sepa tanto que eso que hace tan específico lo pueda contextualizar y llevar a los lugares donde no existe.
Más sobre el libro
La idea y compilación del libro es de la Dirección de la Escuela de Fonoaudiología de la Facultad de Ciencias Médicas (UNR). Colaboraron en esa tarea y en la compilación Natalia Agut, Julia Bertone, Fernanda Felice y Luciana Francesconi.
La introducción de la obra la escriben la directora Campra y la vicedirectora de la Escuela, Ana Clara Isaías. Lo hacen repasando mes a mes cómo transitó la escritura de este trabajo, que todo el tiempo definen como colectivo. En esa historización y sobre los inicios de la tarea recuerdan que las actividades y los festejos previstos por los aniversarios de la licenciatura y la Facultad de Medicina “quedaban por lo menos solapados detrás de una situación social inesperada que ponía en el escenario otras urgencias”.
También que alcanzaban a percibir que “lo que se asomaba era algo sin precedentes en la historia de nuestro país”, pero sin poder vislumbrar hasta dónde llegaría esa coyuntura. “La virtualidad nos ofrecía un vehículo demasiado efímero en el tiempo como para plasmar el abanico de facetas que queríamos dar a conocer de nuestra licenciatura, y fue como efecto de esa sensación sutil, como algo que se deslizaba por nuestras manos, que ocurrió el deseo fuerte de construir una propuesta que pueda ser concreción perdurable en el tiempo: un libro”, marcan como el inicio.
Lo que siguió fue interrogarse sobre las razones de ese trabajo de escritura y sus destinatarios. “Lo que comenzamos a vivir cada día nos llevó a sentir que teníamos que reflejar en los capítulos, además de cada uno de los campos, funciones, áreas de nuestra disciplina, la transformación ineludible que de manera abrupta comenzamos a experimentar”, detallan de esas metas que se propusieron.
Campra e Isaías dicen que eso explica que en las páginas sea posible encontrar “las muchas aristas de la fonoaudiología que van apareciendo y se entrelazan con aquellas de otros tiempos”. “Las actualizaciones, la profundización en las áreas específicas y la actitud receptiva a lo que vendrá –escriben– realzan y jerarquizan la disciplina, y dan apertura a una realidad que no se queda quieta y que, sin pedirnos permisos, nos posiciona en otro lugar en el vasto campo intra e interdisciplinar. Era necesario que este libro pudiera ser contado desde sus actores y actrices, porque el discurso propio de la fonoaudiología es una construcción lograda en estos 35 años, lo cual ha puesto de manifiesto nuestros límites pero también nuestros horizontes”.
Hacia octubre pasado –dicen de ese recorrido– comenzaban a llegar los primeros escritos. “Llegaron los capítulos en sus diversos estilos, temas e improntas personales. Muy heterogéneos como la disciplina misma, yendo en el sentido de ampliar las fronteras de la propia disciplina. Explorar los espacios ganados recientemente y los territorios por conquistar nos proyectan firmemente hacia la fonoaudiología del siglo XXI”, aprecian de esa producción y resaltan que “tras 35 años de luchas colectivas, los macro-espacios de participación fonoaudiológica son el marco y la red de sostén que aseguran permanencia y continuidad a la disciplina y la profesión”.
La directora y vice de la Escuela de Fonoaudiología repasan que una de las premisas de la convocatoria fue que quienes escribieran pertenecieran a la escuela, tuvieran una cercanía importante y reflejaran las voces de los diferentes claustros que la integran.
El libro se organiza en diez partes: Historia, relatos y experiencias acerca de la creación de la licenciatura en fonoaudiología; Intervenciones fonoaudiológicas para la promoción de la salud; La fonoaudiología desde la perspectiva de género; La fonoaudiología: la especificidad del saber disciplinar y las prácticas clínicas; El cuidado de la voz humana: intervenciones posibles; El abordaje de la comunicación y del lenguaje; Aportes de la fonoaudiología a la educación y la inclusión; La fonoaudiología en el contexto de la investigación científica; La construcción del conocimiento en la formación académica, y Reflexiones de la comunidad docente.
Fuente: El Eslabón