El ex comisario Alejandro Miguel Druetta, Speedy, fue condenado este jueves a 10 años de prisión como partícipe necesario del delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad de comercio en el juicio oral en el que el narco confeso, Ignacio Actis Caporale, alias “Ojitos”, recibió una condena a 9 años y 6 meses de prisión.

La sentencia condenatoria de Actis Caporale tuvo una reducción de la pena por parte del Tribunal Oral Federal en lo Criminal 3 de Rosario, por acogerse a la ley de imputado colaborador, conocida como “del arrepentido”.

En el juicio, “Ojitos” acusó a Druetta de ser el organizador de la banda narco que él integraba, pero los jueces entendieron que el policía, exjefe de Inteligencia de la Zona Sur de Drogas Peligrosas durante la gestión de Maximiliano Pullaro al frente de Seguridad, fue partícipe necesario de ese delito.

La sentencia leída esta mañana en los Tribunales Federales también condenó al resto de la banda de “Ojitos” a distintas penas. El otro policía involucrado en el caso, Juan Ángel “Tiburón” Delmastro, fue condenado a 7 años de cárcel, también como partícipe de tráfico de estupefacientes.

Según la investigación, Druetta y Delmastro recibían información de Actis Caporale sobre otros vendedores de drogas ilegales, a quienes arrestaban en procedimientos “truchos”, que hacían figurar como originados en llamados anónimos o “procedimientos de calle”.

La condena a Druetta adquiere mayor relevancia en el contexto de disputa política en Santa Fe por los dichos de la semana pasada del ministro de Seguridad, Marcelo Sain, quien hizo pública las grabaciones que realizaba el propio comisario de sus conversaciones, de las que se desprende el apoyo que le brindaban, entre otros, Pullaro y el senador radical del departamento General López, Lisandro Enrico.

Druetta fue la mano derecha de la gestión de Pullaro en Seguridad luego de detener a dos reconocidos narcos del sur provincial: Carlos “Vasco” Ascaíni (Villa Cañás) y Aldo “Totola” Orosco (Firmat).

Embagallados

De acuerdo a la investigación, Druetta y Delmastro –condenado en 2018 por complicidad con la banda Los Monos- ascendían en sus carreras con casos “positivos” de detenciones de narcotraficantes, que en realidad eran “marcados” por Actis Caporale y, en algunos casos, “embagallados” por los policías. Que, en la jerga, significa plantarle la droga a una persona para arrestarla.

La Fiscalía verificó esa modalidad en al menos cinco causas: una de 2008 que tuvo como acusado a Pablo Castelau; otra de 2009 con Jerónimo Zabala Salinas; y tres de 2011 con Patricio Ferrecio, Gustavo Camelli y Sergio Campos como acusados, respetivamente.

Según la acusación, en esos expedientes “se incluyeron como declaraciones falsas que se había dado con los imputados a partir de llamados efectuados en forma anónima o como consecuencia de procedimientos de prevención, cuando en realidad se llegaba a sus aprehensiones como consecuencia del conocimiento al que accedían por la actividad de tráfico que desplegaban junto con Actis Caporale”.

El caso más emblemático, por lo burdo, fue el de Castelau, un hombre de Buenos Aires detenido en Rosario en 2008 por Delmastro y Druetta. En el acta dijeron que estaba en “actitud sospechosa”, pero en el teléfono de Castelau apareció una llamada de Tiburón de un día antes del arresto.

Según el Actis, la detención de Castelau fue entregada por un “puntero” llamado Tiago que “le debía plata a la Brigada” a la que pertenecían los policías.

El día anterior lo habían ido a buscar a la Terminal de Ómnibus pero Castelau no llegó. Tiago lo llamó de su teléfono y no respondió. Delmastro le dio el suyo para que pruebe y su número quedó grabado en el de Castelau, que al final fue detenido 24 horas más tarde cuando por fin llegó a Rosario a exhibir su actitud sospechosa.

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