La red social más popular sufrió una importante fuga de información que afectó a más de 500 millones de cuentas. Usuarias y usuarios de la plataforma abren el paraguas ante una inminente lluvia de posibles estafas virtuales y correo basura. 

El negocio de las redes sociales es la información personal de sus usuarias y usuarios. Si el servicio es gratis es porque somos el producto mismo o bien porque, de algún modo, estamos trabajando para ellos. En este último caso nos transformamos en el insumo y producimos valor a través de nuestras reacciones, interacciones y los contenidos que generamos. Así, las fotos que publicamos devienen carne de algoritmos de reconocimiento facial y nuestra vida comentada genera perfiles de consumo que alimentan una industria cada vez más poderosa liderada por una sigla tremenda: GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft).

Nuestra privacidad está en peligro desde que brindamos datos personales a corporaciones transnacionales y utilizamos tecnologías que no sabemos bien cómo funcionan, y en muchos casos, ni tenemos derecho a saberlo porque son compartimientos cerrados a los que no podemos acceder. Con respecto a la tecnología digital, en cierto sentido, estamos como en la Edad Media.

¿Pero qué pasa cuando estas plataformas son vulneradas? El 3 de abril se confirmó la fuga de información de 533 millones de cuentas de Facebook. Hasta el número de teléfono de Mark Zuckerberg, cofundador y director ejecutivo de la red social, cayó en la volteada y se supo que utiliza Signal, una app de mensajería que compite con WhatsApp.

La filtración afectó a personas de más de 106 países, entre ellos hubo 2 millones en Argentina, 13 millones en México, 10 millones en España, 32 millones en Estados Unidos, 11 millones en Reino Unido y 6 millones en India. Si Facebook tiene actualmente 2.700 millones de almas, es casi un 20 por ciento de esta plataforma que sigue siendo la más utilizada.

La vulnerabilidad fue reportada en agosto de 2019 y por entonces corregida, pero los datos filtrados siguieron circulando a través de foros en Internet, las canaletas de la deep web y grupos de Telegram, otra aplicación de mensajería instantánea que también rivaliza con WhatsApp y además cuenta con un buscador que permite localizar fácilmente los archivos con las filtraciones o leak.

El contenido del leak era: nombres, apellidos, números telefónicos, e-mails, situación sentimental o estado civil, lugar de residencia y hasta datos laborales. Circulan comprimidos como .zip y y hay uno por cada país. Se trata de archivos de texto con millones de líneas, cada una con información de una cuenta de Facebook.

A principios de 2021 WhatsApp –propiedad de Zuckerberg desde 2014– anunció que combinará datos que sus usuarias y usuarios tienen en Facebook. Esto enojó a mucha gente, que empezó a optar otras aplicaciones de mensajería, como Telegram –de origen ruso y menos vulnerable– o Signal, que según los expertos es la más segura de todas. 

Este incidente viene a echar una nueva palada de tierra sobre la red creada en 2004 por estudiantes de la Universidad de Harvard. 

Testeo gratuito

Para no andar husmeando la deep web en busca del archivo Argentina.zip es posible recurrir a sitios web que comprueban si nuestras cuentas resultaron afectadas por la filtración: leaks.titan.co/fb desarrollado por una empresa de seguridad informática colombiana, está centrado en Latinoamérica, y permite verificar mediante número telefónico, Facebook ID o URL del perfil. 

Otras opciones son monitor.firefox.com que se basa en información proporcionada por haveibeenpwned.com (en inglés). Estos últimos además de la filtración de Facebook, detectan fugas en otras plataformas y redes en las que se hayan expuesto direcciones de correo electrónico y números de teléfono.

“Si tu nombre, número y apellido está en la lista, no hay arreglo, no sirve cambiar el número en Facebook, sería peor, le estás dando otro número tuyo a una empresa que no sabe cuidar tus datos”, recomienda en Twitter un administrador de sistemas. 

Estas filtraciones pueden ser generadoras de spam (correo basura) o phishing, una técnica de ingeniería social para obtener información confidencial de forma fraudulenta. Para prevenir estos fraudes quienes saben recomiendan cambiar inmediatamente la contraseña de Facebook y tener una diferente para cada servicio, hacerlas lo más complejas posible con números, signos, mayúsculas y minúsculas. También se puede recurrir a herramientas para la gestión de contraseñas y activar el segundo factor de autenticación, tanto en el e-mail como en las diferentes redes sociales.

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