Un centenar de personas se concentraron esta noche en el barrio de Arroyito para reclamar justicia por el asesinato del arquitecto Joaquín Pérez , baleado el martes a la noche en un intento de robo, y para expresar su desconfianza hacia las fuerzas policiales y el “hartazgo” por robos y situaciones violentas.
En la mayoría de las palabras de los participantes de la convocatoria, que tuvo con preponderancia de mujeres, se repitió la expresión “no damos más” y la descripción de la situación que viven en forma cotidiana como “desesperante”.
“Es una cosa desesperante, tengo hijos y cosas como estas te arruinan”, dijo una mujer que participó esta noche de la concentración en avenida Alberdi y Juan José, cerca del lugar donde fue asesinado el arquitecto Joaquín Pérez. Según la investigación judicial, dos jóvenes en motos lo balearon durante el robo de su vehículo mientras Pérez estaba por ingresar el auto a una cochera ubicada a la vuelta de su domicilio.
La Fiscalía cree que la única hipótesis firme es la de “un robo al voleo” y el Gobierno provincial ofreció este jueves una recompensa de 1 millón de pesos a quien aporte datos a la investigación del crimen.
Arquitecto, casado y padre de una niña de dos años, el homicidio de Pérez conmovió al barrio de Arroyito y actuó como emergente de hechos violentos que se producen de forma cotidiana.
“Los chorros son los dueños de calle, acá no hay policías caminando, ni en moto ni en patrulleros”, se quejó un hombre mayor, quien sostuvo que el barrio Arroyito “es una zona liberada”. Por su parte, una joven señaló que “estamos pidiendo justicia y queremos saber dónde están los funcionarios que nos tienen que cuidar y no nos cuidan”. También dijo que “en Rosario no se puede salir a la calle, no podemos mandar a nuestros hijos a la escuela tranquilos”.
Según las cifras oficiales, en lo que va del año se registraron 187 homicidios en el departamento Rosario, el más poblado de la provincia de Santa Fe.
De ellos, sólo el 2,2% fue en ocasión de robo, como parece que ocurrió con el arquitecto Pérez, mientras que alrededor del 60% obedece a disputas entre organizaciones criminales de la economía ilegal. Una mujer de la vecinal del barrio Luis Agote, dijo que está “muy indignada por lo que está pasando, no dormimos, no podemos dejar salir a nuestros hijos”.
Entre los manifestantes estuvo el padre de Carlos Orellano, un joven asesinado por patovicas y policías en un boliche de Rosario, quien planteó que “hasta que no se corte la connivencia de la policía con los delincuentes esto no se termina”. “Acá vale más un gramo de merca que una vida humana”, concluyó Edgardo Orellano.
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