La Multisectorial Humedales de Rosario puso reparos al anuncio del Gobierno de la elaboración de un nuevo proyecto para proteger esos espacios. “El Delta hoy es tierra de nadie”, denunciaron en un duro comunicado.
La espacio local que reclama una “Ley de Humedales ya” aclaró –tras los el anuncio del ministro Juan Cabandié– que “queremos conservar el ecosistema y nuestra salud, no queremos favorecer a los ecocidas”, por lo que adelantaron que “no vamos a apoyar cualquier proyecto de Ley de Humedales”.
En el marco del Día Mundial de los Humedales, el pasado 2 de febrero, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, confirmó que desde el Gobierno se comenzará a trabajar en un nuevo proyecto de ley para “la conservación y uso sostenible de humedales consensuado, con perspectiva federal y en diálogo con las ONG y los sectores productivo, científico y académico”.
Desde la organización ambientalista rosarina repudiaron que el Ejecutivo nacional haya dejado “caer impunemente” el proyecto unificado de Ley de Humedales, que perdió estado parlamentario al quedar fuera de las sesión extraordinaria. “¿Por qué se deja caer una Ley construída y debatida entre quienes habitan el territorio, distintos especialistas e investigadores, cajoneándola desde el 2020?, ¿Por qué a tan sólo una semana de que este proyecto unificado pierde estado parlamentario sale un nuevo proyecto de Ley?, ¿Por quiénes fue elaborado este proyecto?, ¿Qué dice?, ¿Qué intereses defiende?, ¿Qué intencionalidad subyace a esta acción?”, se preguntaron.
Además, acusaron al gobierno nacional de “complicidad con la destrucción del Delta” del Paraná, y calificaron al nuevo proyecto de “tibio, sin enfrentarse a ningún poder concentrado, favoreciendo los lobbys, profundizando la desigualdad y la exclusión socioambiental”. También acusaron a Cabandié porque desde que cumple su cargo ministerial “el Delta del Paraná perdió más de un millón de hectáreas en manos del fuego”.
“No vamos a apoyar cualquier proyecto de Ley de Humedales. Queremos conservar el ecosistema y nuestra salud, no queremos favorecer a los ecocidas. Una mala ley termina jugando en contra, habilitando prácticas degradativas, mientras deja contenta a una parte de la sociedad creando falsas esperanzas. Una mala ley termina llenando los bolsillos de unos pocos y generando deuda ecológica, exclusión social y empobrecimiento general en el territorio”, remarcaron.
Por último, sostuvieron: “Que hayan dejado caer la ley, y salgan al otro día con esta noticia, es poco serio y deja en evidencia intencionalidades políticas que nos hacen dudar seriamente de la propuesta. Y cuando los cargos públicos comienzan a desarrollarse de manera poco seria, creemos que lo correcto es, cómo mínimo, renunciar”. Y concluyeron: “Si el Estado no regula, el mercado destruye. Y si el Estado es cómplice del mercado, todo se vuelve imposible. Aclaramos, una vez más, que esto no es una guerra entre desarrollismo y proteccionismo”.
Comunicado completo
Ley de Humedales ya! Pero no cualquier Ley
Apenas un par de días después de que el Ejecutivo Nacional dejó caer impunemente el proyecto de Ley de Humedales, el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, llevó adelante una puesta en escena sin igual: presentan una nueva propuesta de Ley de Humedales. Nos surgen entonces algunas preguntas: ¿Por qué se deja caer una Ley construída y debatida entre quienes habitan el territorio, distintos especialistas e investigadores (de CONICET, Universidades Nacionales, organizaciones socioambientales) cajoneándola desde el 2020? ¿Por qué a tan sólo una semana de que este proyecto unificado pierde estado parlamentario sale un nuevo proyecto de Ley?, ¿Por quiénes fue elaborado este proyecto?, ¿Qué dice?, ¿Qué intereses defiende?, ¿Qué intencionalidad subyace a esta acción? Ministro, cuando habla pareciese que vive una realidad paralela.
Pero no, nosotres sabemos de la complicidad del gobierno con la destrucción del Delta. Tal cual lo esperábamos (y lo dijimos): el gobierno va a presentar su propio proyecto de Ley de Humedales, tibio, sin enfrentarse a ningún poder concentrado, favoreciendo los lobbys, profundizando la desigualdad y la exclusión socioambiental. El proyecto de ley que acaba de perder estado parlamentario por una decisión concreta del Presidente de la Nación, es un proyecto de Ley de Humedales consensuado por más de 350 organizaciones socioambientales de todo el país, apoyado por la comunidad científica (que trabaja para el bien común y no para las grandes corporaciones) y aceptado por la gente que habita los territorios, las personas que viven en ese 21% de territorio de humedales de nuestro país.
Ministro, desde que usted está en su cargo el Delta del Paraná perdió más de un millón de hectáreas en manos del fuego. Y las quemas no son, ni por asomo, la práctica más destructiva en el humedal. Si quisieran preservar lo poco que queda no hubiesen dejado caer el proyecto de ley, dejando que pierda estado parlamentario. No es lo mismo una ley ahora, que en dos, cuatro o seis años (sobre todo sabiendo el tiempo que luego lleva implementarla y que la degradación de los territorios avanzan con el rápido ritmo que marca el agronegocio). ¿Usted cree que quedará algo del Delta para proteger en ese entonces?
No vamos a apoyar cualquier proyecto de Ley de Humedales. Queremos conservar el ecosistema y nuestra salud, no queremos favorecer a los ecocidas. Una mala ley termina jugando en contra, habilitando prácticas degradativas, mientras deja contenta a una parte de la sociedad creando falsas esperanzas. Una mala ley termina llenando los bolsillos de unos pocos y generando deuda ecológica, exclusión social y empobrecimiento general en el territorio.
No podemos dejar pasar que ayer el Ministro dijo que puso en valor y restituyó el PIECAS-DP.
Ministro, nos reiríamos de sus declaraciones si no fuese esto una tragedia. El Plan Integral Estratégico para la Conservación y el Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná, está firmado desde el año 2008 y, teóricamente, «puesto en valor» por usted.
Nos preguntamos qué tendrá de sostenible tanto fuego, tanto incremento de la carga ganadera, tantas toneladas de arena saqueadas por día para Vaca Muerta, tanto terraplén, tanto frigorífico arrasando fauna ictícola, tanta construcción irregular, tanta siembra transgénica en los humedales, tanta elevación de terrenos, tanta caza furtiva, tanto extractivismo, tanto abandono del territorio, de las personas que lo habitan y de la naturaleza que necesita poder regenerarse. La palabra «sostenible» se derrite en su boca ministro. El delta hoy es tierra de nadie, y usted lo sabe.
Lo vemos simple: que hayan dejado caer la ley, y salgan al otro día con esta noticia es poco serio y deja en evidencia intencionalidades políticas que nos hacen dudar seriamente de la propuesta. Y cuando los cargos públicos comienzan a desarrollarse de manera poco seria, creemos que lo correcto es, cómo mínimo, renunciar.
Poco serio como los «faros de decoración». ¿Cuántos millones llevan gastados en esa idea que, hasta ahora, no sirvió para nada? Decimos gastados y no invertidos porque invertir en la protección del humedal es otra cosa. Siguen inaugurando faros que aparecen a la semana con fuego alrededor, presentándolos como el más grande plan de prevención del siglo.
Lo diremos hasta el cansancio: si el Estado no regula, el mercado destruye (por más que haya miles de faros). Y si el estado es cómplice del mercado, todo se vuelve imposible. Aclaramos, una vez más, que esto no es una guerra entre desarrollismo y proteccionismo.
No estamos en contra de la producción mientras sea armónica con los ecosistemas de humedal, ya que es necesario que las características ecológicas marquen el camino de qué, cómo y dónde producir. El problema no es la producción, el problema es cómo se lleva a cabo actualmente, arrasando con todo a su paso. Ley de Humedales Ya, pero NO cualquiera ley.
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