Hace un par de semanas empezó a llegar a las librerías Los trenes ya no vuelven más. El primer disco de Punto G y el final de los 80 en Rosario, del músico y periodista Diego Giordano (Rosario, 1974) editado por el sello Vademecum; se trata de un ensayo coral que reconstruye el fin de una época y el surgimiento, entre el canto de trovadores y medianoche, de una banda de rock de pibes de Cañada de Gómez que sorprendió a todos y a todas con su originalidad descarnada, y su “impronta indómita” y fugaz. El libro será presentado el próximo miércoles 9 de marzo, a las 20, en Casa Brava (Pichincha 120).

Para empezar con Los trenes ya no vuelven más,  Diego Giordano resume: “La historia de Punto G puede definirse en los contratiempos y dificultades que enfrentó a lo largo de su carrera”. Un proyecto musical breve, que se forjó en medio de una crisis económica terrible que no solamente arruinó la escena del rock, cuando las compañías discográficas cancelaban los contratos de los grupos nuevos y se empobrecían notablemente los públicos, sino que terminó por rematar el proceso político de reconstrucción democrática que había iniciado en 1983.

En este ensayo Giordano resucita la paradoja de Punto G, y es que en ese contexto de mucha precariedad, los grandes hitos de la banda fueron todos pifies: En diciembre de 1988 en el Anfiteatro Humberto de Nito, apenas ganaron el certamen del Pre Chateau los llenaron de insultos, piedras, y bombuchazos. El disco debut, producido por Fito Paez y grabado en su estudio de Caballito en 1989, salió con un error que obligó a la compañía a retirar todos los discos de circulación, lo cual demoró muchísimo su salida y perjudicó las ventas. Resulta que el lado B de Todo lo que acaba se vuelve insoportable terminaba con un pedazo de Dando vueltas en el aire, incluido en Ciudad Pobres corazones, que el rosarino había grabado en la misma cinta dos años antes. En 1991, cuando pudieron sacar con mucho esfuerzo el segundo elepé, en plena fiebre del CD, ya nadie compraba vinilos. Con la salida de El último salva a todos (1993), el tercer y último trabajo discográfico del grupo cañadense, Coki les decía a todos: “El fracaso no se nos subió a la cabeza”. Para ese entonces, Punto G, integrada por Debernardi (voz y guitarras) Juan Albertengo (batería), Carlos Verdicchio (bajo), José Tato Fernandez (saxo y coros) y Rubén Carrera (teclados) ya era una banda mítica en y de la ciudad de Rosario. Lo que había arrancado como un suceso (Cae lenta fue el primer corte y un hit instantáneo que copó las FM, los programas de tevé y hasta era coreado por la hinchada canaya) se convirtió en poco tiempo en una banda de culto. El libro de Giordano le hace justicia al grupo que varias décadas después de su disolución continúa siendo una gema bien escondida o prolijamente ignorada en la historia del mejor rock argentino, o por lo menos de su periodo más oscuro y brillante. Incluso, sobre ese “rock subterráneo” de los 80 de “euforia paranoica”, Giordano precisó: “Todo lo que acaba se vuelve insoportable es uno de los últimos eslabones de esa cadena forjada en el desprejuicio y en la libertad creativa más absoluta”. 

En este trabajo de investigación, el autor de Inédito. Rock subterráneo en Rosario 1982-1987 (Yo soy Gilda,2013) reconstruye una memoria coral de la ciudad de los ochenta, con testimonios de casi 40 personas entre ellas músicos, familiares y amigos; artistas, escritores y periodistas que relatan todo un proceso que abarca la génesis de Punto G en Cañada de Gómez, hasta su incorporación en la escena cultural rosarina. 

Los aportes de Patricia Drivert, Pedro Guatsella, Pablo Bilsky, Beatriz Vignoli, Silvina Buffone, Pablo Macovsky y Carolina Taffoni, entre tantos otros, conforman un anecdotario imperdible y recuperan el pulso de la noche más o menos gloriosa de la década de transición democrática, en una ciudad que ya no existe (¡Rosario nunca estuvo tan lejos!). La movida de esos años, muy ecléctica, transcurría en antros variopintos entre bares, pubs y las fondas del Bajo, las peñas universitarias y la Facultad de Humanidades. En esa escena, entre psicobolches y metaleros, se va superponiendo la figura muy nítida de César Debernardi como un rockstar auténtico, casi natural. En esto el coro de voces que dirige Giordano es unánime: Coki la rompía. Jorge Risso lo vió llegar así: “Lo primero que me llamó la atención fue la frescura, la desfachatez: a Coki no le importaba nada, parecía que había llegado de Nueva York, no de Cañada de Gómez”, y así lo sintetizó Homs: “Coki siempre tuvo un costado de reviente fino, era muy intenso en el escenario”. 

Sobre el trabajo de investigación y recolección del material que incluye el libro, Giordano explicó: “Tuve la suerte de contar con la colaboración total de los pibes de Punto G que me trajeron una bolsa llena de recortes, fotos y afiches, y además, del gran Ponchi Fernández, que es un poco el héroe de los que nos dedicamos al periodismo de rock, porque es el tipo que tiene la colección de revistas más grandes de la Argentina, y aparte es muy generoso, es un divino”.  Por otra parte, el nombre del libro está extraído del tema Cañada bajo el cielo, del primer álbum de la banda, como un presagio pueblerino del desmantelamiento de los ferrocarriles en los 90. La foto de la portada es de Luis Vignoli y corresponde a la presentación de Todo lo que acaba… el 7 de diciembre de 1989 en el Patio de la Madera, recital al que asistieron mil quinientas personas. Según el propio Debernardi fue hermoso pero “terminó como el orto” con policías arriba del escenario. La imagen, que retrata ese episodio, también ilustra el clímax de una década de democracia frágil pero caliente que, ya sabemos, sobre el final  se volvió insoportable. 

 

La obra y el autor 

Diego Giordano es músico y periodista de rock. Fue responsable del área musical del diario El Ciudadano entre 1999 y 2008. Desde 2006 coordina las ediciones musicales de la Editorial Municipal de Rosario. Tiene publicados los libros Inédito, una investigación sobre el rock subterráneo de Rosario entre 1982 y 1987 (2013) y Uniendo fisuras (2019) sobre el salto de Soda Stereo a la cima del rock latino. Los trenes ya no vuelven más (Vademecum, 2022) es su último trabajo que produjo durante el primer año de la pandemia. Título que, al igual que su primer libro, está dedicado al rescate de la historia de la cultura y la música de Rosario, durante los años ochenta. En este sentido, Giordano señaló que Inédito  “trata de relevar una escena que precisamente por haber quedado inédita estaba desaparecida, perdida, olvidada”. Al mismo tiempo, el periodista contó que fue el blog de Leo Cesarini lo que inspiró la escritura de Inédito. “Es una de las cosas gloriosas que tiene internet, el hecho de poder compartir todo tipo de material, demos, cassettes, cedés que alguien pueda tener en su casa, y la página de Leo es hoy por hoy un archivo fabuloso del rock de Rosario en los 80”. 

Autor del blog La conspiración del ruido , Giordano tiene una larga trayectoria como periodista cultural y de rock que empezó durante sus años de estudiante de Letras, con la publicación de Riel, una revista de investigación de literatura de Rosario, y continuó en El Ciudadano, diario en el que estuvo a cargo de la sección musical durante casi una década.  “Desde que empecé a laburar de esto, sé que quiero relevar lo que pasa en la ciudad en la que vivo y en la que nací”, explicó, y agregó: “Tengo preferencia por lo local sobre todo para las cosas que no han tenido éxito en su momento, porque la narrativa de una época la monopolizan las cosas que tuvieron éxito comercial, y eso me parece no solo muy cruel e injusto, sino además ridículo. El éxito comercial no es un patrón para medir el pulso de una época. Pueden estar pasando cosas mucho más interesantes por fuera de eso”, concluyó.  

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