Un año sin vos, un año que es el primero de toda una vida sin vos, eso es lo más insoportable.

Cuando todo pasó, quería que el tiempo transcurriera rápido para poder volver a respirar sin ese nudo constante, y pasó el año. Un año durísimo, lleno de tristezas e injusticias. Un año en el que tu presencia en la ausencia es constante. 

Por suerte me dejaste tanto amor y personas maravillosas que me rodean, tu familia que es la mía, nuestros compañeros y compañeras que también son familia y nuestrxs hijxs, Juana y Pedro que transitan este dolor con una entereza increíble. Tienen tu huella indeleble y siempre, en cada momento importante de sus vidas, voy a lamentar la injusticia de que no puedas estar para compartirlo.

Somos tantas y tantos los que sufrimos tu muerte, los que no podemos aún convivir con el agujero inmenso… 

Una persona singular, siempre fuiste alguien que iluminaba los lugares donde estabas. Un tipo íntegro, noble, solidario. Inteligente y firme. Con esa tranquilidad y paciencia que siempre te envidié y a veces me exasperaba. Colgado como nadie. Siempre estabas pensando, volado, pergeñando nuevos proyectos. Ideas para la cooperativa, H.I.J.O.S, el “peronismo”. Siempre, siempre pensando en colectivo. Tu poder de persuasión era inagotable. Cuando discutías defendiendo una idea o propuesta el decálogo de argumentos no se terminaba nunca, no era fácil no estar de acuerdo con vos, cosa que a mí me pasaba seguido, quizás sólo para eso, para discutir con vos. Ahí las palabras eran inagotables, no así para hablar de sentimientos, eso te costaba más. Para eso había que insistir o emborracharte. A tu familia le pudiste decir que los amabas el día que declaraste en el juicio en que se juzgó la desaparición y homicidio de tu papá Emilio, del otro lado del vidrio. Después todos brindamos por tu declaración (que fue increíble) y porque les habías dicho que los amabas. 

Muchas veces te dije cómo me molestaba cuando las personas se mueren y las transforman en “santos” y se borra de su vida que a veces eran flor de soretes. No es tu caso, tu viejo al poco tiempo de conocernos me escribió un día que nunca iba a encontrar un tipo más noble, leal y generoso que vos, y tenía razón. Siempre te admiré profundamente y por suerte cada día te dije que te amaba, eso lo sabías.

Nunca me gustó el concepto de imprescindible, tan utilizado en la militancia. Con Florencia siempre despotricamos del uso y abuso de ese concepto. A vos creo que tampoco te gustaba mucho porque siempre reivindicaste el concepto de que el único héroe es el colectivo. Pero con todas estas salvedades, todes sabemos que vos eras de los que no dejan de luchar ni un día. Y en cada uno de los espacios que ocupabas (porque vos los ocupabas en el sentido más amplio de la palabra) se siente tu ausencia de una manera innegable, inconmensurable. Un tipo tan coherente y consecuente fuiste, mi amor, que ese legado está ahí, intacto.

Somos herederos de una generación que creyó en el hombre nuevo, y vos sos lo más parecido en ese traspaso a aquello. Sobreviviente de la dictadura genocida, siempre te hiciste cargo de ese legado y en esa pelea nos conocimos. Me siento privilegiada por todos los años que vivimos juntos (casi 17, 20 desde que nos conocimos) y todo lo que construimos. 

Te voy, te vamos a extrañar siempre, no me gusta que digan lo que hubieras dicho o hecho, pero lo pienso todo el tiempo.

El jueves en la plaza te fuimos a “despedir”, misión imposible, te fuimos a celebrar, fuimos a darnos un tiempo para compartir colectivamente el duelo y regar la plaza de las Madres con tus cenizas. No había otro lugar posible que esa plaza que transitaste de la mano de las mujeres de tu familia desde que eras un gurí. Esa plaza de las madres que tanto quisiste, esa plaza de todas las luchas, esa plaza de la que tengo cientos de fotos juntos, con nuestros hijos, en cada año de sus vidas. Esa plaza en la que nos seguiremos encontrando.

* Integrante y abogada de Hijos Rosario, compañera de vida de Juane

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