Por esta vez vamos a conversar más coloquialmente. Estuve averiguando asuntos que podríamos considerar la interioridad del trasfondo. O algo así. Las sanciones económicas del espacio financiero –bancos, armas, drogas– que se expresan a través del bloque anglosajón y conducen las acciones de los Estados Unidos y la OTAN, pueden tener una eficacia relativa y, con el tiempo, desmantelada por la labor económico comunicacional de Rusia, China, Irán y aliados. Bien.
Sin embargo, a medida que fui observando en profundidad el tipo de medidas y sus derivaciones, y consultando el parecer de analistas que toman en cuenta los distintos niveles en que se mueve la economía mundial, fui llegando a algunas conclusiones que quizás contribuyan a entender lo que sucede y a perfilar futuros de transformación más cercanos de lo que podía esperarse de tales movimientos. Hay que sentarse tranquilos y pensar mientras se lee para asimilar la dimensión.
El bloqueo de la presencia rusa en SWIFT está abriendo aceleradamente la potenciación de los sistemas de comunicación euroasiáticos que ya venía desarrollando Irán con respaldo de los dos socios. Rápidamente los tres grandes protagonistas orientales y sus numerosos aliados, van percibiendo que, al emplear otro canal, no necesitan utilizar el dólar. Hasta ahora eso se venía concretando en las relaciones bilaterales; por estas horas la convicción se extiende con celeridad pues el comercio día a día continúa y resulta indetenible por la misma naturaleza de las necesidades de los Estados.
En línea, el bloqueo a la presencia comercial rusa a nivel planetario está llevando a que ese país y sus amigos asiáticos apuren procesos que no estaban acelerando precisamente para que la Unión Europea tuviera tiempo de adecuación, acuerdo con China mediante, para insertarse en la Multipolaridad. Se trata de la sustitución de importaciones. El hostigamiento occidental logró la caída del rublo. Pero esa baja ha resultado un impulso para la producción local, el autoabastecimiento, de bienes de producción y consumo que las naciones asiáticas obtenían del intercambio comercial. Rusia está echando mano a las herramientas monetarias necesarias para lograr que su divisa se ubique exactamente en el nivel impulsor de producción adecuado.
(Recordemos a don Arturo Jauretche y sus conclusiones tras la experiencia en la conducción del Banco Provincia de Buenos Aires: el país no necesita un peso fuerte o débil, necesita un peso en el valor justo para fomentar la producción local. De otro modo, se fomenta la importación de elaboraciones que podrían fabricarse en la Argentina.)
¿Me siguen? Ya expliqué que un quiebre en la provisión del gas generado por Gazprom resultaría un problema para Europa porque quedaría atada a la fracking costosa oferta norteamericana, unas cinco veces más cara y con traslado habitual riesgoso por mar. También, que Rusia acordó, tiempo atrás, que en una situación especial China estaba en condiciones de absorber ese volumen. Asimismo, que la presión de los Estados Unidos y la OTAN para que la UE desestimara el pacto comercial de diciembre de 2021 privaba a las economías del viejo continente de cruces en áreas como la elaboración de manufacturas, servicios financieros, bienes raíces, construcción y servicios auxiliares al transporte marítimo y aéreo. Pero sobre todo, cerraba las puertas de los gigantescos mercados asiáticos que China ofrecía para armonizar el rumbo económico planetario.
¿A cambio de qué? Quizás de la “lluvia de inversiones” que el centro occidental promete cada vez que se decide a extraer recursos de las naciones.
De allí, de la conjunción de todos esos elementos y otros, surge la más reciente conclusión del analista Pepe Escobar: “Estados Unidos y la UE se están extralimitando en las sanciones rusas. El resultado final podría ser la desdolarización de la economía mundial y una escasez masiva de productos básicos en todo el mundo”. Al intensificar su ataque hasta impactar sobre el Banco Central ruso, lo que obtuvieron fue un régimen especial de servicio, lo que significa que las fuerzas militares rusas estén en máxima alerta integral y apurar el establecimiento de un sistema de comunicación financiera con China.
En esa dimensión de estudio, el economista Michael Hudson completó que “El resultado pondrá fin a la dolarización para siempre, ya que los países amenazados por la «democracia» tendrán miedo de utilizar los bancos estadounidenses”. Rusia y China tienen activos bancarios suficientes para intervenir en los mercados cambiarios y sostener el nivel de su propio tipo de cambio. En definitiva, “el Sur Global buscará unirse y al mismo tiempo mantener SWIFT, trasladando sus reservas al nuevo sistema”.
Añadimos que para comprender la importancia del asunto es pertinente evocar las razones de la decisión final norteamericano atlantista para invadir y desmembrar Irak y Libia: el punto de no retorno fue el cambio de esfera que esas naciones adoptaron al trasladar sus reservas del dólar al euro. La diferencia radica en que por entonces el bloque conducido por el poder financiero podía arrasar naciones enteras, y ahora no. A mí no me van a convencer con razones, dijo el gallego; salvo el poder, todo es ilusión, sentenció Vladimir Lenin.
Esta conclusión de Escobar, bien fundada, es terminante: “Por lo tanto, los propios EE.UU. en otro error estratégico masivo, acelerarán la desdolarización. Como dijo el director gerente de Bocom internacional Hang Hao al Global Times –Bocom, ¡qué nombre, argentinos!– , “con la desdolarización del comercio de la energía entre Europa y Rusia, ese será el comienzo de la desintegración de la hegemonía del dólar”. Entre nosotros, esto lo vengo anunciando al menos en el lustro reciente al considerar el peso específico de las economías multipolares. Pero cito a los expertos con reconocimiento porque en verdad no aguardaba resultados contundentes antes de 2025, cuando efectivamente se crucen los vectores de PBI de China y Rusia, ascendentes, con los de los Estados Unidos y Europa, en caída.
La acción occidental sobre Rusia por el conflicto de Ucrania ha acelerado el motor de la historia. La clave de comprensión, lectores, está en la imagen que se tiene del mundo. No me voy a cansar de insistir que el volumen de la amalgama situado sobre la Organización de Cooperación de Shangai ya supera al del bloque anglosajón. No por principios anti imperiales, que los tengo, sino porque así es. Los que se guían por los medios tradicionales y sus reproductores creen que acercarse a los Estados Unidos es “entrar al mundo” cuando en verdad se trata de un mundito deficitario, cuyas energías están orientadas a absorber los recursos sociales a través de estados cooptados para salvaguardar la integridad económica de las grandes corporaciones financieras.
A partir de los años venideros es probable que la artificial moneda estadounidense, impuesta a punta de pistola a falta de respaldo productivo genuino, sea relevada por las variantes posibles. Quién sabe. Escobar apuesta al yuan. Mi referencia de consulta Henry CK Liu no descarta las canastas de monedas y, antes de esta andanada en la cual la UE quedó limitada por la acción de la OTAN, al euro mismo. Ya se sabe que los Keiser Report apuestan al Bitcoin con un entusiasmo que parece exagerado.
Las grandes víctimas de esta conflagración pueden ser aquellas economías europeas que, como Alemania, se las arreglaron tras la crisis financiera y la pandemia para salir adelante en base a intervención estatal, presencia sindical, cooperativas, restricción a los monopolios y mercado interno sólido. ¿Qué hará Portugal? Ese simpático enclave peronista bregará para ubicarse en el lugar adecuado. Ojalá los arrogantes españoles lo vean como ejemplo y no como variante menor. En modo apunte político, nada económico, me permito decir que China tiene pensado ofrecer puentes a los países más razonables. Esos puentes bien construidos lograrán zanjar la muralla.
Creo que el diseño de la acción atlantista presente estuvo inspirado en Zbigniev Brzezinski y su anhelo de cortar vínculos entre Rusia y China, y de partir ambas naciones sin ahorrar esfuerzos económicos y bélicos. Esto también sirve para relativizar el prestigio que ante la opinión han ganado los halcones de todos los colores como si la energía política se pudiera desplegar en cualquier circunstancia, más allá del poderío real. La indudable inteligencia del infame teórico nunca prescindió de los factores tiempo y capacidad de acumulación a la hora de lanzar sus ideas más intensas. Pero hoy ¿quién comanda, con esos preceptos pero sin ese talento, los pasos diarios de Occidente? A veces me parece ver banqueros ocupando el lugar de los estrategas y mercenarios ocupando el lugar de los generales. Pero no debe ser así, seguramente estoy equivocado.
Lo cierto es que los dolarizadores se vienen convirtiendo en la vanguardia de la desdolarización.
*Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica / Sindical Federal
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