El Mercado Popular sopló 7 velitas el pasado miércoles y, para que la celebración fuera bien a lo grande, a sus trabajadores y trabajadoras se les cumplió el deseo de conformarse en cooperativa.

Al llegar a La Toma uno siente que está por entrar a uno de los espacios más emblemáticos de Rosario en cuanto a luchas populares se refiere. El pizarrón que preside el ingreso principal por calle Tucumán a la altura del 1349 anuncia el menú del día: “Filet de merluza con puré”, al módico (y casi insólito en estos tiempos) precio de 340 pesos. Unos metros más atrás, en otra pizarra negra y con letras color blanco tiza, se lee: “Café con leche. 2 bizcochos. Manteca. Mermelada. 230 pesos”. En este ex supermercado de la ya desaparecida firma Tigre que fue recuperado por sus trabajadores y trabajadoras hace más de 20 años, tiene su lugar –además de dependencias públicas, organizaciones sociales, gremiales y de derechos humanos– el Mercado Popular, que el pasado miércoles 13 de julio festejó sus primeros 7 años de vida. “La verdad que lo estamos viviendo con mucha alegría a pesar de todo lo que se está viviendo en estos momentos”, señala José Dalonso, uno de los referentes, y argumenta: “Este año nos convertimos en cooperativa y celebramos que  después de todo este tiempo en el Mercado podemos mejorar nuestras condiciones de trabajo y pasar a la formalidad. Y qué mejor forma que en una cooperativa, sin patrón y sin tener que rendirle ganancias a nadie”.

Foto: (Candela Robles)

Un largo camino

Para llegar a este presente de festejos y celebraciones por el paso hacia la conformación en cooperativa, las y los hacedores del Mercado Popular debieron batallar duro y parejo y sortear escollos varios. “Todos esos trámites son bastante engorrosos”, confiesa Dalonso, pero aclara: “Tuvimos un apoyo muy grande de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (Utep) que nos dieron una mano bárbara para completar todos los formularios y armar todo. Incluso, hasta el día de hoy aún estamos completando algunas tareas que nos quedaron pendientes. Pero este es un gran paso ya que, además de adoptar la forma de cooperativa, con todo lo que eso implica, también nos dio la posibilidad de incorporar medios de pago como las tarjetas de crédito y débito que no teníamos y que era una incomodidad para la gente”.

Tras remarcar que la del Mercado “es una clara experiencia de lo que la economía de nuestro país necesita”, José destaca que “se mezclan en una misma góndola productos de consumo masivo y aquellos que provienen de emprendimientos locales que por ahí no tienen cabida en grandes comercios”, y detalla: “Nosotros acá no vendemos productos de grandes marcas, como Molino y Arcor. Puede haber alguno que sea de mucha necesidad y que no se consigan otras alternativas, pero tratamos de evitarlos siempre y de trabajar con cooperativas, emprendimientos locales, empresas recuperadas, como Prunelle (higiene personal), Biscotti (pastas), Prana y Souno (medallones), Las Naselas (miel artesanal), P.A.CA (Proyecto Agroecologico Casilda, productos de soja orgánica). Y tratamos de ayudar también a emprendedores locales como la panadería Sarmiento o La Nueva Callao. Entonces, se termina haciendo una rueda en la que el objetivo es darle un lugar a productores ya consolidados de la ciudad con productores que están empezando en la economía popular y que quizás acercan su mercadería una vez por semana, como pueden ser seis docenas de empanadas o de donas, bandejitas de facturas, y a partir de eso pueden juntar más ingresos y redoblar la cantidad de mercadería que traen. Todo eso, además, nos permite darle a la gente una oferta completa sin que sea un anticuario ni tampoco un Coto, y que puedan realizar unas compras completas, para hacer la cena o el almuerzo, sin tener que ir a otro comercio”.

Se festejó fuerte

Durante todo el miércoles 13, día en que se celebraba el cumple 7 del Mercado Popular, hubo promociones, descuentos, regalos para los primeros clientes y una degustación de café, facturas, pasta frola y hasta unos exquisitos bocaditos de plátano frito que este cronista se dio el gusto de probar antes de charlar con José Dalonso mientras éste iba y venía por los pasillos y escaleras de La Toma para reponer productos en las góndolas y haciendo que todo estuviera acorde a la jornada festiva. “Estamos en una zona donde hay un montón de edificios en los que por ahí la gente tiene un mayor poder adquisitivo”, admite el referente, y añade: “Como todos los comercios, tratamos de ver una lógica comercial que nos sea rentable porque nosotros somos una cooperativa pero esto tiene que dar ganancias y pagar los sueldos de todos los compañeros, y de la mejor manera que podamos. Y también pensar todas las lógicas comerciales para poder llevar adelante nuestro negocio aunque no sea con marcas conocidas o instaladas, eso a veces tiene el doble de esfuerzo”.

Ante la pregunta de cuáles son los productos que se destacan en el amplio espacio que ocupan dentro de La Toma, José enumera: “Lo mejor que tiene el Mercado es que cuando vos venís a hacer las compras para una comida seguro vas a terminar haciendo algo distinto, porque hay una gran variedad de ofertas de pescados de mar y de río, empanadas, milanesas, mariscos, merluza, medallones, mejillones, bolsitas ya armadas para paella o cazuelas. También tenemos una gran variedad de pastas artesanales de la Pastaiola, una pequeña fábrica de zona sur, y de la fábrica artesanal de pasta integral Biscotti. Tenemos productos dietéticos, medallones de vegetales, veganos y vegetarianos, y una gran oferta de verduras agroecológicas, semillas, legumbres, frutos secos, fraccionados que no se ven en otros lados”.

Por último, antes de despedirse, Dalonso confiesa los objetivos que se plantean para la séptima temporada de este gran emprendimiento autogestivo: “Para nosotros el desafío siempre es poder darle la posibilidad a otras personas de que vengan a trabajar, porque cada vez que se suma un compañero o una compañera es una alegría enorme. Y por supuesto también todo lo que sea vías de crecimiento para esta cooperativa es a su vez generar puestos de trabajo y darle la oportunidad a productores de manera indirecta para que puedan seguir creciendo ellos y desarrollándose. Eso está buenísimo también. Algo que nos pasa es que vemos productos que arrancaron vendiéndose acá y de pronto los vemos en otros negocios, eso también es una gran satisfacción. Mientras sigamos en el rumbo que venimos, creo que a los 8 años los vamos a festejar mucho más contentos todavía”.

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