La obra protagonizda Pablo Finamore y dirige Claudio Martinez Bel realizará una función el sábado 15, a las 21 en el espacio de Sarmiento 778. Fue nominada a los premios Ace 2022 como mejor actuación unipersonal.
Olvidate del Matadero se centra en la vida de Misky, según la dramaturgia, el opa, el tonto del pueblo, arquetipo mítico que se hunde en las raíces de nuestra cultura popular. Es el hijo de una criada de don Esteban Echeverría, el escritor, el célebre. En la casa repleta de libros, este personaje aprendió a leer y lee sin parar. Pero no entiende todo. Lee una tarde un cuento del patrón: El Matadero. Pero esta vez será distinto porque él estuvo ese día, en esa jornada atípica en el lugar de los hechos. Y para él no fueron así las cosas. Esto enciende un conflicto que tiende a resolverse reviviendo todo desde su propia experiencia.
Olvidate del matadero habla de esa dialéctica entre la historia y las historias. La posibilidad de entender. Y la imposibilidad de olvidar.
La obra en que actúa Pablo Finamore y dirige Claudio Martínez Bel se parte del cuento de Esteban Echeverría El Matadero como la ficción política, precursora de la grieta argentina, en este caso entre azules y colorados, nuestra hipótesis de trabajo es una utopía de conciliación adentrándonos en el conflicto desde la inocente mirada del personaje, aseguran sus hacedores.
En la profundidad de la dramaturgia, se trabaja el malentendido en nuestra sociedad, que para los autores es materia corriente y el antagonismo es inevitable. Lo esencial es cómo trabajar en el marco de los desacuerdos. Cómo se configura al otro, qué atributos se le suponen, qué vínculos se establecen con él y qué destino se le reserva. Aceptar el antagonismo permite proyectar vías de resolución. La violencia gana cuando lo que se intenta es suprimir al antagonista. Llamar grieta al antagonismo como si fuera una anormalidad y no la esencia propia de todo conjunto
social lleva a una simplificación violenta que conduce a la polarización, a la división del mundo entre buenos y malos.
Nosotros entonces -dicen desde la obra- partiendo de la genialidad de la estructura del cuento, le dedicamos
una mirada crítica a la demonización del otro. La visión de un intelectual es interpelada por alguien que tiene un retraso mental, lo cual no le impide ver la diferencia entre los hechos y los inventos del escritor.
Así surge la creación de Misky, un personaje ficticio, con capacidades diferentes, hijo de una criada de don Esteban, con una extraña compulsión por la lectura sin llegar a comprender acabadamente las cuestiones que lee. Entiende y no entiende. Un ser inocente, despojado de maldad, explora su propia vivencia en esa jornada en el
matadero donde Echeverría desarrolla su ficción con una clara intención política, construyendo un mundo de barbarie, donde se confunden las personas con los animales como síntesis de su visión del gobierno de Rosas.
La acción se desarrolla en el año 1840 antes que Echeverría emprenda su exilio en Montevideo, tiempo después de esa jornada en el matadero, a casi dos años de la muerte de Encarnación Ezcurra, en un momento de máximo poder del gobierno de Rosas, de muchos enfrentamientos y por lo tanto de mucho peligro para quién estuviera en su contra. Por ese motivo, que Misky haya leído el escrito de El Matadero representa un peligro concreto para don Esteban y al enterarse le ordena que se olvide lo que leyó bajo amenaza de hacerlo meter preso en Montevideo. Esto enciende el conflicto que pone en marcha la acción. Misky debe olvidarse lo que leyó y para eso recuerda su propia experiencia. Podemos apreciar entonces que existen diferentes visiones, ideas y pensamientos. El asunto es integrarlos, darles participación y entidad como semejantes con iguales derechos.
El contrapunto de lo escrito por Echeverría y lo vivido por Misky nos brinda también la posibilidad de introducir el humor como contrapartida a la violencia del cuento, manteniendo un criterio de tradición popular para toda la familia.
Ficha técnica y artística
Actúa: Pablo Finamore.
Ficha artístico-técnica
Asiste y produce: Adriana Yasky
Dirige: Claudio Martínez Bel
Supervisión dramatúrgica: Mauricio Kartun
Vestuario: Adriana Estol
Escenografía: Adriana Estol
Iluminación: Agnese Lozupone
Realización Escenográfica: Richard Forcada
Realización de vestuario: Adriana Estol
Diseño gráfico: Paco Fernández
Fotos: Nahuel Lamoglia/Paco Fernández.
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