En un contexto marcado por una derecha violenta y militarista, que utiliza la mentira y la guerra judicial contra la democracia, el foro multilateral llamó a volver a la idea de política como negociación de intereses con mutuo respeto y dentro de las instituciones.
Cien puntos de consenso sobre un amplio, inmenso espectro de problemáticas complejas. Cien objetivos a alcanzar con mucho esfuerzo, enfrentando enormes desafíos y diferencias internas, en un contexto de avance violento de la derecha que dejó al descubierto la debilidad de muchos de los procesos democráticos regionales. Y como dato nuevo y de importancia fundamental, el regreso de Brasil, que fortaleció al organismo y produjo un cambio en la geopolítica regional.
Son apenas algunos de los aspectos que dejó para analizar la VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se desarrolló en Buenos Aires el 24 de enero. No faltó la advertencia de Estados Unidos, que se adelantó al encuentro, como para marcar la cancha antes de empezar. El jueves 19, la jefa del Comando Sur de ese país, Laura Richardson, dejó bien en claro, en un gesto desembozadamente injerencista, que América latina y el Caribe siguen siendo “el patio trasero” y que los recursos naturales de la región son de vital importancia para el imperio.
Golpe y feroz represión en Perú, que continúa con total impunidad y cinismo. Intento de golpe en Brasil. Crisis en Haití. Son sólo algunos de los ejemplos más notables de la violencia que se ejerce contra las instituciones. Las noticias falsas, la guerra judicial, el militarismo y el paramilitarismo son amenazas que recorren todo el continente. Sobre este punto, la declaración final señala el “firme compromiso con la preservación de los valores democráticos y la vigencia plena e irrestricta de las instituciones y del Estado de Derecho en la región”.
Es obvio que la “unidad en la diversidad” es una frase bonita de difícil realización. Quedó claro cuando la derecha regional, a través del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, puso en claro que sus objetivos son no sólo diferentes sino también incompatibles. El mandatario solicitó que el texto final no reflejara una “visión hemipléjica” de la defensa de la democracia, los derechos humanos y las instituciones “según el perfil ideológico”.
“Se habla del respeto a la democracia, de los derechos humanos y del cuidado de las instituciones. Claramente, hay países acá, y ya fue dicho, que no respetan ni la democracia, ni las instituciones, ni los derechos humanos”, señaló el mandatario de Uruguay en referencia a los Gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Lacalle Pou propuso la creación de una zona de libre comercio entre los países que integran la Celac e instó a sus miembros a pasar a la “acción” y evitar que el foro se convierta en un “club de amigos ideológico”.
“Para que este tipo de foros subsista en el tiempo, tiene que generar esperanza y la esperanza se genera sobre el camino andado. Sobre la palabra puesta en práctica”, sostuvo Lacalle Pou según reprodujo Télam.
En sus palabras, la fortaleza de este mecanismo está en “la variedad, el cambio y la alternancia”, ya que si se cae en “la tentación ideológica”, los foros internacionales se desvanecen.
“Por eso, pasar a la acción. Pequeños pasos, pero en una dirección, y no grandes discursos que nos congelen bajo títulos de solidaridad y otros conceptos que son muy lindos, pero que a veces no se ponen en práctica”, argumentó Lacalle Pou, recitando las consignas que los neoliberales vienen utilizando para atacar la integración regional.
La crisis del sistema capitalista
El presidente de Bolivia, Luis Arce, advirtió que el sistema internacional emergente de la Segunda Guerra Mundial está en crisis, pero no para producir otro sistema mejor y más equilibrado, informó la Agencia Boliviana de Información (ABI).
“Hoy nos enfrentamos a una crisis capitalista múltiple y sistemática que pone cada vez más en riesgo la vida de la humanidad y de nuestra Madre Tierra, crisis alimentaria, hídrica, energética, climática, sanitaria, económica, comercial y social”, dijo el mandatario durante su intervención en la cumbre.
De acuerdo con el presidente de Bolivia, los países del mundo deben pensar en las generaciones futuras y en la Madre Tierra, a la que describió como “nuestra Casa Común”.
Arce abogó por identificar las causas de cada una de las crisis para cambiar el sistema que reproduce la dominación, explotación y exclusión de las grandes mayorías.
Al mismo tiempo, precisó, desde la Celac se deben retomar los principios del multilateralismo, pero no para preservar el orden internacional injusto que agobia a los Estados y pueblos, sino para avanzar hacia otro mundo que, en su opinión, “sí es posible”.
Según informó el sitio boliviano Abyayala, Arce también se refirió a la situación de Perú: “Estamos consternados porque decenas de peruanos han fallecido y centenares resultaron heridos en medio de movilizaciones sociales, nuestra solidaridad con las víctimas de la violencia”, dijo el mandatario en su intervención.
El Estado Plurinacional de Bolivia, remarcó el mandatario, es respetuoso, como todos los Estados de la Celac, del “Derecho Internacional y de la no injerencia en los asuntos internos de los Estados”. Sin embargo, precisó, “no podemos simplemente obviar una situación como la grave crisis política y social que vive el pueblo hermano”.
Arce exhortó a las instituciones del Estado peruano para que junto a su pueblo tomen el camino del entendimiento para recobrar la paz social y política en su país.
Pese a que no estuvo presente en Buenos Aires, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pidió a la Celac un pronunciamiento conjunto contra la “represión” en el Perú y por la libertad del ex mandatario peruano, Pedro Castillo, informó el diario peruano El Comercio.
“No debemos dejar solo al pueblo hermano del Perú, fue una infamia lo que hicieron con Pedro Castillo y la forma en que están reprimiendo al pueblo”, declaró el mandatario en un mensaje que envió en video a la cumbre de la Celac.
López Obrador indicó que “hay que suscribir conjuntamente un comunicado para exigir que cese la represión, que se abra el diálogo, que sea el pueblo el que decida en democracia, es decir, en elecciones limpias, libres, sobre el destino del Perú”.
“No al autoritarismo y poner en libertad a Pedro Castillo, porque está injustamente encarcelado”, concluyó en relación con el tema.
La VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños significó además un esfuerzo por visibilizar y poner en primer plazo la región caribeña, muchas veces relegada. En este sentido, finalizado el mandato del presidente argentino al frente del organismo, fue elegido para ocupar la presidencia pro tempore de la Celac el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.
Además de la cumbre entre mandatarias, mandatarios y representantes de los gobiernos, se realizó el primer encuentro de la Celac Social bajo la consigna: “Integración latinoamericana y del Caribe para frenar el nuevo plan Cóndor en la región”. Se trata de un espacio que articula a las organizaciones sociales, políticas, sindicales, indígenas y de derechos humanos.
Acaso la realización concreta, palpable, de las buenas intenciones, los planes y los proyectos que se plantearon en el documento final de los mandatarios (“Declaración de Buenos Aires”) que contiene cien puntos y 28 páginas, puedan llevarse a cabo si la Celac Social, lejos de ser un encuentro “paralelo” (las paralelas no se tocan), adquiere peso y centralidad y se profundiza una relación productiva con los representantes de las organizaciones que están inmersas en las problemáticas cotidianas, en el terreno, en la calle.
Estados Unidos marcó la cancha
La Celac nació con el objetivo de reemplazar a la Organización de Estados Americanos (OEA), que responde a los intereses de Estados Unidos y acompañó sangrientos golpes de Estado en la región. Por eso incluye a todos los países del continente excepto dos: Estados Unidos y Canadá. Pero el imperio no iba a permitir desorden alguno en lo que considera su “patio trasero” y salió a recordar la vigencia de la doctrina Monroe.
Según informó el diario Página 12, en un video grabado para un evento del Atlantic Council, un think tank (usina de ideas) vinculado a la OTAN, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, les marcó la cancha a todos aquellos que luchan por la integración regional.
“¿Por qué es importante América latina?”, fue la pregunta que dio título al encuentro. Y la respuesta tuvo un denominador común: los ricos recursos naturales, el litio, el agua dulce, el petróleo.
Richardson apuntó al triángulo del litio, zona estratégica que comparten Argentina, Bolivia y Chile: “El sesenta por ciento del litio del mundo se encuentra en ese triángulo”, y agregó: “Es hoy muy necesario para la tecnología”.
La militar mencionó “las reservas de petróleo más grandes, incluidas las de crudo ligero descubierto frente a Guyana hace más de un año”.
“Tienen los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro”, continuó la general, quien también destacó la importancia del Amazonas, “los pulmones del mundo”.
También señaló que en la región se encuentra “el 31 por ciento del agua dulce del mundo”. Y concluyó, tras su inventario: “Tenemos que empezar nuestro juego”.
Cien puntos, cien desafíos
En la declaración conjunta firmada por los mandatarios se plantea la necesidad de generar un proceso de integración en la región, que promueva “la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de los pueblos”.
Habrá que trabajar mucho, en forma conjunta, y en unidad, para lograr este objetivo. La derecha regional hace tiempo que viene trabajando para lograr exactamente lo contrario: debilitó el Mercosur, desmanteló Unasur y, en nombre de la libertad de comercio, propone acuerdos bilaterales que debilitan la unidad.
El documento hace hincapié asimismo en la defensa de los recursos naturales y estratégicos, destaca la necesidad de entablar un diálogo con Venezuela, exige una vez más el levantamiento del bloqueo a Cuba, e insiste con el principio de no intervención e injerencia en las democracias de sus pueblos. Incluye un apoyo contundente al reclamo argentino por Malvinas.
Sobre la necesidad de integración regional, el punto uno del documento señala que el propósito es que América Latina y el Caribe “tengan plena conciencia de su proyección como una comunidad de naciones soberanas, capaz de profundizar los consensos en temas de interés común y contribuir al bienestar y desarrollo de la región, así como a la acuciante superación de la pobreza y las desigualdades e inequidades existentes”.
El texto incluye además la seguridad alimentaria y nutricional, siendo que la región es la principal exportadora neta de alimentos. Se mencionaron también el cambio climático, la ciencia y la tecnología, la salud, las cuestiones de género y juventudes, la educación, las migraciones y la discapacidad, entre otras muchas áreas que necesitan un trabajo conjunto e integrado.
“Reconocemos la necesidad de que los modelos económicos de los países de la región prioricen el desarrollo productivo con inclusión social y orienten sus recursos disponibles para alcanzar este fin. Señalamos que este objetivo sólo puede materializarse a través de una fuerte cohesión social dentro de los países, lo cual requiere de instancias y mecanismos de diálogo de alto nivel político”, señala el punto once del documento, que salió a la luz en un contexto en que la derecha dinamita todos los consensos cognitivos que hacen posible el diálogo.
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