Los dichos de la ex ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, acerca de que la policía de Santa Fe “es una banda más, sin autoridad” sobre el territorio de Rosario y cuyo proceder “impide el trabajo de las fuerzas federales”, obligó al nuevo ministro provincial, Claudio Brilloni, a defender a la fuerza local con la desafortunada frase: “Tenemos una policía que está a la altura de las circunstancias”. El debate sobre la calidad del servicio policial –que no se reduce a la deshonestidad de algunos de sus miembros o a la complicidad de otros con el mundo del crimen–, debería ser bienvenido en la conversación pública sobre las políticas de seguridad, para no insistir en el mismo camino si el objetivo es arribar a otro destino. Pero la discusión política sigue enmarañada en más o menos efectivos de fuerzas federales, como si el desmadre sólo se redujera a una cuestión numérica.
El tiempo no pasa
En octubre de 2021, cuando Aníbal Fernández reemplazó a Frederic en la cartera de Seguridad y anunció el cíclico envío de gendarmes a Rosario, el eslabón recordó que “desde abril de 2014, cuando el entonces viceministro nacional Sergio Berni desembarcó en helicóptero con dos mil hombres y reventó 69 búnkeres de comercialización de estupefacientes en Rosario –en un operativo más espectacular que sustentable en el tiempo–, la provincia recibe asistencia de Nación en materia de seguridad con el envío de uniformadas y uniformados, cuyo conteo llegó a convertirse casi en un deporte local”.
Aquella nota, titulada “Una policía para Santa Fe”, agregaba que la provincia “desde entonces no consigue el objetivo de que esa cooperación federal le permita el aire suficiente para reformar la fuerza de seguridad provincial hasta transformarla en una herramienta útil para la prestación del servicio”. Aunque transcurrió un año y medio, parece escrita hoy.
La única diferencia es que entonces Fernández y Perotti no se peleaban en público sino que se tiraban flores. Ahora, el ministro nacional le dice al gobernador provincial lo mismo que Frederic: que se haga cargo del problema de su fuerza de seguridad.
“El gobernador no entiende de seguridad, que opine que no alcanzan la cantidad de efectivos es casi una burla. Él dice que el que no entiende soy yo. No, el que no entiende es él”, sostuvo Fernández en declaraciones a FM La Patriada la semana anterior.
Además, afirmó que “es su provincia, su policía” y se interrogó: “¿Por qué no le pregunta a los otros 22 gobernadores cómo resuelven el tema con sus policías? Porque ninguno de ellos tiene problemas, el problema lo tiene él”.
Perotti había señalado que Fernández “sigue sin entender la realidad y particularidad de Rosario desde hace muchísimos años. Si esa es toda la ayuda que puede dar, hay que decirle al ministro que no alcanza”.
En octubre de 2021, cuando se fue Frederic del ministerio, el gobernador había dicho: “Me parece que la ministra no entiende a la perfección lo que el Presidente está diciendo cuando aparecen estas cosas de querer comparar. No me importa que me comparen con los números que tengo de otra provincia, porque la problemática que tenemos es diferente y requiere una atención distinta”.
La otra diferencia notable en este tiempo consistió en que el gobierno de Santa Fe abandonó la idea de la conducción política del sistema de seguridad pública, para entregar el asunto llave en mano a la policía, la institución que debe ofrecer parte de la solución y es claramente actora del problema.
La intervención
En una entrevista con Aire de Santa Fe, Frederic aconsejó una suerte de intervención de la institución policial en Rosario. Ya lo había mencionado en otros reportajes.
“La Policía de Santa Fe debería estar en las oficinas, para que la responsabilidad del control de las calles de Rosario pase a manos de las fuerzas federales. Sería una medida de corto plazo. No es una medida a largo plazo, pero es una manera de que se retome el control del Estado sobre un territorio”, dijo la ex ministra.
En coincidencia con las declaraciones de las últimas semanas del presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Daniel Erbetta, y del jefe de la Agencia de Criminalidad Organizada del MPA, Luis Schiappa Pietra, Frederic sostuvo que “lo que debe ocurrir es que el Estado retome el control, regule el delito, sancione, prevenga”.
Erbetta había señalado que la fuerza perdió “el control de la calle”, y Schiappa Pietra que “la estructura policial no da para más”.
Para Frederic, “la Policía de Santa Fe no está y, si está, impide el trabajo de las fuerzas federales”. Es decir, perturba la misma ayuda que la provincia reclama.
“Esto no ocurre sólo ahora, sino que ya ocurría durante los últimos meses de nuestra gestión. Había una dificultad creciente de parte de las fuerzas federales, que eran la misma cantidad que hoy tienen Rosario y Santa Fe. La obstaculización se produce porque el dominio de la jurisdicción desde el punto de vista institucional lo tiene la Policía, las comunicaciones, el patrullaje”, detalló Frederic.
Sostuvo que “aunque el Intendente (de Rosario, Pablo Javkin) se queje de que la Policía no está, en realidad no está, pero está. Ese control no lo tienen las fuerzas federales”.
La ex ministra recordó que en 2011 se daba una situación similar en el cinturón sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Entonces se desplazó a la Policía Federal del control de la calle, de lo operativo y de la comunicación, para recluirla en las oficinas, donde la Gendarmería o la Prefectura les llevaban a las personas detenidas”, puntualizó.
Insistió en que “no es una solución de fondo, pero es una solución de corto plazo, hasta que se reoriente la acción de la Policía de Santa Fe, que se convirtió en una banda más sin autoridad sobre el mundo delictivo”.
“En este contexto el gobernador Omar Perotti pide mayor presencia de efectivos federales en Rosario, mientras el ministro Aníbal Fernández le responde que se haga cargo con su policía. ¿Usted coincide entonces con Perotti?”, le preguntaron a la exministra.
“En realidad no. Lo que hay que hacer es salir de la confrontación Provincia-Nación. Es un error político y mucho más cuando somos parte del mismo espacio. El punto es resolverle los problemas a la gente que está aterrorizada. Hay que empezar a pensar en alternativas. Perotti no puede seguir repitiendo que hay que mandar más fuerzas federales. Porque por más fuerzas federales que haya, si no tienen el control, no pueden actuar. Hay que cambiar las condiciones con que el personal federal trabaja en Rosario. Con las mismas condiciones, seguirá pasando lo mismo”, respondió.
Otra mirada
Para Frederic, “hay que pensar las cosas de otra manera. Si seguimos repitiendo la misma fórmula, la situación se irá agravando”. Es, digamos, lo que ocurrió.
La ex ministra agregó que “hay colegas en Santa Fe, como María Eugenia Cozzi (investigadora del Conicet y de la Universidad Nacional de Rosario), que ha trabajado con los chicos y observó cómo pasaron a valorar el pensar narco. Hay construcciones de identidad asociadas con los narcos. No hay que seguir repitiendo pedidos a Nación, como suele hacer el gobernador en una especie de automático. Rosario amerita otra salida y hay que pensar en políticas nuevas”.
La relación directa entre violencia y narcotráfico –soldada por las coberturas mediáticas- también fue abordada en esa entrevista por Frederic. Otro elemento necesario para la confección de un diagnóstico preciso que alumbre las respuestas estatales al asunto.
Para la ex funcionaria, la proliferación de organizaciones del narcomenudeo no es la única explicación a la violencia altamente lesiva. “Lo digo porque Buenos Aires tiene un mercado de drogas muchísimo más grande. Hay muchos más consumidores y mucha más venta. Y la tasa de homicidios es baja”, señaló.
En la misma línea, agregó que “me parece que hay otros componentes en Rosario que no tienen que ver estrictamente con el narcotráfico. No digo que el narcotráfico no tenga nada que ver, sino que no hay una relación automáticamente directa entre una cosa y la otra. No está demostrado”.
“Si la razón de tanta violencia no pasa sólo por el narcotráfico, ¿qué otras explicaciones existen?”, le preguntaron.
“Hay muchos elementos. Entre ellos, una relación trágica entre identidad y cómo se construye un sentido de la vida en sectores que no tienen más horizonte que la muerte. Esto hay que entenderlo desde la lógica de la venganza. No es sólo el dinero. Rosario está inundada por el sicariato y se mata o se muere por poco dinero. Esa lógica de la violencia está atravesada por la lógica de la venganza, que no tiene fin. Una identidad masculina construida en torno a la violencia. Lo vimos en el caso Fernando Báez Sosa, donde fue a las patadas. Y acá es con el uso de armas. Obviamente, la circulación de armas en Rosario es un problema que hay que combatir”, respondió.
La respuesta
Tal vez obligado por las declaraciones de Frederic, o por su pertenencia a una fuerza federal –de la que está retirado-, el ministro Brilloni respondió que “la sangre de los policías no puede ser regada fácilmente para que con tanta liviandad se diga que ellos no cumplen con su trabajo. Cumplen con su trabajo y lo hacen de manera denodada; tenemos una policía que está a la altura de las circunstancias”.
Si se trató de una respuesta política a los dichos de la ex ministra es una cuestión, si se trata del diagnóstico real, es un problema.
Es obvio que las más de 20 mil personas que integran la policía de Santa Fe no son “delincuentes”, como apostrofó el ministro a los uniformados que hacen lo opuesto a la tarea asignada.
Tanto como que -puntualmente aunque no sólo- las investigaciones judiciales en Rosario han demostrado la participación de sectores de la fuerza en las organizaciones criminales. Los juicios a Los Monos y a Esteban Alvarado son los ejemplos más representativos, no los únicos.
Brilloni dijo que camina “la provincia todos los días, todo el día, y conozco la policía de la provincia y a sus jefes. Es cierto que hemos tenido casos de funcionarios infieles y de policías involucrados en distintas maniobras delictivas, pero han sido investigados y han sido apresados con la Agencia de Control Policial, en algunos casos; y en otros, por la Agencia de Investigación Criminal”.
En ese sentido, el ministro señaló que existe una presunta paradoja porque “los integrantes de ambas unidades que han investigado, también son policías”. Como lo son los miembros de la ex Asuntos Internos que están siendo juzgados por complicidad en el juicio por la desaparición forzada seguida de muerte del joven bonaerense Franco Casco.
También es dable recordar la creación de la Brigada Operativa de Judiciales durante el gobierno de Antonio Bonfatti con el objetivo de “desbaratar” a la banda de Los Monos, cuya cúpula terminó condenada en la causa Alvarado porque el objetivo no había sido únicamente encarcelar al grupo de zona sur sino entronizar –al mismo tiempo- al capo narco del que eran cómplices.
La policía de Santa Fe no está “a la altura de las circunstancias”, porque si así fuera no existirían los problemas que desde hace una década no encuentran solución. Puede ser admisible que el ministro realice esas declaraciones para defender a la fuerza que gestiona de los dichos de Frederic.
Pero el problema no se reduce sólo a policías “infieles” o a nichos de corrupción. La colecta de pibas y pibes jóvenes en las localidades del norte provincial donde calzarse un uniforme y portar un arma es unas de las pocas vías de escape al sendero de la desocupación y la tenebrosa línea estadística de la pobreza, revela otro de los aspectos de la complejidad del asunto.
Arrojar a jóvenes de Florencia o Reconquista a las encendidas calles de Rosario es casi un crimen.
La escasez de profesionalismo y capacitación, de recursos técnicos y movilidad, la ausencia de un plan claro y de conducción política también forman parte del combo por el cual la fuerza de seguridad “no está a la altura”.
Fuente: El Eslabón
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