La bailanta queda en la zona oeste, en la esquina formada por una avenida que va en diagonal hacia el sur santafesino con una calle que corre en sentido perpendicular.
Cuando llegan ya hay mucha gente, pero consiguen una mesa. Una moza les pregunta qué quieren, y les dicen que una cerveza grande. Con frapera, le indica él.
Toman una rato cerveza, hasta que Cintia le dice:
¿Bailamos?…
¡Dale!…, responde, poniéndose de pie, y marchando tras ella.
En el escenario un grupo toca cumbia. Algunos temas pueden ser propios, pero hacen generalmente covers de grupos más conocidos, lo que les asegura un éxito seguro. Bailan, así varios temas hasta que el grupo arremete con El bombón, el gran hit de Los Palmeras.
La música parece inspirar a Cintia, que empieza a moverse con unas contorsiones impresionantes. Los músicos cantan: “Ella se agita, to’a la noche mueve la cinturita / Y pa’ colmo usa pollera cortita / Y el meneo la levanta todita / Ella bonita, baila, mueve, se menea, te excita / Cuando se le va parando solita / Ella sigue porque sabe que irrita”…
La cumbia suena a todo volumen. No presta demasiada atención a la música, porque está subyugado por Cintia. De todos modos, para una mirada imparcial, la chica parece una real encarnación de lo que dice esa letra.
Y él comienza a excitarse (“Ella bonita, baila, mueve, se menea, te excita / Cuando se le va parando solita”), como si fuera asimismo un reflejo de lo que toca y canta el grupo.
Comienza entonces a avanzarle a su partenaire. Primero roza sus cabellos con sus manos, levemente. Después, la toma de la cintura acercando su pubis al de ella, haciendo movimientos provocativos con el bajo vientre que ella responde de inmediato, haciendo lo mismo con el suyo.
Hasta que en un momento determinado quedan frotándose el sexo mutuamente de una manera que podría calificarse como descarada. A ellos no parece importarle porque siguen frotándose, cada vez con más fuerza, hasta que la cumbia concluye.
Es entonces cuando Cintia se echa encima suyo, diciéndole obscenidades al oído.
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