Esta nueva edición de nuestro periódico –desde cuya tapa se pretende insistir en lo importante y complejo de no cejar en la “batalla cultural”, entendida mucho, pero mucho más allá que “TN contra C5N”– amerita esbozar una hoja de ruta de estas sus primeras páginas.
A saber: arrancan con una nota que da cuenta de la pasión docente que Marcela Bazán vuelca al tema Malvinas desde su impronta de hermana de un ex combatiente, con el acento puesto en vincular los sucesos de aquel otoño de 1982 con los multiplicados a partir de otro otoño, el de 1976; y advirtiendo de la necesidad de apelar a todas las herramientas a mano para transmitir a las nuevas generaciones lo vivido en aquella época, pero insistiendo en lo clave de los testimonios personales directos y lo interesante de la cultura popular y sus dinámicas como fuente disparadora del interés infantil y las búsquedas pedagógicas en estos tiempos: “¿Quiénes son los pibes de Malvinas que jamás olvidaré?”, preguntan en sus casas los chicos que sí ya saben que Qatar es un país y que Argentina campeón mundial.
A continuación, va una entrevista que vale mucho en el plano de los testimonios personales y directos de esos que realza Marcela en su abordaje desde la docencia. Es la que el ex combatiente Sergio Gallo concede a su hijo Ernesto, joven escritor que a la vez está a una materia de recibirse de psicólogo en la UNR. “Mi viejo, como muchos otros que estuvieron en la guerra, nunca había hablado públicamente de esto, tan traumático, salvo con sus compañeros”, remarca Ernesto, que registró los recuerdos que transcribe durante la noche del pasado ¡24 de marzo! “Claro que hay una relación entre Malvinas y la dictadura, que no está abordada en esta entrevista pero es parte de lo que vamos a seguir hablando con mi viejo”, ratifica. Es que la que en esta edición se comparte es sólo la primera de varias conversaciones que padre e hijo acordaron sostener de aquí en más para “establecer un relato de la experiencia” vivida por Sergio allá tras su manto de neblinas y tragedias en vivo y en directo. “Es muy difícil para ellos establecer un relato”, recuerda Ernesto, a la vez naturalmente atravesado él por su propia vivencia de “esto de ser hijo de un ex combatiente”, pero plantado con firmeza en sus raíces: “En mi casa el 2 de abril siempre fue una fecha muy especial, de mucho dolor pero también de mucho orgullo”.
Y qué sino esa misma argamasa sustentó los otros testimonios de otros hijos, los que dan cuerpo a otra de las notas que forman parte de este número de El Eslabón, la crónica de la más reciente audiencia en el marco de la causa Guerrieri IV, uno de los juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos en Rosario durante la última dictadura, centrada en el caso de Eduardo Garat, abogado y militante montonero desaparecido tras ser secuestrado en abril de 1978. Julieta, Florencia y Santiago acompañaron a su mamá, Elsa Martin, en otra instancia de esas para nada virtuales ni etéreas. Cuerpo y alma pusieron a la hora de testimoniar. Dolor y orgullo se les mezclaron fuerte entre tantas sensaciones. Como a Ernesto y su papá ex combatiente de Malvinas. Como a la docente Marcela, su hermano también ex combatiente, sus peques alumnos y alumnas ávidos por saber a quiénes no hay que olvidar ni cuando se llega a lo más alto de cualquier podio existencial. Como a todos y todas quienes lloren, festejen, sientan, la vida de los otros como también propia.
Y vaya si vale reivindicar testimonios y acciones de estas tan ancladas y proyectadas desde identidades ideológicas tan históricas y profundas, en estos días de tanta liviandad política, de tanto fetiche cruel en el cartel. Mientras los aniversarios del Golpe y la guerra de Malvinas conmueven, convocan, interpelan y juntan a quienes cuestionan los cánones actuales de la vida en común, en pos de más justicia, más igualdad, más libertad y felicidad, están quienes persisten en otra práctica, otra historia, otra memoria. En fin, otra cultura contra la que no hay que dejar de batallar aunque sea en otros campos y con otras armas.
Por ahí viene esta nueva edición de nuestro semanario, tal vez casi anacrónico en esto de seguir dándole a las teclas para que las letras plasmen en tinta y en papel dolores y orgullos compartidos, pero siempre soldado de las mismas causas.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 01/04/23
¡Sumate y ampliá el arco informativo! Por 700 pesos por mes recibí todos los días info destacada de Redacción Rosario por correo electrónico, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Para suscribirte, contactanos por Whatsapp.