Quiero compartir con la comunidad artística rosarina, con las trabajadoras y trabajadores de medios de comunicación de Rosario y con el público en general, una serie de hechos que a mi criterio constituyen una violación flagrante del derecho a la información y me animaría a decir, ya a esta altura, una persecución despiadada contra mi persona por parte de algunos medios de comunicación pertenecientes al grupo Televisión Litoral. 

Muchos están a sabiendas de la censura que los medios pertenecientes a este grupo ejercen contra mi producción artística, principalmente a partir de aquella intervención en el programa Antes de Salir, emitido por canal 3 de Rosario, en la cual a través de una canción con notorios cambios en su letra original expuse la corrupción del entonces presidente Mauricio Macri y su implicancia en negociados vinculados a paraísos fiscales y cuentas offshore.

Desde entonces y salvo honrosas excepciones, nada de lo que he producido ha sido difundido en ninguno de los medios del grupo y se ha impedido, como pude corroborar a través de testimonios de los mismos trabajadores de esos medios a hacer siquiera referencia a mis presentaciones.

El pasado 8 de abril se presentó en el teatro Lavardén el último disco de la orquesta de Carlos Quilici, formación que integro en el rol de cantor, teniendo el privilegio de grabar 5 temas en dicho material. Enorme fue mi indignación al enterarme a través de Carlos que le fue negada a la orquesta la difusión del evento en algunos de estos medios, según argumentaron, por el hecho de pertenecer yo a la agrupación. 

Esta situación representa ya no solo un acto de censura, la cual viene siendo una constante desde hace casi 6 años, si no que ya se constituye en una persecución personal con el objetivo de lesionar a mi entorno y afectar no solo mi circuito laboral, sino también y principalmente perjudicar a otras trabajadoras y trabajadores que nada tienen que ver con las decisiones y las expresiones políticas que quien les habla pudo haber manifestado a través del arte.

No sería correcto que yo citara nombres y apellidos de aquellos trabajadores de los medios que me han hecho saber los condicionamientos e impedimentos que han tenido cada vez que pretendieron difundirme o de aquellos que por ejemplo habiendo pactado una nota con mi eventual agente de prensa la han cancelado a último momento, incluso habiendo yo realizado notas grabadas y filmadas fueron más de una vez cajoneadas, atentando también contra el derecho de expresión de los periodistas que las realizaron.

Afortunadamente, cuento con el total respaldo y apoyo de mi amigo Carlos Quilici y de las compañeras y compañeros de la orquesta, quienes han sido notoriamente perjudicados por la situación descripta, pero creo sin embargo que más allá de nombres propios esta es una problemática digna de ser visibilizada y denunciada.

Estos poderes fácticos corren con la ventaja de poder oscurecer no solo la tarea de los artistas sino también de los trabajadores de esos medios. No expongo esta situación con el fin de victimizarme ni obtener ningún rédito. Desde un primer momento tuve la certeza de que lo que expresaba iba a afectar la difusión de mi trabajo y asumo esta censura casi como un privilegio y un honor, pero esta lógica perversa se vuelve insostenible cuando afecta a terceros, como es el caso de la orquesta. 

Exhorto a la comunidad artística rosarina a unirse contra este orden nefasto que tarde o temprano afectará de una u otra manera a todas y todos. Pido a los comunicadores y trabajadores de medios que no permitan condicionamientos y desde ya quedo a disposición de todas y todos los que quieran conocer detalles pormenorizados acerca de este historial de censura.

Mis más cordiales saludos.

*Cantor, bandoneonista y compositor rosarino

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