El escritor y periodista Santiago Beretta escribió y recopiló textos de hinchas del Salaíto para el libro ¿Qué nos arrastra hacia el mismo lugar? con relatos y vivencias de la entidad de barrio Sarmiento y sus personajes. “Si no estás loco no te hacés hincha del club”.

Santiago Beretta tenía unos 10 años cuando, desde su casa natal en La Florida, pedaleaba junto a su padre hasta el vecino Sorrento, o Sarmiento, según la edad del que se refiera a ese populoso barrio del norte rosarino. Una costumbre era estacionar la bici en el José Martín Olaeta y observarlo completamente vacío, sin partidos ni entrenamientos. En una de esas tardes, se cruzó con un tal Rodolfo Cavalli, a quien todos –lo supo después– conocían como Fito. El viejo, baluarte de una campaña para aumentar la masa societaria en 1998, lo contagió de Argentino contándole apasionadamene historias y leyendas del club. “Esa charla me cambió la vida”, admite hoy el periodista, escritor y compilador de ¿Qué nos arrastra hacia el mismo lugar?, un libro que reúne textos de hinchas del Salaito sobre historias y vivencias, con el club y sus personajes como protagonistas.

En idioma Argentino

“Es un libro colectivo del club”, dice de entrada Santiago Beretta en una entrevista en el programa radial Poné la pava. El editor y compilador de los “escritos de la familia salaíta” participó, además, con dos textos. La obra fue publicada por UNR Editora, en el marco de una propuesta de extensión universitaria, y presentada el pasado jueves en la Librería Universitaria (Maipú 1065). “Se contactaron con gente del club y querían, no un libro de datos y estadísticas, sino que la idea era convocar a los hinchas, a quienes forman parte de la hermandad del club, la comunidad del club, a que cuenten sus historias y entre todos armar una historia colectiva. Así que me convocaron a mí como organizador, compilador”, relata este hincha fanático de la entidad fundada en 1912, cuyo equipo de fútbol milita actualmente en la Primera D, la última categoría del ascenso argentino.

 

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Desde que surgió la idea, a mediados de 2021, “hubo un trabajo de juntar fotos, escribir, corregir, editar. Me encargué de darle un orden a eso, de pensar una tapa”, cuenta Beretta, y revela que en medio de ese laburo “me encontré con un texto que planteaba qué era lo que nos arrastraba a todos hacia un mismo lugar”, pregunta que le da el título al libro. Y agrega: “Gente de 80 años hasta pibitos de 10 van con la misma pasión a la cancha, y esa pregunta es la que nos hacemos todos. Si perdemos todas las finales, no ganamos casi ningún sábado, entonces, ¿por qué venimos todos acá?. Esa pregunta sintetiza los relatos de todos. Hinchas, jugadores, dirigentes honestos que dejaron su corazón en el club”.

Lejos de ser un manual de historia del club, el libro incluye en el prólogo una línea de tiempo en la que se repasan grandes hitos: desde la fundación en 1912 por trabajadores del ferrocarril en Refinería, su incorporación a AFA en 1944, el ascenso a la B en 1983 y el triunfo histórico ante Racing en cancha de Central al año siguiente, hasta la última etapa en el Nacional B en la temporada 99-2000. “El que lee el libro puede leer los relatos en cualquier orden, porque el prólogo los sitúa en la historia del club. Se combina bien lo que es historia con la vida cotidiana”, aclara el editor, y añade: “Buscamos que el libro pueda leerlo también cualquier persona que sea hincha de otro club, incluso a quien no le gusta el fútbol específicamente. La idea es que incluya a toda la ciudad, con la historia de una institución centenaria”.

Ke personajes

Santiago nació y se crió en el barrio La Florida, pero Sorrento siempre estuvo cerca. En sus viajes juveniles en bicicleta, se entretenía mirando el verde césped y los tablones del estadio Olaeta. Pero el flechazo que lo enamoró de Argentino fue el encuentro con el Viejo Fito. “Cuando me lo cruzo se me pone a hablar del club, y esa charla me cambió la vida. Me apasionó el Viejo, dije «qué personaje, qué pasión que tiene por el club»”.

Beretta admite que “cuando uno es chico las cosas te impactan más y nunca había visto en ninguna cancha ni en ningún lado un fanático así de algo”. Fito Cavalli es dueño de varias historias pintorescas de la entidad, pero con la que se ganó el corazón del pueblo salaíto fue la campaña que lideró en 1998, con el equipo en el Nacional B, para juntar socios. En los días de partido los sábados, y golpeando puertas y tocando timbres entre semana, consiguió sumar al padrón a mil personas aproximadamente. Por esa gesta también se lo conoció como Caudillo.

Entre las personalidades destacadas del conjunto albiceleste también está la de Campanita Acosta, un vendedor que tenía su puesto en una de las tribunas y hacía sonar una especie de cencerro cuando el equipo ingresaba al campo de juego o convertía un gol. Santiago comenta que cuando se metió en la institución, conoció “un mundo lleno de personajes, de gente que amaba mucho al club. Que supongo que debe ser lo mismo en los clubes grandes, lo que pasa es que allá son tantos que capaz que vas a la platea con tu viejo pero no hablás con nadie y te volvés a tu casa. Acá conocías, sábado a sábado, a nuevos y grandes personajes”.

En ese sentido, el cronista resalta que “en el relato colectivo flota todo el tiempo eso de lo que pasa en un club más chico en comparación con alguno de Primera”. Y que “eso fue justamente lo que me retuvo a mí. Y ahora soy uno más de todos esos”. 

Un consuelo para mi locura

“En una época decíamos que si no estás loco no te hacés hincha del club, y si sos normal te vas”, recuerda entre risas Santiago Beretta, quien define a Argentino como “un lugar muy sentimental, un lugar conocido por todos, o por muchos, pero a la vez siempre novedoso”, y a quien “la gente le tiene mucho cariño”.

En ese aspecto, este hincha y socio del Sala asegura que quienes “se acercan por primera vez les gusta el mundo que descubren, y quienes lo conocen siempre tienen algún recuerdo, porque es un club de personajes” y “un lugar de mucha pertenencia, es como un barco que atraviesa la vida de la ciudad”.

Por todo esto, el escritor subraya que “lo que me pone contento es que las historias de esta gente más grande que me hizo hincha a mí, están contadas en el libro”. Y cierra: “Creo que cumplí mi misión de plasmar toda esa pasión para que los nuevos hinchas y toda la ciudad se interese. Y que eso quede en un libro, que no se pierda”.

Patear la calle

Argentino de Rosario y el fútbol es una de las grandes pasiones que mueven a Santiago Beretta. Pero en los 10 años que escribió y dirigió la revista Apología, demostró que las calles, veredas y esquinas de la ciudad son su devoción a la hora de contar historias. “Siempre me gustó escuchar las historias de la gente”, afirma.

En sus jóvenes años de la escuela secundaria, probó por el lado de la música. “Quería ser rockero –dice– tocar la guitarra, pero de grande me di cuenta de que el instrumento me gustaba para tocar con amigos, en un parque, una plaza”. Después se animó a ponerle palabras a eso que le gustaba: “Hacía letras, así que me enganché a leer a poetas, novelas”, y así arracó su pasión por la lectura primero, y la escritura después.

El cronista –con artículos publicados en varios medios gráficos de la ciudad, incluido El Eslabón– cuenta que a la hora de canalizar su entusiasmo por la literatura “noté que no era para mí eso de estudiar Letras, porque era muy formal. Así que en el periodismo encontré una síntesis para estar escribiendo y leyendo, andar por la ciudad buscando historias, escuchando a la gente, viendo la calle”.

En Apología se dio el gusto de “contar la vida de la ciudad, las calles, no desde un punto de vista formal sino algo sentido, el latir de distintos lugares de la ciudad”. La pandemia, como a todos y todas, lo alejó de arterias, bulevares, avenidas, pasajes y cortadas, pero lo acercó a la escritura de la novela que está próxima a publicar. El autor del libro Rodolfo Elizalde, en el que recopila charlas con el artista plástico, tiene más proyectos relacionados a la escritura. Pero ahora, ahora juega Argentino.

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Yo, de Argentino

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 01/07/23

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