Hasta 2017, cuando dejó el gobierno Rafael Correa, era uno de los países más seguros del mundo. Después, con los neoliberales Moreno y Guillermo Lasso, llegaron el FMI, los ajustes, y la violencia.
El trágico final del gobierno de Guillermo Lasso en Ecuador pone al descubierto aquello que ocultan las propuestas de la derecha autoritaria que promete mano dura, achicamiento del estado y lucha contra la corrupción.
Con la ayuda de parte de la Justicia (encargada de proscribir candidatos y formatear las elecciones), los medios hegemónicos (que demonizan a ciertos grupos sociales y brindan una imagen distorsionada de la realidad) y los grupos económicos más concentrados (que tienen el poder y extorsionan a los que apenas tienen el gobierno), estas narrativas pro mercado construyen subjetividades y ganan elecciones. Pero una vez en el gobierno, la realidad paralela creada por la propaganda se derrumba. Y el resto es violencia.
Cada una de las mentiras cae. No es cierto que deseen achicar el Estado. El objetivo es hacer negocios vendiendo empresas públicas. No hay proyecto de país. Sólo un plan de negocios. La idea es quitar derechos y cooptar al estado y ponerlo al servicio de las grandes corporaciones, para que las subsidie, les permita evadir y eludir impuestos, y también para que se ocupe de reprimir a los que osen ver en esto alguna injusticia.
En cuanto a la lucha contra la corrupción, ya es regla que los que llegan al gobierno prometiendo terminar con ese flagelo lo llevan a su máxima expresión. Y la mano dura, que se viene aplicando en los últimos seis años en Ecuador, quintuplicó la tasa de homicidios dolosos. De 5,8 homicidios cada cien mil habitantes en 2016, a 26,5 en 2022.
En 2017, cuando Rafael Correa entregó la presidencia a Moreno, la situación era totalmente distinta. Ese año, Ecuador ocupó el puesto 57 a nivel mundial (de 163 países) y el quinto a nivel de Latinoamérica y el Caribe, sólo superado por Chile, Uruguay, Costa Rica y Panamá, en el Índice de Paz Global, un indicador que mide el nivel de paz y la ausencia de violencia de un país, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, con sede en Sidney y oficinas en Nueva York, Ciudad de México y La Haya.
Pero luego, con los gobiernos neoliberales llegaron los compromisos con el FMI. Ajustes, privatizaciones, achicamiento del gasto social y la inversión, mano dura y aumento de la violencia estatal, paraestatal y de las bandas criminales y narcos.
En 2023, según señala el Índice de Paz Global, descendió al puesto 97 en ese ranking, y al 11 entre sus vecinos de Latinoamérica y el Caribe, detrás de Costa Rica, Uruguay, Argentina, Chile, Panamá, Paraguay, Trinidad y Tobago, Jamaica, Bolivia y República Dominicana.
Lasso se va en medio de un baño de sangre. Según las encuestas, apenas entre el 10 y el 13 por ciento de la ciudadanía acepta su gestión. Los hechos de corrupción, los problemas económicos y la inseguridad lo acorralaron y lo pusieron al borde del juicio político. Para evitarlo utilizó el mecanismo denominado muerte cruzada: llamar a elecciones anticipadas que den lugar a un nuevo Parlamento y un nuevo Poder Ejecutivo.
La tragedia de Ecuador es además el fin del ciclo post Rafael Correa, el presidente acusado de corrupción, demonizado, proscripto y en el exilio. Primero fue el turno de Lenin Moreno (2017-2021), y luego Lasso, el multimillonario con cuentas en paraísos fiscales que tenía mandato hasta 2025 pero se irá un año y medio antes.
Desde mayo de 2023 (tras la muerte cruzada) Lasso viene gobernando por decreto, apurando las reformas neoliberales y militarizando el país. Declaró el “estado de excepción”, con el que conculcó todos los derechos y garantías consagrados por la Constitución. En ese marco se votará este domingo 20 de agosto.
El 14 de agosto asesinaron a Pedro Briones, dirigente de Revolución Ciudadana. El 9 de agosto, un grupo de sicarios mató al candidato presidencial Fernando Villavicencio, del Movimiento Construye. El 17 de julio fue el turno de Rider Sánchez, candidato a asambleísta por Esmeraldas de la alianza Actuemos, que lidera el ex vicepresidente y candidato presidencial Otto Sonnenholzner. El 23 de julio ocurrió el asesinato de Agustín Intriago, el alcalde de Manta, la tercera ciudad más poblada de Ecuador, que en las elecciones de febrero había sido reelecto con el 61,25 por ciento de los votos.
Más de 13 millones de ecuatorianas y ecuatorianos votarán el 20 de agosto para elegir al próximo presidente, vicepresidente y asambleístas. De haber segunda vuelta, está prevista para el 16 de octubre.
Luisa González, que pertenece a la Revolución Ciudadana, representa al correísmo. Las encuestas le dan entre 20 y 30 por ciento de intención de voto. Yaku Pérez, representante de un conjunto de pueblos originarios bajo la denominación Claro que se puede, tiene entre un 11 y un 14 por ciento. El empresario, economista y ex militar Jan Topic, que se presenta por la Alianza por un país sin miedo, 13,1 por ciento. El empresario y ex vicepresidente de Moreno, Otto Sonnenholzner, 12,36. El asesinado Villavicencio, reemplazado por Christian Zurita, tenía una intención de voto del 13,2 por ciento.
La Corte Constitucional de Ecuador (CCE) aprobó además la realización de una consulta popular para que los votantes decidan qué hacer con las reservas de petróleo que yacen en el eje Ishpingo-Tambococha-Tiputini, ubicado en el Bloque 43 del Parque Nacional Yasuní, de la Amazonía, según precisó la página del grupo ambientalista Elements.
Tras el atentado contra Villavicencio tuvo lugar el debate presidencial en Ecuador TV, con la participación de los candidatos y las candidatas Jan Topic, Bolívar Armijos, Luisa González, Otto Sonnenholzner, Yaku Pérez, Xavier Hervas y Daniel Noboa.
Según el portal del diario ecuatoriano El Telégrafo, la discusión tuvo como ejes principales la seguridad, la violencia en las cárceles, y el impacto de la delincuencia y el crimen organizado; la economía y la creación de empleo; la política social; las instituciones y la participación ciudadana, y la conservación del medio ambiente.
En torno al problema de la inseguridad, la correísta González utilizó la expresión “mano dura” y prometió hacer una nueva Penitenciaría del Litoral para alejarla del centro urbano.
Topic, que también utilizó la remanida frase, propuso implementar el Plan Cero Tolerancia y retomar el control de las cárceles del país y equipar a las fuerzas del orden: “Lo importante es la mano dura para erradicar la delincuencia en Ecuador”.
Sonnenholzner hizo hincapié en el cumplimiento efectivo de las condenas. “Si un ciudadano atenta contra una ecuatoriana, tiene que cumplir la condena que representa”. Y además relacionó la problemática con la llegada de inversiones. “Sin seguridad no vendrá inversión. Nuestro plan de seguridad busca restablecer condiciones mínimas. Para el turismo e inversiones en infraestructura. Implementaré un plan de inversión rural. La ruralidad debe retomar la importancia que debe tener”.
Noboa señaló: “Volveré al sistema de jurados, de esa manera, en un banco elegible de 21 ciudadanos vamos a poder dar la sentencia y la justicia necesaria, ya que a veces queda en las manos equivocadas”.
Pérez, por su parte, habló de la necesidad de “un patrullaje permanente con las Fuerzas Armadas y la policía, y mano extendida para llegar a maestros, devolverles el trabajo, políticas sociales. Sin seguridad ciudadana no hay trabajo, no hay salud”.
Con relación al estado de la democracia y las instituciones, González señaló: “Hay que tomar liderazgo con conocimiento, no con lluvia de ideas. Nosotros ya lo hicimos, lo vamos a volver a hacer. Instituciones donde usted vaya y sepan que es usted el mandante y lo traten con respeto”.
Por su parte, Topic aseguró: “El Ejecutivo tiene que ejecutar y en su ejecución tiene que respetar la independencia de las funciones del Estado, nunca más un Ejecutivo que le mete mano a la Asamblea o a la Función Judicial. Dos, un Ejecutivo que protege a los ecuatorianos, que protege a sus jueces, sus fiscales, a todas las funciones del Estado. Sin seguridad no tenemos democracia”.
Para Pérez “es imprescindible realizar una reforma al sistema de partidos políticos, reformar el Código de la Democracia para que se dé transparencia y mayor participación, para que no nos vuelvan a hacer el fraude como en el 2021, es imprescindible que los partidos políticos dejen de ser empresas electorales”.
Sonnenholzner consideró que “la única forma de tener autoridades decentes, honestas, al frente de las instituciones más importantes del país es teniendo procesos realmente blindados, y que no puedan ser metidas las manos de los políticos en la designación de autoridades”.
Estado ausente, narcotráfico presente
“Ecuador es un país asfixiado, con un Estado ausente, en retirada. El gobierno de Guillermo Lasso no tiene control del territorio, ni de la policía y tampoco de las Fuerzas Armadas. Mientras, las bandas que trafican drogas ilegales tienen, cada vez más, una influencia significativa en la política, la economía y la sociedad. El asesinato, a días de las elecciones generales de este domingo 20 de agosto, primero del candidato a la presidencia, Fernando Villavicencio, y este lunes del dirigente del correísmo, Pedro Briones, expuso el deterioro”, analiza Cecilia Diwan en la nota titulada “Ecuador: crisis de seguridad y Estado ausente”, publicada en Página 12.
Según la analista, la crisis de seguridad y violencia que atraviesa Ecuador es la peor de su historia y su origen es multicausal. El ejecutivo es incapaz de abordarla. Desde hace tres años se ha decretado varias veces el “estado de excepción”, que permitió el despliegue del ejército, la imposición de toques de queda y la suspensión de los derechos individuales.
“Pero poco ha servido. El país está en guerra permanente por los enfrentamientos entre los cárteles de la droga, que se disputan el control de los puertos y las calles. La ciudadanía es rehén. Cada vez más, la población busca blindar el acceso a sus cuadras y barrios con vallas, cámaras y seguridad privada: una suerte de bunkerización”, agrega Diwan.
Hasta hace seis años, Ecuador era uno de los países más seguros de América del Sur. Hoy está entre los más violentos del continente, por encima de México.
Además, la economía dolarizada ecuatoriana, desde enero de 2000, facilita el lavado de dinero y con esto el nivel de penetración de los cárteles. Es que los grupos criminales buscan países con moneda dólar para esconder más fácil el volumen de su negocio.
“La ausencia de Estado coincide con el cambio de modelo. Se pasó de la socialdemocracia de Rafael Correa, que aumentó la participación estatal en la economía (de 2007 a 2017), al neoliberalismo de Lenin Moreno (en el poder de 2017 a 2021). Quien volvió a llevar al Fondo Monetario a su país. Organismo que, a cambio de un préstamo de 6.500 millones de dólares, obligó al mandatario a subir el IVA y a recortar el gasto público”, puntualiza la analista.
A pedido del FMI, Moreno aprobó la Ley de Fomento Productivo que impide que el sector público crezca más de 3 por ciento anual. Al asumir Lasso continuó con la obra de su predecesor con más recorte y ajuste. La inversión pública bajó a 2,1 por ciento del PIB en 2021 y a 1,8 por ciento en 2022, la menor en dos décadas.
Dólares para el ejército
Como para hacerse cargo de los efectos de los ajustes exigidos por el FMI, el Departamento de Defensa de Estados Unidos, después de muchos ruegos por parte de Lasso, aceptó hacer efectiva una pequeña ayudita para los amigos.
“Luego de más de un año de conversaciones, el 20 de julio se firmará en Washington el acuerdo de cooperación entre Ecuador y Estados Unidos que busca modernizar y mejorar la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas”, informó el 10 de julio el diario ecuatoriano La República.
Finalmente, los fondos llegaron semanas antes de las elecciones, en pleno proceso de militarización.
“No es un dato menor que este atentado (el crimen de Villavicencio) se produzca en medio del pretendido fortalecimiento del aparato de seguridad ecuatoriano gracias al apoyo del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. De hecho, y hace una semana, desde Washington se promovió la entrega de más de 3 mil millones de dólares para las Fuerzas Armadas locales”, señala Daniel Kersffeld en la nota publicada en Página 12 y titulada “Ecuador en una espiral de violencia sin fin”.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 19/08/23
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