El escritor y docente universitario publicó un ensayo sobre el club de la Ribera, donde “lo extraordinario se vuelve normal”. Historias de hinchas, La Bombonera y el barrio, el macrismo y el descenso de River: “Con eso no se jode, es muy grave”.

El cotillón azul y oro y un CD con Los enganchados de La Doce le ponen color y ritmo a un casamiento y provocan que un grupito de hinchas de otro equipo se vayan antes. Los novios se miran y reconocen el error: el error de haberlos invitado. Un bebé es socio de Boca antes de ser un bebé. Historias de este tipo se leen en el libro Desde La Boca, de Martín Kohan y Ricardo Cohen. “Es como dice Cristina Kirchner: el asunto es quién tiene la lapicera en la mano. El libro es de los dos, somos los dos autores. Cómo encararlo, los materiales, hay todo un trabajo de elaboración de ideas, de rastreo de historias. Y yo tenía la lapicera”, explica este cuentista, novelista y ensayista, pero ante todo Bostero.

Kohan le pidió matrimonio a su mujer en medio de un Boca-Godoy Cruz en Mendoza, no celebró su título de Profesor de Literatura porque coincidió con un día que River salió campeón, y aseguró haber metido más codazos por un autógrafo de Juan Román Riquelme que por uno de Jorge Luis Borges. Cuando la actual dirigencia lo honró con el título de Embajador Literario Xeneize, reconoció que “a veces me pasan otras cosas que no tienen nada que ver con Boca”.

Foto: El Eslabón/Redacción Rosario

En una entrevista con El Eslabón, el autor de Dos veces junio, Confesión, Segundos afuera, Bahía Blanca y Ciencias Morales –entre varios libros más– reveló las dificultades a la hora de escribir sobre su gran amor, su relación con el término “termo” como algunos lo caracterizan, Macri y el macrismo en el club más popular del país, y sus gastadas a River: “De ellos sólo digo verdades. Es que han elaborado una serie de mentiras para tapar ese agujero tan doloroso que es irse a la B, como decir que Gallardo ganó todo”.

Sí sí señores, yo soy de Boca

Martín Kohan nació y se crió ¡en Núñez! “Mi contexto era exactamente el contrario”, admite. Por el barrio también es hincha de Defensores de Belgrano. No recibió herencia familiar xeneize, pero sí se la dejó a su hijo. Norma, una riojana que cuidaba a su hermana y a él, lo hizo de Boca. “Yo la adoraba. Pienso que siendo ella de un mundo tan distinto al mío, de un mundo social diferente del mío, creo que la quería tanto que tenía ganas, deseo, necesidad de tener algo en común con ella, que algo fuera de los dos y ella era de Boca y yo quería ser como ella, y así fue que por amor a ella me hice de Boca”. El escritor desconoce el apellido y paradero de la tal Norma, le perdió el rastro. Pero mantiene en su memoria los orígenes bosteros: “Le debo gran parte de la felicidad de mi vida”.

En las obras de ficción de Kohan abundan los personajes perversos, repugnantes, oscuros. En el comienzo de Dos veces junio –novela ambientada en el Mundial 78– alguien se pregunta en una nota “¿A partir de qué edad se puede empesar a torturar a un niño?”, y quien la lee sólo repara en el error de ortografía en «empezar». “Nunca escribo a partir de mí, nunca tomo mi propio punto de vista como lugar desde donde hablar”, explica, y aclara: “No quiere decir que yo no esté vinculado o involucrado con lo que escribo, pero construyo siempre una voz y una mirada, un punto de vista que no es directamente el mío”.

Foto: Prensa Boca Cultura

Por esa cuestión nunca pudo aceptar pedidos de textos sobre Diego Maradona tras el 25 de noviembre de 2020. “Al estar tan metido en el dolor me resultó y me resulta aún hoy imposible, porque esa muerte me dolió tanto…”.

Para escribir sobre su club, el motivo era el mismo: “No puedo escribir sobre algo como Boca, que lo tengo tan cerca y que me mueve tanto, porque yo no escribo a partir de mí. Y cómo podría no escribir a partir de mí un libro así. Lo que logré, después de pensar que no lo iba a lograr, es un libro sobre la pasión de los hinchas de Boca”. Kohan avisa que esas pasiones “las reconozco, las siento, las vivo, pero entran en el libro a partir de una serie de historias y de casos que son reales y que me fueron llegando. Por supuesto que me expresan, pero al mismo tiempo no son historias mías”.

Así fue que a partir de relatos de otras y otros bosteros y de reflexiones propias nació Desde La Boca.

“No soy fanático”

Por las calles de Buenos Aires, Martín Kohan se maneja en bicicleta. Su auto sale de la cochera sólo para ir a La Bombonera. El amor por Boca lo lleva adentro y también por fuera: se lo suele ver empilchado de azul y oro, y realiza la entrevista con este medio con una bandera xeneize de fondo. “Yo no me considero en absoluto un hincha fanático de Boca, para nada. Me considero un hincha normal”, asegura. En el libro escribe: “Nada en Boca es demasiado, porque Boca es demasiado”. Y en la charla explica: “Esa desmesura o eso excesivo del termo, del fanático, en Boca es la línea media del hincha”.

“Fanáticos hay en todo club de fútbol, que hacen también cosas extremas o han vivido cosas extremas por sus equipos. La idea en el libro apunta en gran medida a la singularidad de la condición del hincha de Boca: es que eso excesivo, desmesurado, en Boca no está fuera de la medida, es la medida”, argumenta.

Entre las páginas del libro se lee que una docente universitaria se niega a tomarle examen a un alumno vestido con los colores de la contra. “Para un hincha de Boca nada está fuera de Boca”, dice Kohan, y defiende la actitud de su colega: “La profesora hace lo que hace poniendo a Boca de por medio, no por falta de responsabilidad, sino por responsabilidad, porque es responsable y asume que un examen hay que tomarlo con ecuanimidad y sentido de la justicia, por eso es que le dice «no te voy a tomar yo». Entonces no es que Boca se cruza en su tarea docente y la lleva a un acto irresponsable, la responsabilidad es la que asume como hincha de Boca”. 

¿El huevo o la gallina?

En la edición 2023 de la Feria del Libro de Buenos Aires, Martín Kohan fue protagonista al ser el encargado del discurso inaugural. El último día del evento, en la Rural, el escritor brindaba una entrevista radial vestido con una camiseta blanca de Boca, onda retro, y una campera azul y amarilla. Tras intercambiar unas muy breves apreciaciones literarias con este cronista, rodó la pelota. Le comenté el repudio que recibió una nota que le hicieron en El Gráfico, por sus dichos contra River. El semblante le cambió. “Les duele porque todo lo que dije es verdad”.

“Yo no considero haber chicaneado a nadie, son simples verdades”, dice ahora el profesor de Teoría Literaria en la UBA. “Lo que pasa es que ellos han tapado con varias capas de mentiras esa cosa tan, tan fea que les pasó que es irse a la B, que es un asunto por el que yo no he cargado a ninguno de los hinchas de River que conozco”. Ahora se pone serio: “Con eso no se jode. Es demasiado. Después, un partido lo ganás, lo perdés. Una final, una la ganó Boca (la del Nacional del 76), otra ganó River (Libertadores 2018), nos cargamos. Pero nooo, un descenso no, eso es muy grave”.

En ese sentido, el escritor asegura que “he visto y escuchado decir en medios masivos de comunicación que Gallardo ganó todo”. Y se pregunta: “Un periodista deportivo que se especializa en eso, ¿no sabe que existe la Copa del Mundo?, ¿no sabe que River con Gallardo la jugó dos veces, la perdió dos veces, una vez dando pena contra Barcelona y la otra vez dando vergüenza porque no llegó ni a la final” al perder con el Al Ain de Emiratos Árabes. “Estudiantes, al mejor Barcelona, le hizo partido. Ellos se comieron tres y no seis porque el único que iba para adelante era Neymar”. Y no para: “Si es por jugar contra grandes equipos, Boca tiene tres Copas del Mundo, una la gana en Alemania, de visitante; la otra se la gana a un gran Real Madrid y la otra a un gran Milan”.

Ante el argumento Millonario de lo factible que es perder contra el equipo de Messi-Suárez-Neymar, sostiene: “Y sí, obvio, claro que es un muy buen equipo, está jugando una final del mundo. Sí, una vez te puede ocurrir que te cae el Estrella de Bucarest”, con el que River levantó su único título mundial, “que son nadie y pegás un campeonato de chiripa. Pero normalmente para ganar la Copa del Mundo tenés que jugar con Barcelona, con Juventus. Ahora mismo yo no estoy chicaneando, estoy diciendo verdades, verdades evidentes. Hay tanto que se dijo para tapar que Gallardo había ganado todo, se decía también antes de que ganara un torneo local, que no había ganado ninguno. Y de hecho, ganó uno sólo”.

En el libro, el clásico rival se menciona con su nombre sólo una vez, ¡y con B! La abuela de C. dice que N. no es de Tigre como dice ser sino que es de “Riber”. Y aclara al margen el motivo de usar la be larga por la ve corta: “La abuela de D. es profesora de francés, por lo que diferencia la bilabial de la dentolabial. Hemos decidido respetar y reproducir aquí la pronunciación por ella escogida, dados los hechos de público conocimiento”.

Un Millonario de Boca

Mauricio Macri primero y el macrismo después gobernaron Boca desde 1995 hasta 2019, cuando fueron desbarrancados por Juan Román Riquelme, actual vice. Martín Kohan reconoce que en esos años hubo “un conflicto” en el club popular comandado por quien reniega de lo popular.

Así lo explica el autor: “Las identidades siempre combinan un componente empírico, real, material, y un componente imaginario. Hay una parte que hace a la realidad efectiva y una que es del orden del imaginario, de sentir que algo te une a otro. Ese imaginario es muy fuerte. Cuando digo imaginario no lo estoy minimizando. Imaginario no significa falso, porque la imaginación forma parte del mundo social y hay actitudes y vivencias que tenemos a través de la imaginación. Entonces, ¿hay hinchas de River que sean de una extracción social humilde?, claro que sí, pero se llaman a sí mismos Millonarios y asumen un imaginario de identidad que no es menor. Vos no le vas a preguntar a alguien ¿por qué cantas «soy millonario» si sos una persona de extracción social humilde? Y nosotros nos llamamos Bosteros. Y yo no vivo en La Boca, pero cuando se habla de La Boca y el barrio que se inundaba y el olor, yo me reconozco en esa definición y yo la asumo como parte de un imaginario de identidad”. 

“Boca es el club popular de la Argentina –continúa–, responde al imaginario de lo popular. Somos el equipo que activa un imaginario del mundo popular. ¿Tenemos un millonario?, claro que hay millonarios hinchas de Boca, como hay pobres en la cancha de River. Ahora, cuando ese millonario además es un tilingo y cuando ese tilingo además llega a presidente del club, se plantea un conflicto muy interesante. Para mí, sin dudas, lo que prevalece es Boca. El hincha pone siempre a Boca por encima. Yo no iba a querer que perdiera Boca por Macri. Yo quiero que gane siempre, después vemos qué hacemos con Macri. Y si alguien dice que no, no es hincha de Boca. O si alguien está queriendo que nos vaya mal en la Copa Libertadores para que se vaya Riquelme, ese no es hincha de Boca”.

Rayo bosterizador. Entre las primeras medidas fuertes en las que Mauricio Macri buscó ponerle su impronta al club fue la creación de los Palcos Vip, al que acceden sólo unos pocos privilegiados. Sin embargo, Kohan asegura que pese a esa búsqueda elitista “Boca bosteriza todo lo que toca”. Y explica: “Macri levanta los palcos que levanta y eso queda rápidamente bosterizado. Toda la cancha de Boca funciona como si fuera una popular. En el comportamiento y en la vivencia y en la condición del hincha, en la cancha de Boca todo es popular”. 

“En otras canchas, la que vos estás pensando, tenés la platea con gente quieta, más apagada, la popular más o menos. En Boca, la cancha entera está arriba y en la platea saltás y gritás”. Y añade: “Entre el temperamento ideológico de Macri y la identidad histórica de Boca, ¿qué prevalece? Boca”.

A modo de ejemplo, en el libro sostiene que “Boca es eso que Maradona hacía en los palcos de La Bombonera”, con medio cuerpo mirando al vacío y agarrado por sus hijas o allegados. O las actuales mateadas de Riquelme con amigos y parientes. “Uno estaba sacado porque era un sacado, y el otro está tranquilo porque es un tranquilo, pero están poniendo el sello popular sobre ese espacio que supuestamente era para el lujo”.

El fútbol y yo

El primer canal que encontró Martín Kohan para volcar su amor por el fútbol fue el periodismo deportivo. A los 16 años, a la par de sus estudios, laburó como cronista en transmisiones de partidos de fútbol. Parnisari, Cascioli, Vilouta, Costa Febre fueron algunos de sus compañeros de entonces.

Se reconoce “enfático por temperamento, porque me gusta mucho hablar”, aunque se considera “una persona equilibrada, bastante equilibrada”. Remarca que su labor en la docencia y en la escritura requiere de “cierto equilibrio analítico para las cosas”, y asegura que en las tribunas de La Bombonera no pierde del todo ese estado: “Trato de entender lo que está pasando en el juego, no soy enceguecido”. Pero aclara sobre la cancha: “En ninguna parte puedo estar más desencajado que en otra situación de mi vida”.

Camino a La Bombonera y, más aún, dentro de La Bombonera, Kohan deja de ser el profesor universitario y el escritor que es. No lleva libros, ni le importan. Así lo han comprobado, en alguna ida a la cancha, amigos y compañeros que lo conocían de otros ámbitos: “Me doy cuenta por la forma en que me miran”, se ríe.

En las páginas finales del ensayo, Martín escribe que “el fútbol ofrece a sus hinchas la posibilidad de ser otros de sí mismos, de ser como no suelen ser”. Y así cierra la charla con este medio: “Si yo me viera… porque no me veo y en ese momento no estoy pensando en mí, estoy pensando en Boca. Es un tipo de experiencias que otros pueden poner en las fiestas, o en ciertos deportes de riesgo, o en las drogas, o donde cada uno tiene su zona de soltarse. Bueno, para mí eso es el fútbol”.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 19/08/23

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