El ex vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera alertó sobre la pretensión de las extremas derechas de dinamitar el Estado, para terminar con la memoria colectiva y los derechos. Fue durante un congreso de educación realizado en Río Grande.
La pretensión de dinamitar el Estado es ante todo la intención de dinamitar la historia y los derechos de los pueblos, la memoria común. Lo que significa borrar las conquistas comunes como la educación y la salud públicas, los bienes y recursos como el agua, el gas y los minerales. Este llamado de atención lo hizo el ex vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, durante la conferencia que ofreció al cierre del 6to Congreso de Educación e Inclusión desde el Sur, organizado por el Ministerio de Educación de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (AeIAS) y la Universidad Salesiana, realizado en Río Grande el 22 y 23 de septiembre pasado.
Luego de las presentaciones y reconocimientos de bienvenida, García Linera se corrió del lugar central de la mesa preparada para su disertación, se arremangó, tomó el micrófono y comenzó a leer ante la audiencia de más de 3.500 personas, mayoritariamente docentes y estudiantes. Así lo hizo por más de una hora, marcando con cada movimiento las ideas que quería acentuar. Caminó, fue y vino por el escenario, subrayando con paso firme las alertas de los tiempos globales, pero en particular los que afectan a las economías y por tanto a las sociedades de la Patria Grande.
Durante la conferencia, que tituló “Horizonte histórico en transición. La democracia en el interregno”, afirmó que estamos viviendo “un tiempo liminal”.
“No es casual que el enemigo público de esta oleada regresiva y represiva a manos de un tipo de neoliberalismo cavernario sea el Estado. Y es que el Estado, y quien más que ustedes para saberlo –dijo dirigiendo su mirada al público de docentes–, es el receptáculo de lo común de una sociedad”.
García Linera profundizó en esa idea fuerte y amorosa del Estado como la memoria que une a la sociedad y “el depositario de la historia que producen los pueblos en común; es la condensación de lo común de las luchas, de sus victorias y de sus derrotas”. “Es lo común de sus logros colectivos, de su épica, de sus bienes acumulados a lo largo de siglos. El Estado es la cristalización de derechos de la gente conquistados en miles de batallas, incluso frente al Estado”, siguió el político e intelectual boliviano.
Desde el escenario preparado en el Colegio Don Bosco de Río Grande –donde se desarrolló el congreso educativo– recordó que “el Estado no es el derecho ni produce el derecho de los pueblos: los derechos los conquistan los pueblos que huelgan, paran, marchan y con sus insurrecciones”.
Claro que para consagrar esas conquistas y mantenerlas en el tiempo –observó– “son los propios pueblos los que buscan que esas luchas queden grabadas e inscriptas en el Estado, en sus leyes, en su presupuesto, como derecho, como fuerza legal con efecto vincular”. “Así se conquistó la educación y la salud de las personas o los bienes comunes de los pueblos”, resaltó el sociólogo y matemático.
En el Estado –reconoció García Linera– también están las influencias y las fuerzas que buscan imponer los más poderosos. “Pero nunca olviden –continuó– que para legitimarse esas fuerzas de los poderosos necesitan tolerar, aceptar o soportar la fuerza, la historia y las victorias pequeñas y medianas de los pueblos. Es decir, los derechos. Esta es la dimensión paradojal de los Estados. Son estructuras de dominación pero también de inclusión”.
“Las oligarquías no tienen patria”
Su discurso tuvo especial escucha por el momento político, social y económico que transita la Argentina, más cuando analizó en voz alta por qué el interés devenido en obsesión de las derechas de terminar con el Estado y todo lo que representa: “Cuando los neoliberales autoritarios se plantean dinamitar el Estado, lo que quieren es dinamitar ante todo la historia de luchas y de derechos de los pueblos, que han conquistado con sangre y sacrificio. Lo que pretenden es borrar lo poco o lo mucho de los derechos comunes que las sociedades han labrado a lo largo de la historia, como la educación pública y gratuita, la salud pública, los bienes públicos y los recursos comunes como el agua, el gas y los minerales”.
Y continuó afirmando que luego de esos derrumbes inducidos, como siempre ha sucedido en la historia del mundo y de América Latina –marcó–, esos bienes comunes “serán subastados ante la jauría de ricos que ampliarán su riqueza privada con la riqueza pública, como siempre lo han hecho”.
“La sustitución de lo público por lo privado y el mercado es la extinción de lo común que tienen los pueblos, de los lazos que los une como comunidad histórica y de destino”, dijo García Linera, y recordó que “la propiedad privada que se ofrece como el becerro de oro de los egoísmos individuales es la antípoda, lo opuesto a lo común de una sociedad”. En definitiva lo que somete a una Nación a “la gran propiedad de unos cuantos adinerados”.
El gran pensador latinoamericano aseguró que cuanto más grande es esa propiedad de la que se apoderan los más poderosos, más exclusiva y excluyente es. “Por eso es que las oligarquías no tienen patria, nunca la han tenido ni desean tenerla. Porque no tienen nada en común con el resto del pueblo. Es más, lo desprecian, les avergüenza el pueblo, pero lo necesitan porque su riqueza privada es el robo de la riqueza común del resto”, definió de manera magistral.
García Linera señaló que los ricos sólo requieren de los pobres “para succionarles su esfuerzo y expropiarles sus bienes comunes, incluida la esperanza”. Una razón –apuntó– por la que necesitan dinamitar el Estado. “Lo paradójico es que su antiestatismo es un antiestatismo vergonzante y falaz porque necesitan al Estado para vaciarlo y privatizarlo, en beneficio de las oligarquías”, agregó.
Para el ex vicepresidente de Bolivia la manera de defender los derechos conquistados es ampliar esos derechos: “Los pueblos no pueden conservar sus derechos sin avanzar a otros nuevos, solo preservar es retroceder”.
Álvaro García Linera alertó que las extremas derechas vienen por el Estado y la democracia, y que la manera de hacerles frente es atacando las causas que les dan lugar. “La única manera de derrotar a las extremas derechas antidemocráticas, que también quieren dinamitar las democracias, de impedir que crezcan, es resolver la crisis económica y la crisis de esperanza que los alimenta”, expresó.
En su visión, se trata de resolver la crisis “pero no en beneficio de los ricos, sino en beneficio de los humildes, de los trabajadores”. Se trata de “sacar la riqueza acumulada en pocas manos para distribuir entre la gente común, impulsar más producción para producir más riqueza y volver a distribuir entre todos”, explicó y advirtió que “los paliativos temporales no resuelven el problema ni la incertidumbre ni la angustia”.
Para el analista, el primer paso es alcanzar “mejoras rápidas y visibles en los ingresos económicos de manera duradera y previsible en el tiempo”. “La inflación –destacó– corroe la certidumbre que hay en las familias y con ello las lealtades y los apoyos políticos”. Consideró que para enfrentar esta inflación “no hay más que dos vías: mutilando los ingresos de las mayorías y destruyendo sus derechos con políticas de ajuste o bien reduciendo las ganancias de los ricos y los poderosos”.
Convocó a “dejar de lado el credo liberal de ajuste y austeridad fiscal”. Y para tal llamado recordó que las economías más avanzadas tienen en promedio un endeudamiento del cien al ciento cincuenta por ciento de su Producto Bruto Interno, y que a pesar de eso “implementan planes multimillonarios de empleo, en modernización de obras públicas” como lo hace EEUU o subvencionan su energía, como lo hace Europa.
Para salir de esta crisis económica y de esperanza, la clave está –analizó– en “crear una base productiva duradera y ecológicamente sustentable para seguir distribuyendo la riqueza común de la sociedad y ampliar nuevos derechos colectivos”. “Al hacerlo –siguió–, simultáneamente se logrará un nuevo horizonte de futuro movilizador garantizando el apego democrático de la población a fin de que la democracia y el protagonismo social estén asociados a la igualdad y a la justicia económica”.
El político y profesor universitario señaló que desde hace 15 años América Latina y el mundo experimentan una transición económica fragmentada “caótica, angustiante, llena de incertidumbres, atravesada de perplejidades y complicaciones, de oleadas y contraoleadas de progresismos y conservadorismos, de victorias y de derrotas”. Que se trata de un tiempo que puede durar aún más pero no indefinidamente, que tendrá que estabilizarse ya sea “de manera conservadora y autoritaria o de manera progresista, democrática y con nuevos derechos”.
Lo que pase –marcó– dependerá de lo que se haga hoy, “de la audacia y perseverancia con las que las distintas fuerzas políticas, y las distintas clases sociales concurran a su encuentro con la historia”. “Ojalá que en ese torbellino de fuerzas contradictorias las de la justicia social, la igualdad radical, los derechos, la democracia entendida como igualdad y libertad triunfen sobre el egoísmo, la propiedad y el autoritarismo”, compartió sus convicciones.
40 años de democracia
“La vida de Álvaro García está marcada por la lucha por el poder de los pueblos indígenas y las clases trabajadoras”, así arranca un escrito sobre la biografía de quien fuera vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia (2006-2019), cuando Evo Morales presidía el país hermano.
Formó parte de la fundación del Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK), “cuyo objetivo era apoyar la insurgencia indígena”. Por ser parte de estos movimientos, fue detenido, torturado y encarcelado.
Entre otros datos de su biografía, se destaca que estudió matemática en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Tiene publicados, como autor o coautor, más de una decena de libros. Entre estos, La comunidad ilusoria; Qué horizonte: Hegemonía, Estado y revolución democrática; La potencia plebeya; y Socialismo comunitario: un horizonte de época.
El congreso realizado en Río Grande, en el que García Linera participó como invitado principal, llevó como lema central “40 años. Hacer nuestra democracia más democrática”. El pensador y profesor universitario fue presentado por la ministra de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego, AeIAS, Analía Cubino, la educadora Graciela Favilli, y los educadores Gabriel Brener y Gustavo Galli.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 30/09/23
La disertación completa de García Linera
Nota relacionada
Aulas de soberanía: la experiencia de enseñar en la Antártida
¡Sumate y ampliá el arco informativo! Por 1000 pesos por mes recibí todos los días info destacada de Redacción Rosario por correo electrónico, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Para suscribirte, contactanos por Whatsapp.