Las elecciones de este domingo, una decisión sobre el modelo de Estado y de sociedad. Individualismo versus solidaridad. Un futuro difícil pero transitado con racionalidad, o la dinamita que envuelve el regreso a los 90.

En la décima elección presidencial desde la recuperación democrática, que se realizará este domingo, “no sólo se elige un modelo de Estado sino uno de sociedad”, sostuvo el candidato a vicepresidente de Unión por la Patria (UP), Agustín Rossi, el 17 de octubre en el Monumento a la Bandera de Rosario durante la conmemoración del Día de la Lealtad. En términos generales, definió, se trata del “sálvese quien pueda” –carrera en la que no todos parten del mismo punto de largada- o de “a la Argentina la salvamos entre todos o no la salva nadie”. Nunca estuvieron tan claras, a pesar de la confusión derivada tanto de la angustia social y los agobios personales como de los intencionales procesos de desinformación, las diferencias entre las propuestas que hay en juego en los comicios. Porque una novedad de este turno electoral es que quienes hasta hace algunos años escondían “lo que iban a hacer” porque si lo decían “no nos vota nadie”, ahora lo plantean como programa de gobierno: el sufrimiento planificado y expuesto sin tapujos.

Lo que en un comienzo pareció ser una debilidad del candidato oficialista Sergio Massa -su condición de ministro de Economía en medio de una crisis-, terminó por convertirlo en una fortaleza, al permitirle adoptar medidas paliativas para los sectores populares y del trabajo, como la eliminación por ley de la cuarta categoría del impuesto a las Ganancias y la devolución del 100 por ciento del IVA en la compra de productos de la canasta básica. Aquello que los sectores hegemónicos denominan despectivamente “plan platita”, pero que cuando se trata de beneficios para ellos mismos llaman técnicamente “exenciones impositivas”.

Como en la vieja televisión argentina cuando antes del comienzo de la programación se transmitía la “señal de ajuste”, éste presente avizora un futuro de restricciones, por lo menos en el corto plazo. La decisión que se tomará el domingo 22 con el voto es si a ese futuro se lo dinamita o se lo reconstruye, y la diferencia no es menor.

El prójimo

En las actividades de cierre de campaña esa contradicción, que básicamente se expresa en el individualismo extremo que propone el candidato presidencial de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, y la mirada colectiva de Unión por la Patria, quedó plasmada en la concepción del prójimo que cada uno posee.

En el acto del Monumento a la Bandera por el Día de la Lealtad, Rossi recordó que “este país se construyó en base a los lazos de solidaridad y cooperativismo” y mencionó como ejemplo la ley de Educación 1.420, promulgada por el presidente conservador Julio Argentino Roca en 1884, que establecía la educación primaria común, gratuita y obligatoria. Su ministro del área, rememoró, era Domingo Sarmiento, “insospechado de kirchnerista o peronista”, bromeó.

“Cualquier religión se basa en un principio que es el amor al prójimo, que significa estar al lado del vecino cuando te necesita”, ejemplificó Rossi en su discurso ante miles de trabajadores e integrantes de movimientos sociales y agrupaciones peronistas.

“Si se te rompió la heladera, traé tus cosas a mi heladera, porque de esa forma se construye la solidaridad. Acá te dicen lo contrario: si tenés un problema de adicciones arreglátela solo, si tenés HIV, arreglátela solo. Nosotros no somos eso, por eso en esta elección no solamente se elige un modelo de Estado, sino un modelo de sociedad. Démosle la espalda a la Argentina del sálvese quien pueda, a la Argentina la salvamos entre todos o no la salva nadie”, completó su idea.

Un día después, en el cierre de campaña de LLA en un estadio de Villa Crespo, en la ciudad de Buenos Aires, Milei también habló del prójimo.

Al referirse al modelo económico que piensa aplicar en caso de resultar electo presidente, sostuvo que consiste en “la propiedad privada, los mercados libres de intervención, la libre competencia, donde sólo sirve ser exitoso para servir al prójimo con bienes de mejor calidad y a un menor precio”.

Servir al prójimo, entonces, no consiste ya en darle espacio en tu heladera al vecino al que se le rompió la suya, sino en una solución de mercado sin intervención estatal: brindar productos a mejor precio y calidad.

Andar en tren

La idea de que el mercado puede regularlo todo en base a la ley de la oferta y la demanda, y que el Estado debe ser un ente mínimo para garantizar su no injerencia en las transacciones entre privados, es un modelo teórico que no se aplica en ningún país del mundo. Quienes quieran exportar a Estados Unidos -el país de la libertad-, productos o bienes que allí se fabrican o producen, lo saben bien. El maldito Estado protege su industria y su mercado interno.

Pero en las últimas semanas, el discurso de Milei fue cediendo del anarco-capitalismo teórico a un modelo neoliberal tradicional, más parecido en algunos aspectos –si se quiere- al que propone la candidata de Juntos por el Cambio (JxC), Patricia Bullrich.

En la última semana de campaña, el postulante de LLA ya no habló de la venta de órganos como un mercado más, sino que planteó la privatización de los ferrocarriles (los que quedaron o fueron recuperados de la privatización del menemismo, el modelo que Milei abraza) porque, según su mirada, cuando mejor funcionaron fue bajo el monopolio inglés que se extendió hasta mediados del siglo XX.

En ese sentido resultó esclarecedora la jugada de Massa y su ministro de Transporte, el rosarino Diego Giuliano, al anunciar la apertura de un registro voluntario para quienes deseen renunciar al subsidio estatal del boleto de colectivos y trenes.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Área Metropolitana, donde atiende Dios y los subsidios adquieren un cariz más celestial que en el resto del país, el pasaje de colectivos pasaría de los actuales 52,96 pesos en el tramo más corto (hasta 3 kilómetros) o de 68,9 (un viaje de 12 a 27 kilómetros) a 700 para quien renuncie al subsidio. El boleto de tren se iría a 1.100 pesos. Una cosa es la teoría y otra la práctica.

Caída por inaplicable la teoría de la escuela económica austríaca del individualismo exasperante, lo que los “libertarios” argentos proponen es un regreso a la década de los 90, cuando para Milei tuvo lugar “el mejor gobierno” de la historia argentina, el de los vende patria.

Los defraudados

Los actos por el 17 de octubre mostraron la unidad del peronismo en sus diversas ramas, encolumnado tras la figura de Massa, el candidato que muestra racionalidad, propone y ejecuta medidas de Gobierno mientras lleva adelante su nada fácil campaña en medio de una corrida cambiaria, una crisis financiera y económica.

En Rosario, la fórmula presidencial de UP tuvo un amplio respaldo de organizaciones sindicales, sociales y agrupaciones políticas que colmaron el Parque Nacional a la Bandera, mientras a la misma hora Massa y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, replicaban el acto en Sarandí.

La propuesta de Unión por la Patria y su llamado a un gobierno de unidad nacional buscan alumbrar una salida gradual y posible a la crisis, frente a los planteos indignados que ofrecen detonaciones, bajo la fantasía de que es lo mismo tener menos que no tener nada.

Foto: Osvaldo Fanton | Télam

Las escuelas públicas y los hospitales realmente existentes, las coberturas sociales que brinda el Estado, las ayudas a personas con discapacidad, un sistema jubilatorio amplio en su universalidad, las políticas que procuran la igualdad de género, las conquistas y derechos laborales de quienes los poseen y una tasa de desempleo baja –con salarios que pierden poder adquisitivo- son indicadores de que aún en una crisis severa la demonizada presencia estatal es la tabla que evita el naufragio de millones. Es la heladera puesta al servicio del vecino ante la libertad de arreglársela cada uno como pueda en un mercado que concentra la propiedad de los refrigeradores.

Sin reticencias internas, Massa salió a buscar en las últimas semanas de proselitismo el voto de los defraudados y desilusionados, que no son militantes “libertarios” de la escuela económica austríaca, sino personas enojadas que hace cuatro años confiaron en Alberto Fernández, frustrados entonces con Mauricio Macri.

La suma de frustraciones explica en parte la adhesión que concita el consultor económico devenido en político antipolítica, pero sus “soluciones” se contradicen con los motivos que validan la desilusión de los electores.

Un futuro venturoso a 40 años, como propone ahora Milei una vez caída la posibilidad de dolarizar en el corto plazo, es una rifa de 100 millones de números que no tiene fecha de sorteo.

Es en la difusión de los programas “libertarios” donde residen las mejores chances del oficialismo, que constituye la única oferta de las tres más competitivas para este domingo que plantea un camino diferente, y cuyo candidato habla de producción, empleo, ciencia, desarrollo, derechos. Es con más y mejor Estado, no con menos.

Matices

Desde una perspectiva analítica y de izquierda, el ensayista y doctor en Ciencias Sociales Alejandro Horowicz, que esta semana fue entrevistado en el programa televisivo Brotes Verdes, sostuvo que en las elecciones generales presidenciales “votes a quien votes, votás ajuste”.

–Pero no hay matices-, preguntó el conductor, Alejandro Bercovich.

—No tengo dudas de que hay matices, uno te dice que el ajuste va a ser tan leve como sea posible; otro te cuenta que lo va a hacer con un rompe fierros; y el otro que va a ser un ajuste de 14 puntos de un sólo saque.

Para Horowicz, el votante de Milei no lo hace en función del salvaje ajuste que propone, sino por la idea de cambio que proviene tras un estallido.

“No lo votan por el ajuste, lo votan porque creen que va a volar todo. Milei es un botón imaginario, la gente cree que si vota a Milei esto explota y, como explota, cambia”, sostuvo el intelectual.

Y agregó que “la posibilidad real de que Milei ejecute lo que dice que va a hacer, es una posibilidad remota”. Entiende que a diferencia de otros procesos neo fascistas del mundo, Milei carece de estructura y tradición.

Foto: Cris Sille | Télam

“No es cierto que Massa es el más débil, Milei es el más débil”, afirmó el ensayista, para agregar que “no tiene aparato político, no tiene tradición política”.

“Los otros dos candidatos expresan la historia política nacional. Milei expresa el desahucio de la historia política nacional. Milei no tiene al establishment detrás de él, Milei no tiene una tradición política, no tiene un aparato detrás de él. Los votos de Milei se juntan en una urna pero los soplás y se vuelan, y además los votantes de Milei no están dispuestos a demasiado más que a votar”, señaló.

Si así fuera, el peligro de su ascenso al poder público es más grave todavía, aunque no hay que menospreciar a quienes están dispuestos a ir en auxilio del ganador.

De tres tercios a…

Los resultados de las elecciones primarias (Paso) de agosto mostraron una paridad entre los tres principales candidatos, cuya diferencia entre el primero y el tercero fue de apenas 2,5 por ciento.

Milei alcanzó el 29,86 por ciento de los votos válidos emitidos el 13 de agosto en todo el país, unas décimas menos que el 30 por ciento informado esa noche a la luz del recuento provisorio.

De acuerdo con los datos informados por la Cámara Nacional Electoral, Milei fue seguido por los postulantes de Juntos por el Cambio -Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta-, que juntos obtuvieron el 28 por ciento de los votos, y luego por los candidatos de Unión por la Patria, Sergio Massa y Juan Grabois, que alcanzaron en conjunto el 27,28 por ciento de los sufragios.

El conteo provisorio de los votos de las elecciones del domingo 22 difícilmente arroje un ganador en primera vuelta, aunque no es imposible. Mayoritariamente, los analistas coinciden en ver una definición en balotaje el 19 de noviembre, atento a que para imponerse en este turno el ganador/a necesita más del 45 por ciento de los votos o el 40 y una diferencia de 10 puntos respecto del segundo.

Las encuestas previas a las Paso no advirtieron el fenómeno Milei, que al proceso de elevación por parte de los medios de comunicación tradicionales le siguió uno de intento de instalación de su caída estrepitosa.

Nada de eso ocurrió. Por el contrario, reunió el voto bronca de modo transversal tanto en franjas etarias como segmentos sociales y de nivel de instrucción e ingresos. También fidelizó un núcleo machista, violento y temperamentalmente inclinado al odio.

Así y todo, las primarias exhibieron un escenario de tres tercios, con dos propuestas similares y la antagónica surfeando la crisis desde el Gobierno. Pasaron dos meses desde aquella votación y mucha agua –y operaciones y disparates- bajo el puente, lo que abre un interrogante sobre los resultados del 22, que en el significado de los números del juego de quiniela representa El Loco. En este caso, es mejor elegir no creer.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 21/10/23

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