Massa y el peronismo la dieron vuelta, mientras que Milei y Bullrich enseguida se dieron vuelta. Pactos y perdones, acusaciones cruzadas y esquirlas aún en el aire. Democracia o autoritarismo en el horizonte.
Si el año que transcurrió entre las elecciones generales del domingo pasado y este fin de semana pudiera sintetizarse de un modo más o menos simple, podría decirse que la fórmula presidencial de Unión por la Patria (UxP) “la dio vuelta”, lo que provocó que las candidaturas de La Libertad Avanza (LLA) y Juntos por el Cambio (JxC) se “dieran vuelta”.
El triunfo del candidato Sergio Massa en las elecciones generales para la Presidencia de la Nación no sólo significó “dar vuelta” el resultado de los comicios primarios de agosto –en los que la fórmula oficialista había quedado en tercer lugar–, sino que “obligó” a rápidas y furibundas peripecias a sus competidores más relevantes, que parecen dados vuelta.
El resultado del domingo 22 de octubre parió tres días después un mix del reino animal que combina al Gato y la Pato con el León –o gatito mimoso, según la rutilante definición de la candidata de izquierda Myriam Bregman–, una ensalada que enseguida provocó indigestión en varios socios del Pro en JxC y cuyas consecuencias en términos electorales aún es demasiado pronto para evaluar. Es necesario esperar que baje la espuma.
Massa sumó más de 3 millones de votos entre las Paso de agosto y las elecciones generales de octubre, cosecha que le permitió ganar los comicios pero con una diferencia que no le alcanzó para hacerlo en primera vuelta.
De todos modos, dio el batacazo de los comicios y se impuso en 13 provincias, cuando en las Paso el frente UxP sólo había ganado en 5 distritos. Ahora, sumó triunfos en La Rioja, Tucumán, Tierra del Fuego, Santa Cruz, Río Negro, La Pampa, Entre Ríos y Corrientes, a los ya obtenidos en Buenos Aires, Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Catamarca.
El candidato de UxP obtuvo el 36,6 por ciento de los votos según el escrutinio provisorio, mientras que Javier Milei (LLA) se mantuvo en el 29,9 por ciento y Patricia Bullrich (JxC) cayó al 23,8 (en las primarias, las dos precandidaturas de esa alianza alcanzaron 28 puntos).
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El primero en leer su debilidad fue el propio Milei, quien la misma noche de las elecciones se convirtió en inesperado wing y comenzó a tirarle centros a Juntos por el Cambio.
El “libertario” no creció en votos entre las elecciones primarias y las generales, en las que obtuvo el mismo porcentaje de adhesiones, incluso cuando se agrandó la torta de electores al crecer la porción de participación entre uno y otro turno.
Esa misma noche, Milei dijo: “Durante todos estos meses la campaña hizo que muchos de los que queremos un cambio nos viéramos enfrentados”.
Pero arrió su ira para sellar un acuerdo que –tal vez– a esa hora ya tenía avanzado con Mauricio Macri. “Yo vengo a dar por terminado el proceso de agresiones y ataques, y estoy dispuesto hacer tabula rasa, a barajar y dar de nuevo con el objetivo de terminar con el kirchnerismo”.
Por el proceso de agresiones se refería al uso de la ironía por la cual llamaba “Juntos por el Cargo” a la coalición de Macri-Bullrich, y a la más grave acusación de “asesina” que le había propinado a la candidata de JxC, quien respondió con una demanda penal.
“Más allá de nuestras diferencias tenemos enfrente a una organización criminal que no va a dejar barbaridad por cometer con tal de sostenerse”, convocó el felino.
“Todos los que queremos un cambio tenemos que trabajar juntos”, abundó en la línea de buscar un acercamiento con su competidora hasta esa noche.
Esas palabras se convirtieron en acciones 48 horas después, la noche del martes, cuando Milei y Bullrich cenaron con Macri como anfitrión. Según contó el “libertario”, fue el ex presidente quien lo llamó para invitarlo a su mansión de Acassuso.
Ambos habían mantenido contactos previos a las elecciones generales. Macri hizo gestos nítidos de acercamiento al consultor económico devenido candidato presidencial en medio de la campaña, lo que motivó la queja de Bullrich.
Pareció que el hijo de Franco tenía todo cerrado desde antes de que se conocieran los resultados del domingo 22, según dijeron varias voces de JxC. Primero levantó a Bullrich en las primarias con el objetivo de dejar fuera de carrera al alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien había desafiado su liderazgo en el PRO. Luego hundió a Pato con claros guiños a Milei. Si no soy yo, no es nadie.
Pero ahora, el ex presidente que perdió su reelección y no pudo presentarse en estos comicios porque el electorado lo repudia más de lo que lo aprueba, volvió al ruedo con el intento de poner a disposición de Milei lo que el “libertario” no tiene: una estructura partidaria, gobernadores, diputados y senadores.
Parece que nada de eso va a ocurrir.
El radicalismo acusó a Macri de irse de la colación junto a Bullrich y de romper JxC; Carrió se pronunció en igual sentido; los 10 gobernadores de ese espacio se declararon neutrales de cara al balotaje del 19 de noviembre, al afirmar en un comunicado conjunto que “más allá de nuestras posiciones personales, nuestro deber en este momento no es determinar quién será el próximo presidente, sino reafirmar los valores fundacionales de JxC”.
“El hecho político más importante no tiene que ser cambiar figuritas. A nosotros no nos eligieron para decidir quién tiene que ser el próximo presidente en este balotaje. Nos eligieron para gobernar provincias que tienen que convivir con el gobierno nacional, sea cual sea. Y esta liga de gobernadores llegó para quedarse”, afirmó el mandatario de Chubut, Ignacio Torres.
Menú anfibio
Si bien no trascendió lo que cenaron la noche del martes, para Bullrich parece que sólo hubo sapo, en vez de rana. Y en dimensiones muy difíciles de digerir.
El miércoles al mediodía convocó a una conferencia de prensa en la que anunció su apoyo y el de su candidato a vice, el radical Luis Petri, a la postulación de Milei para el balotaje.
Como la decisión había sido tomada por Macri, sin el consentimiento ni el debate de las demás fuerzas de JxC y ni siquiera del Pro, Bullrich tuvo que hacer malabares para explicar su dada vuelta.
“No venimos en representación de nuestros partidos sino en la representación de haber tenido el apoyo hacia nuestra fórmula de 6,2 millones de argentinos que nos acompañaron”, aclaró Bullrich, y se refirió a las acusaciones falsas de Milei sobre su condición de “asesina” y “terrorista” por su militancia en los 70 en la organización armada Montoneros.
Con desprecio por los hechos, Milei –que un día puede decir una cosa y al siguiente negarlo enfáticamente– había acusado a Bullrich de poner una bomba en un jardín de infantes, pero luego explicó que se trató de un error y que el presunto artefacto explosivo había detonado en el jardín delantero de la vivienda de un militar. Todos los jardines, al fin, se parecen.
“Yo anoche tuve un encuentro con Javier Milei donde tuvimos una charla respecto de lo que habían sido estas declaraciones, y en un ámbito privado nos perdonamos mutuamente; hoy la patria necesita que seamos capaces de perdonarnos”, dijo Bullrich, que antes debió perdonar a su autoestima. También anunció que desistirá de la acción penal que había iniciado hace semanas contra el “libertario” por esos falsos señalamientos.
Además aclaró, sin que nadie se lo preguntara, que “no estamos en un acuerdo ni en un pacto con Javier Milei”, y dijo sobre los socios del JxC que “el radicalismo tiene todo el derecho de tener libertad de acción, también el Pro”.
“Hay distintas opiniones y no creo que esto signifique la ruptura del diálogo interno, sino todo lo contrario, un fortalecimiento respecto del futuro de Juntos por el Cambio”, auguró, con escasa capacidad de previsión.
Las opiniones
Apenas unas horas después, el jefe de la UCR, Gerardo Morales, y el líder de la línea interna Evolución, Martín Lousteau, la contradijeron en conferencia de prensa.
Tildaron de “irresponsable” y “vergonzoso” el respaldo de Bullrich a Milei y dijeron que el ex presidente Macri “está feliz” porque “desde el principio quiso irse” con el diputado de La Libertad Avanza.
La UCR se pronunció a favor de la neutralidad en el balotaje tras un encuentro encabezado por Morales, quien en conferencia de prensa afirmó que el apoyo de Bullrich “es una falta de respeto hacia nosotros, que no perdonamos”, y advirtió que esa actitud “pone en riesgo la continuidad de Juntos por el Cambio”.
“La ciudadanía se expresó: la propuesta política de Juntos por el Cambio resultó tercera, quedando afuera del balotaje. Esto merece reflexión y autocrítica profunda de todos los partidos de Juntos por el Cambio, así como de sus principales actores políticos”, afirmó un documento radical titulado “La UCR no acompañará a ninguno de los dos candidatos”.
Morales dijo que Macri busca “joder” a JxC y calificó de fascista a Milei, quien en su amateurismo político y desquicio personal se refirió en varias ocasiones al expresidente Raúl Alfonsín de fea manera, en términos agraviantes y deshonrosos.
“Esta posición de Patricia es intolerable, no sé qué acuerdos ha hecho. Me dio vergüenza ajena. Fue vergonzoso. Creo que está afuera de la coalición. Debe haber en estas horas un debate en el PRO. Es una falta de respeto lo que ha hecho Patricia, que no perdonamos”, apostrofó Morales.
También Rodríguez Larreta manifestó su prescindencia en el balotaje porque, dijo, “las dos opciones son muy malas”, y consideró que Milei representa “un nuevo populismo y un salto al vacío”.
Sobre el encuentro en el que se parió el apoyo de Bullrich al “libertario”, Larreta dijo que “fue una reunión a medianoche y en secreto. Me desayuné con mucha sorpresa de esa reunión. No sé qué hablaron ni qué acordaron”.
A la vez, Larreta fustigó a Macri por haberle dado “aval” a Milei durante la campaña electoral, un comportamiento que fue observado incluso por Bullrich, según dijo.
La decisión de Morales de perdonar a Bullrich por su movida inconsulta es la contracara de la capacidad de amnistía que mostró la candidata de JxC, quien absolvió a Milei de sus dichos injuriantes porque primero está la Patria, que por alguna razón ella ve en peligro si gana Massa mientras que unos 10 millones de argentinos cree que es al revés.
El arreglo opositor parece tener bases sólidas y constituirse sobre acuerdos programáticos. Así quedó de manifiesto la noche del miércoles, el día que anunciaron el apoyo de la ex candidata de JxC al de LLA, en el programa “A Dos Voces” que se emite por la señal de TV por cable del Grupo Clarín.
Mientras se sacaban la foto juntos con los micrófonos corbateros abiertos, Bullrich le dijo a Milei: “Hacé un buen gobierno”, a lo que él respondió: “Hice el posteo de un meme que la rompí”, y en la pantalla gigante del fondo del estudio exhibieron el abrazo de un león gigante a una pequeña pata, que el “libertario” subió a sus redes. Como es sabido en ciencias políticas, quien la rompe con un meme, la rompe en el gobierno.
Construir futuro
Como contracara de las acciones de quienes en pocos días se dieron vuelta, el que dio vuelta la elección, Sergio Massa, se mostró esta semana en la misma tónica que empleó en las últimas de la campaña para los comicios generales: racionalidad, propuestas, medidas concretas que aplica en su doble condición de ministro-candidato.
El martes, Massa se mostró en La Plata con el gobernador Axel Kicillof, en la primera actividad pública de ambos desde las elecciones del domingo último y en un encuentro del que participaron más de 80 intendentes electos del justicialismo.
En su arenga, el candidato advirtió ante los jefes comunales que “si ganamos en la provincia de Buenos Aires por una muy buena diferencia, ganamos el balotaje”.
Massa valoró especialmente la campaña que hizo Kicillof y cómo “se rompió el lomo” para obtener su reelección, y les solicitó a los presentes “salir a explicar que mientras Milei destruye y ofrece motosierra, nosotros construimos un futuro”, según consignó la agencia Télam.
Otra línea que bajó el ministro y candidato fue que “la elección no está ganada” y que “no hay que ser triunfalistas sino humildes”, y “redoblar esfuerzos para lo que viene y salir a buscar votos”.
Es difícil determinar, cuando pasaron tan pocas horas de acontecimientos tan drásticos, cuáles serán los efectos electorales que provocarán. Por ahora, parece que todos trabajarán para agigantar las cualidades del tigrense.
Como fuera, el escenario político quedó dividido en dos opciones, entre democracia y fascismo.
Quien podría ser el canciller de Massa en caso de ganar el balotaje y convertirse en presidente, el actual embajador en Suiza, Gustavo Martínez Pandiani, contó que luego del resultado de los comicios “hubo muchos jefes de Estado y de gobierno que llamaron a Sergio para felicitarlo”.
El funcionario marcó que lo que acá a veces cuesta ver, resulta nítido desde afuera. “Hubo mucha gente que se tranquilizó mucho, que estaban preocupados por lo que pensaban que podía ser un salto al vacío. Muchos presidentes latinoamericanos y europeos, mucha gente de la Casa Blanca llamó a Sergio y le garantizó que se habían quedado mucho más tranquilos después del resultado electoral”, sostuvo.
La fórmula de UxP, que Massa integra junto al actual jefe de Gabinete, Agustín Rossi, tiene un piso de votos propios de casi el 37 por ciento. Necesita sumar algo más de 13 puntos en el balotaje para imponerse. Milei quedó clavado en 30 puntos como base propia.
Lo que resta saber, de cara a la segunda vuelta del 19 de noviembre, es el comportamiento de quienes se inclinaron en las generales por las otras tres opciones.
También incidirá en el resultado la cantidad de electores que se acerquen a las urnas, atraídos o no por las propuestas que quedaron en juego. Hay quienes propician la impugnación, quienes se inclinan por el voto en blanco, quienes creen que no todo es lo mismo.
El escenario que quedó trazado pareciera ser entre peronismo y antiperonismo, pero las características de Milei lo convierten en una encrucijada entre racionalidad o salto al vacío, entre democracia o autoritarismo, entre mejora de la situación o destrucción de lo que queda.
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Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 28/10/23
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