Las elecciones del domingo definen mucho más que el próximo presidente. Las alternativas son democracia o fascismo. Si Milei está loco, Villarruel no. Desarrollo equitativo o derrumbe de lo que queda. Cuando la casta es el otro.
Más de 35 millones de electores están habilitados para definir este domingo 19 de noviembre en la segunda vuelta electoral mucho más que el próximo presidente argentino por los próximos cuatro años: decidirán entre un camino tortuoso pero racional de tentativa de desarrollo equitativo del país y aprovechamiento de sus capacidades, o por la destrucción de lo que queda, que –aunque desigualmente repartido- no es poco. Las alternativas son democracia o fascismo. Muchos de los que se inclinarán por la opción de romper lo que tienen están apuntando involuntariamente a sus pies, aunque no puedan verlo. No existen antecedentes de una elección en la que uno de los candidatos provoque ya no apatía, desencanto o rechazo, sino un profundo temor en parte del electorado. Y que las razones de ese miedo sean las mismas que alimenten las ¿expectativas? de quienes prefieren un rápido abismo para todos antes que la más trabajosa búsqueda de equiparación hacia arriba. Como tal vez nunca antes, el factor emocional tendrá un rol posiblemente más decisivo que el racional en el cuarto oscuro.
Un conjunto de variables pueden incidir en el resultado de la segunda vuelta electoral de este domingo para elegir al próximo presidente de la Argentina entre el candidato de Unión por la Patria (UxP) y el de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei.
El número de electores que participe de los comicios; la decisión de quienes en las elecciones generales del 22 de octubre optaron por alguno de los postulantes que quedaron fuera del balotaje; la determinación de los indecisos; el porcentaje de votos que se inclinen hacia la “pureza” del blanco; la diferencia que cada candidato obtenga en las provincias más pobladas y significativas del país en términos electorales.
También entra en juego en estos comicios que sólo se vota una categoría, presidente, y entre dos opciones. No hay arrastre de intendentes ni gobernadores, que si bien no poseen motivos personales en la disputa, sí tienen razones políticas para inclinarse hacia uno u otro lado.
Desde que la política dejó de ser una cuestión meramente intuitiva y decenas de factores pueden mensurarse con cierta precisión, las acciones se definen con ese objetivo. Por algo Milei cierra en la provincia de Córdoba, el distrito que en 2015 le otorgó a Mauricio Macri el triunfo en el balotaje sobre Daniel Scioli, por la amplia diferencia de votos que le otorgaron los electores mediterráneos.
En las generales de octubre, el postulante más votado en esa provincia no fue su gobernador –que era candidato a presidente- Juan Schiaretti, sino el de LLA.
UxP apuesta, por su parte, a mantener o ampliar el margen que obtuvo en la decisiva provincia de Buenos Aires, así como el buen desempeño que logró en Santa Fe –donde obtuvo casi 10 puntos más entre las Paso y las generales- y en parte de la Patagonia.
La casta es el otro
Bajo el hashtag #MileiNo se expresó durante la última semana de campaña la militancia que apoya de modo convencido a Massa, o aquellos que encuentran motivos suficientes y valederos para temer por un eventual gobierno del “libertario”.
Es cierto que no resulta sencillo determinar cuáles son las propuestas de gobierno de Milei, porque las modifica en cuestión de semanas, y además sufrió el influjo de Macri luego de las elecciones generales, quien ya utilizó en 2015 el “no vas a perder nada que tengas”, para luego arrancar esos derechos afanosamente.
Lo que de todos modos no deja de ser llamativo y novedoso es que un candidato presidencial consiga adeptos con propuestas de ajuste fiscal, recorte de derechos, destrucción de lo público, y que su explicación sea que el ajuste abarcará a “los políticos chorros”, una categoría social confusa, teniendo en cuenta que la hace un actual diputado nacional que faltó al 40 por ciento de las sesiones de la Cámara baja.
La idea de que la casta es el otro –que prendió en buena parte del electorado de Javier Milei– invierte una larga tradición argentina de búsqueda de movilidad social ascendente y procura de igualdad.
Lo que podría traducirse, de modo simplificado, en la idea de que si yo no tengo un trabajo con vacaciones pagas, no deseo ese horizonte para mí, sino que quiero que nadie posea ese derecho. El que lo goza es un enemigo, miembro de la casta. Un interrogante profundo para el sistema político.
Por detrás de Milei, fácilmente caracterizable por sus rasgos emocionales, aparece la figura de su vice, Victoria Villarruel, quien es cualquier cosa menos “una loca”.
Hija de un militar ya fallecido que en un reclamo administrativo al Ejército señaló que participó de “la lucha contra la subversión” durante la última dictadura en Tucumán, pero que no fue condenado por delitos de lesa humanidad, Villarruel también tiene un tío militar, Ernesto Guillermo, quien estuvo prófugo de la Justicia hasta 2015, fecha en que fue arrestado al presentarse a votar.
En ese caso está demostrada la participación del capitán Villarruel, jefe de la División II de Inteligencia del Regimiento de Infantería 3 de La Tablada, en el centro clandestino de detención El Vesubio, ubicado en el partido bonaerense de La Matanza. Adujo sufrir una enfermedad neurodegenerativa y eludió el proceso penal.
La reivindicación que la candidata a vicepresidente hace de los genocidas no es siempre directa, sino que la cobija bajo el planteo de investigación de los crímenes de las organizaciones armadas a miembros de las Fuerzas Armadas o de seguridad.
Villarruel le aporta el indudable componente fascista a Milei, que ya tiene lo suyo. Sin embargo, existe una clara distinción entre ambos: el candidato a presidente es claramente apátrida –los dichos sobre Margaret Thatcher forman parte de esa evidencia, pero también su claro ideario antinacional- mientras que la postulante a la vicepresidencia es notoriamente nacionalista, como lo era el Ejército en el que revistieron su padre y su tío.
Por eso, tras los dichos de Milei sobre su idolatría por Thatcher, quien ordenó el hundimiento del crucero ARA General Belgrano en la zona de exclusión durante la guerra por las Islas Malvinas, Villarruel sostuvo que son posiciones “personales” del “libertario”. Su padre, Eduardo, combatió en las islas del Atlántico Sur.
El jueves 16 la Facultad de Ciencia Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo amaneció con pintadas elocuentes de lo que significa Villarruel: “Milei 2023, zurdos de mierda”; “Antro marxista”; “No enseñan, adoctrinan”; “Chau parásitos progres y feminazis”.
Desde los lejanos años 70 del siglo pasado que la política argentina no utiliza ese lenguaje, propio de la última dictadura. El futuro que propone Milei atrasa 40 años. A pesar del triunfo estridente del neoliberalismo como modelo de aplicación mundial, continúa viendo comunistas por todas partes. El comunista, claro, es el otro.
Dos escenarios
Con 24 horas de distancia, Rosario escenificó la puja electoral de este domingo. El martes 14 Milei realizó un acto, algo infrecuente en su actividad proselitista, en el Monumento Nacional a la Bandera.
Su discurso, todo el tiempo interrumpido por un público que no parecía muy dispuesto a escucharlo, se extendió por unos 10 minutos.
“Massa falopero”, cantaron los más de 10 mil seguidores de LLA que poblaron la proa del Monumento. Milei habló desde un breve escenario montado sobre un camión pequeño, con un sonido destinado a que sólo escucharan los que estaban más cerca.
La mayor parte de los asistentes fueron jóvenes, de diferentes segmentos sociales, en su mayoría varones. Con escasa participación de personas de mediana edad, el salto etario de los adherentes del “libertario” iba a la adultez mayor.
Como la idea que sustentan de la libertad es la del individualismo extremo, no había “organizaciones” en el acto, sino “gente suelta”. Un señor mayor se jactó de que los que estaban allí no habían llegado “en colectivo”, palabra que desprecian hasta cuando se trata de un medio de transporte.
El escenario mostró la orfandad del líder libertario. Lo acompañaron su hermana Karina, a quien por alguna razón llama con el masculino “El Jefe”; la ex candidata a gobernadora bonaerense de LLA, Carolina Píparo; y la diputada nacional electa por Santa Fe, Romina Diez.
También subieron al escenario los diputados electos Nicolás Mayoraz y Rocío Bonacci, pero fueron convidados a bajarse rápidamente. Ningún dirigente del PRO santafesino, de los que le brindaron explícitamente su apoyo al “libertario”, participó del acto proselitista.
Milei no habló de producción, ni de empleo, ni de agro, ni de industria, ni de puertos, ni del entramado pyme que caracterizan a Santa Fe.
La única referencia local en su discurso fue a la figura de Manuel Belgrano, creador de la bandera nacional, de quien recordó que estudió en la Universidad de Salamanca mientras vivió en España, y dijo que esa institución fue el inicio del “liberalismo”.
“Las obras de Belgrano respiran libertad”, sostuvo el candidato, para agregar que el prócer nacional estuvo imbuido de las ideas de Adam Smith, referente de la economía clásica de fines del siglo XVIII.
“La Revolución de Mayo tiene en Belgrano a un liberal”, abundó Milei, para afirmar que en el siglo siguiente argentina “fue primera potencia mundial” pero, “cuando abrazamos las ideas socialistas comenzó la decadencia”. No existen registros de que Argentina haya sido primera potencia mundial a fines de 1800, pero a quién le importa. El público lo interrumpió para cantar su deseo: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Al día siguiente, unas 20 mil personas se reunieron en las escalinatas del Parque España, para protagonizar el cierre de campaña santafesino de Massa, sin la presencia del candidato.
Como contracara del acto de LLA, quienes manifestaron su apoyo a la candidatura de UxP fueron, además de personas independientes, organizaciones gremiales, comunitarias, sociales y de la sociedad civil. Con sus banderas, su pertenencia y su identidad política.
“En un enorme acto unitario, movimientos sociales y organizaciones gremiales de Rosario llenamos de alegría militante el Parque España”, dijo el diputado nacional del Movimiento Evita, Eduardo Toniolli. “Vamos rumbo al domingo con la confianza de que lo dimos todo para que Sergio Massa sea el próximo presidente de los argentinos”, abundó.
En ese acto no hubo un sólo orador, sino que fueron múltiples. Los discursos hicieron referencia a tradiciones políticas, a la conquista de derechos, a la lucha para que esas conquistas se hicieran realidad, a la historia popular argentina y sus organizaciones libres.
El postulante de UxP logró las adhesiones de múltiples sectores de la sociedad, desde partidos políticos opositores –como el Partido Socialista y sectores de la UCR-, pasando por asociaciones patronales de la industria y del mundo pyme, hasta organismos de derechos humanos, ambientalistas y el frente nacional de inquilinos, lo que revela la magnitud del potencial daño de un gobierno de su contrincante.
No había un favorito en la previa, lo que le agregaba una dosis de incertidumbre y angustia al resultado electoral que se conocerá el domingo por la noche, en el que se juega mucho más que la elección de un presidente.
El tirano mayoritario
Como se sabe, hay tiranías y tiranías. De las buenas y de las malas, que son las de las mayorías. Eso se desprende de declaraciones de Javier Milei y de su candidata a vice, Victoria Villarruel, durante la última semana de campaña.
“Puedo decir, como ciudadana y como argentina, que lo que nos toque a nosotros como gobierno, en caso de ser electos, va a ser realmente una proeza por tratar de rescatar a la Argentina del barro. Y lo que me sorprende es que (Sergio) Massa está incendiando todo y pretende asumir el poder el 10 de diciembre. Entonces, ¿qué país querés asumir? Un país devastado ¿Cómo pensás resolverlo si no es con una tiranía?”, dijo Villarruel en una entrevista concedida al canal La Nación +.
Milei dijo a la misma señal de cable que “el peronismo gobierna con la tiranía de las mayorías”. “Cuando tenés una mayoría podés hacer cualquier cosa”, sostuvo, y añadió que él defiende “la democracia liberal” que es “el respeto de las minorías”. En la democracia liberal, gobierna quien obtiene una circunstancial mayoría electoral en los comicios, y eso no le otorga facultades para irrespetar a las minorías.
En auxilio de los débiles
El ex presidente Mauricio Macri realizó una intervención sobre el cierre de campaña, a través de una entrevista, en la que consideró que en caso de ganar el balotaje, Javier Milei será “un presidente débil”, por lo que se ofreció a robustecerlo.
“Hay cosas de lo que él plantea que suenan extremas, pero él tendrá que negociarlas en el Congreso porque no tiene los votos suficientes para hacerlas por sí mismo”, sostuvo Macri en una entrevista con el ex presidente colombiano, Iván Duque.
Por esa razón, el jefe de campaña de Milei sostuvo que “no reviste ningún peligro”, mientras los seguidores del “libertario” realizan pintadas en edificios públicos contra los “zurdos de mierda”, y Victoria Villarruel desgrana las virtudes de una tiranía.
En otra entrevista, Macri sostuvo que “no pueden decir que (Milei) pone la patria en peligro, cuando no agravió una sola vez a la Justicia” y si bien “ha tenido actitudes intolerantes con la prensa, no va a perseguir a la prensa”, estimó. Si él es el garante…
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 17/11/23
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