Abandono de cargo es el documental que cuenta la historia del profesor Luis Oscar Pato Lacoste desparecido por la dictadura cívico militar en 1976 y que también denuncia las complicidades para que eso ocurriera. Una docente rompe con el silencio de años y lo convierte en pregunta, otra profundiza en esa búsqueda y un cineasta la hace pública. “Porque el Pato sigue enseñando”, elige decir el director del filme, Alejandro Vagnenkos. 

El Pato Lacoste –como cariñosamente se lo nombra y recuerda– daba clases de literatura en la Escuela Nacional de Lobos, provincia de Buenos Aires. El 15 de octubre de 1976 fue secuestrado y desaparecido. Sus estudiantes del secundario lo esperaban en clases, se decía que se había ido a pescar, el cuerpo directivo de la Escuela de Lobos cataloga su ausencia como “Abandono de cargo”. 

El documental de Vagnenkos pone énfasis en ese sello. Muestra que aquel profesor de literatura nunca había querido dejar sus clases. Años después y gracias a la investigación que recoge y denuncia el filme argentino, Luis Oscar Pato Lacoste se convierte en el primer educador de la provincia de Buenos Aires víctima del terrorismo de Estado restituido en su cargo. Su legajo de trabajador ya no dice “Abandono de cargo” sino “Desaparición forzada”.

En la desaparición forzada del docente mucho tuvo que ver la participación de la sociedad civil. “La comunidad todavía se pregunta qué madres y padres del Colegio Nacional de la ciudad denunciaron al profesor de sus propios hijos e hijas, firmando un acta en su contra que terminó convirtiéndose en una sentencia de muerte”, se lee en el resumen de prensa del documental.

El trabajo también revela “la delación como estrategia de disciplinamiento e instauración del terror en la escuela y en la comunidad” –al decir del pedagogo Gabriel Brener– y “un modus operandi de la Gestapo argentina cuando construía argumentos para sellar, ensuciar o tapar la ausencia de quien desaparecía”.

El director Alejandro Vagnenkos y la profesora Silvana Nicolini. Foto: La Palabra de Lobos.

¿Cómo nace este documental? Alejandro Vagnenkos trabajaba en el Ministerio de Educación de la Nación cuando se estaba gestando el Instituto Nacional de Formación Docente (Infod). La educadora Andrea Graziano era parte de esa creación. Ella y su hermana Agustina habían sido alumnas del Pato Lacoste. “Andrea estaba escribiendo para una maestría, una investigación que tituló Amordazar la diferencia. Un día vino con su trabajo de investigación terminado y me dijo: «Con esto tenés que hacer una película», esto fue en 2008”, repasa el director Vagnenkos.

La invitación quedó ahí “dando vueltas”, pendiente, esperando la mejor oportunidad. Eso ocurrió con la llegada de otra educadora: Silvana Nicolini. Una docente que se va a vivir a Lobos, comienza a trabajar en la Escuela Nacional y se entera de la historia del profesor Lacoste. “A partir de la aparición de Silvana y su búsqueda es cuando yo encuentro cómo contar la historia. Ella se entera en una mesa de examen, en una charla, pero hizo algo que yo no hice que es empezar a buscar. Y ese fue el momento”, valora el cineasta.

Silvana Nicolini es quien protagoniza Abandono de cargo, es quien pregunta de manera frontal, con la frescura que lo hacen los pibes, sin rodeos, sin especular en nada. Silvana no actúa en el filme. Es ella misma. Actualmente es la directora de Educación Artística de la Provincia de Buenos Aires. 

El filme dura 65 minutos, está producido por Lucía Rey (Lumadoc). Desde el jueves 21 pasado, está disponible –al menos por una semana– en la plataforma de Cine.ar.

Recorrido preestreno

Abandono de cargo se estrenó este jueves en el Cine Gaumont (CABA), antes se proyectó en profesorados, congresos y universidades. El recorrido que hacen habitualmente las películas –dice Vagnenkos– es pasar por festivales, se estrenan y luego quedan a disposición de las audiencias. “Nosotros elegimos hacer otro camino que nos parecía interesante para empezar a instalar el tema”, apunta.

Así desde mayo del año pasado compartieron el documental en profesorados, en universidades nacionales y en diferentes congresos, como el de Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana que se realizó en Rosario o el Internacional de Educación e Inclusión desde el Sur de Río Grande (Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur). Al tiempo que el Suteba lo tomó como propio y lo hizo circular por espacios de formación docente. “De la mano de Suteba recorrimos muchísimos profesorados de la provincia de Buenos Aires”, reconoce el director.

El documental se convirtió así en un instrumento de la pedagogía de la memoria. Vagnenkos dice que por un lado se encontraron “con la incredulidad de los pibes que están estudiando para ser profesores” que le dieron sentido a la historia que contaban, “la de un profe que tenía nombre y apellido, que tenía alumnas, alumnos, compañeros, familiares que lo recuerdan”.

“Muchos pibes cuando terminaba la película contaban algunos relatos propios, de algunos familiares o de conocidos, muy parecidos a los del Pato. En La Plata, hablaron de una localidad de 10 mil habitantes en las que había cinco personas desaparecidas y que nunca nadie había contado nada, que seguía el secreto”, rescata Vagnenkos la posibilidad que da abrir este diálogo entre generaciones.

El director asegura que en esos recorridos por aulas y charlas con docentes y estudiantes pudieron encontrar “tantas historias del Pato Lacoste en diferentes lugares de nuestro país, que siguen estando en ese lugar donde estaba él”, que buscan hacerse visibles como pasó con el documental.

“Eso es bueno para reivindicar la memoria”, celebra Vagnenkos la posibilidad de ir más allá de los recordatorios, de hacerse preguntas sobre qué pasó con ese docente que se nombra. 

La idea de la previa del estreno por los espacios educativos es también una manera de revalorizar el lugar de la escuela y del trabajo docente en la recuperación de la memoria. “Con Silvana (Nicolini) decimos que en un sentido la escuela lo hizo desaparecer, colaboró en eso pero la escuela es la que lo trae también, la que recupera su historia. Ella siempre dice que «el Pato sigue enseñando», algo que me gusta mucho”. 

Vagnenkos destaca el papel de Nicolini en el documental. El protagonismo que tiene en esta historia: “Ella siente pasión por lo que enseña, por lo que hace además de tener un compromiso político. Me pareció maravilloso que la hayan nombrado directora de Educación Artística y que continúe desde ese lugar este trabajo”.

El estreno del documental se hizo en el histórico Cine Gaumont, ícono de estos tiempos de defensa del cine nacional. “Filmamos esta película entre 2021 y 2022 –dice el director–, contamos lo que queríamos contar, pero jamás pensamos en este presente pavoroso, de crueldad, como lo nombra Martín Kohan (escritor). Nosotros venimos a proponer todo lo contrario: una historia diferente. Me gusta pensar en esa idea de que a pesar del dolor y todo lo que nos provocan estos tiempos, el Pato siga enseñando”.

Alejandro Vagnenkos es licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), diplomado en Gestión de las Instituciones Educativas (Flacso) y maestrando en la Universidad Nacional de Quilmes. Es profesor en la Universidad Nacional de Hurlingham donde dirige la Especialización en Pedagogías de la imagen. Gestionó y coordinó distintos proyectos audiovisuales para cine y televisión. Su primer filme como director Jevel Katz y sus paisanos (2005) recorrió diversos festivales del mundo; igual que pasó con los otros dos que le siguieron Escuela Trashumante (2016) y Dorados 50 (2021). Y un maestro de la pedagogía de la imagen. 

“Como así no pueden acallar el cine, tampoco van a poder acallar la historia. Este tiempo pasará y las películas quedarán. Así como pasó la dictadura y el Pato permanece en el recuerdo. A pesar de todo, queremos ser optimista”, opina desde su esencia de educador.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 23/03/24

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