Yo no sé, no. “Aquí no para”, le decía Manuel a una señora que preguntaba si el 52 tenía parada en Hutchinson (la cortada del club La Palmera) y Biedma. A unas cuadras de ahí, por San Nicolás y Seguí, los trabajadores que estaban pavimentando paraban para comerse un asadito sobre el mediodía. Por esa calle pasaría el 15. Tiguín nos contaba que por la Vía Honda, en el tercer puente vio una bandada de patos que paraban y comenzaban a hacer un círculo en lo alto para luego arrancar cambiando de rumbo. “Parecen un grupo de motos que frenan, paran a tiempo y encaran la última recta”, nos decía.
Raúl había traído un 5 de Carlos Casado, recomendado por el Bocón. Ese 5 la paraba en el aire con cualquiera de las dos piernas. Por la tarde del jueves, algunos que simpatizamos con el nuestro (el auriazul) fuimos hasta lo de la Juanita, una señora que curaba algunas cuestiones. Como el de Arroyito tenía un partido chivo, “no apto para cardíacos”, fuimos a ver si tenía algún yuyo para que no se nos parara el “bobo” durante el partido. José nos dijo que viniendo del arroyo, por Lagos vio que unos cuantos identificados con la UOM estaban volanteando convocando a un paro. Carlos y Pedro en el barrio Acindar, al lado de la gran cancha, mientras comían unas tortas fritas vieron a una que vivía por Acevedo, una que con la mirada te paraba el corazón y al toque con la sonrisa te lo hacía arrancar de nuevo con una casi taquicardia.
El domingo por la noche seguimos escuchando por la radio los comentarios del golazo del Flaco. Algunos decían que en casi la mitad de cancha, el Flaco la paró con la derecha y con la izquierda se la colgó a Amadeo. A esa hora, en la esquina jugábamos a quién hacía las argollas de humo más grandes y las suspendía en el aire. A esa hora, justo a las 0 de un lunes, sonaba la primera sirena de la fábrica Acindar por el fin de un turno. El silencio de la segunda sirena nos anunciaba que había comenzado el paro.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 11/05/24
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