Desde Cancha Rayada La lluvia vendrá por la noche Yo no sé, no. Ese viernes, hasta las 8 de la mañana, las nubes iban y venían. A veces lentamente y por momentos rápido, tanto que parecía humo. Para cuando aclaró un poco, con Pedro y algunos de la cuadra nos fuimos para el parque
Desde Cancha Rayada La 3, la 5 y la 7 Yo no sé, no. Los 15 últimos días de enero se presentaban como los más calurosos en años. En el barrio, los que pudieron se habían tomado el palo así que sin algunos amigos las horas de la tarde eran un bajón.
Desde Cancha Rayada La rueda de auxilio Yo no sé, no. Esa mañana cuando Pedro desenvolvió el tercer paquete notó que al camión que le había pedido a los reyes, uno grande con acoplado, le faltaba una rueda. Estuvo hasta pasado el mediodía buscando una solución.
Desde Cancha Rayada Ciertos reyes no viajan en camellos Yo no sé, no. Parecía que no había llovido en años, el poco pasto que había se rendía a un amarillo que parecía crujir con sólo mirarlo. Se acercaba el 5 de enero y teníamos que conseguir algo verde, fresco y lo más tierno posible
Desde Cancha Rayada La camiseta es como un Dios Yo no sé, no. Ricardito andaba de aquí para allá con su cuaderno de 12 hojas. En ese cuaderno había hecho una rifa cuyo premio era un oso de peluche con la camiseta de Argentina con una inscripción que decía: “La original”.
Desde Cancha Rayada La sombra del arbolito Yo no sé, no. La idea de armar un arbolito de Navidad en el patio común a todos estaba buena. En la cuadra, desde hacía dos navidades, sólo había un par de arbolitos: uno lo tenía la Tolita, que vivía por Zeballos cerca de Callao,
Desde Cancha Rayada Los fideos coditos Yo no sé, no. Pedro, ese viernes de un diciembre que recién arrancaba, se levantó temprano como si la inercia siguiera haciendo lo suyo.
Desde Cancha Rayada ¿Dónde está mi mapa? Yo no sé, no. Todo o casi todo venía más o menos bien hasta que nos enteramos que la de geografía en la última semana de clases iba a pedir la carpeta. La noticia alteró nuestro ritmo cardíaco.
Desde Cancha Rayada El canto del zorzal Yo no sé, no. La sonrisa, esa sonrisa que Pedro recuerda de la seño de primero superior de la escuela Urquiza, esas sonrisas de los últimos días de noviembre, eran como aplausos, como aquel primer aplauso que en ese año la seño le
Desde Cancha Rayada Los chicos tirábamos tizas Yo no sé, no. Ese sábado, Pedro se despertó sabiendo que lo mandarían a la verdulería temprano, a eso de las 10, y que era muy probable que la abuela de Graciela lo iba a atender.