La nueva expresión del embate contra el chavismo resulta un escenario favorable a la pretensión de Milei de ocultar los efectos de su gestión y proyectarse como líder internacional.

El reciente proceso electoral en Venezuela expone otra arista de la trágica y dolorosa situación geopolítica mundial, signada por la creciente conflictividad entre las grandes potencias del Hemisferio Norte. Y refleja una vez más la voluntad del presidente Javier Milei de sobreactuar su alineamiento con el bloque occidental y cada vez menos cristiano de esa puja; y su capacidad de utilizarla para esconder y manipular la conflictividad de entrecasa, que también se intensifica paulatinamente. Entre el domingo de las elecciones en Venezuela y el jueves en que la edición del semanario El Eslabón fue a imprenta hubo nuevas muestras de las graves consecuencias de las políticas oficiales cuya repercusión mediática hubiera sido enorme aún entre la vocinglería anti Maduro si al frente de la Casa Rosada no estuvieran quienes están.

Vale resaltar, a modo de ejemplo, la duplicación de la cantidad de argentinos y argentinas que perciben el seguro de desempleo que se registró en el primer semestre de este año respecto de igual período del año anterior, según datos oficiales difundidos el último lunes, que abarcan solamente a trabajadores registrados y que perdieron su empleo sin causa que se les pueda atribuir.

También el lunes, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) informó que en las recientes vacaciones de invierno se registró una brusca disminución de la actividad turística, con un “impacto económico de 1,2 billones de pesos, un 22 por ciento menos que el año pasado”, según precisaron.

Un par de días después, otra entidad empresaria, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) publicó el Indicador de Consumo (IC) que elabora periódicamente y los datos también son negativos. “Durante el primer semestre del año, el consumo de los hogares en bienes y servicios finales cayó un 5,3 por ciento interanual”, informaron. En la comparación entre junio de este año y el mes anterior, la baja fue del 3,3 por ciento, que se eleva a 9,8 si el cotejo se hace con junio de 2023.

Ni de rebote

La CAC recordó en su relevamiento que “el desempeño de la economía argentina y el consumo presentan un comportamiento similar” y que “en gran parte del 2024 presentaron un comportamiento negativo”. Y aunque señalaron que las bajas paralelas no se registraron en mayo pasado por una suba interanual de la actividad económica de 2.3 por ciento, advirtieron que tal incremento “se vio traccionado principalmente por el sector agropecuario”, con una suba que superó el 100 por ciento interanual pero se dio “a raíz de un 2023 notablemente negativo por la sequía”.

En cuanto a lo sucedido en junio todavía no hay datos oficiales, pero las estimaciones dan cuenta de una vuelta a la coincidencia entre los derrumbes de consumo y actividad económica, que según la consultora Orlando J Ferreres (OJF) fue de un 3 por ciento interanual, que se dio pese a una nueva suba del 85,1 por ciento en el sector agrícola.

Ante tantos datos y proyecciones negativas, el gobierno dejó de resaltar lo del “rebote” económico interno y se aferró a lo de Venezuela con la complicidad del aparato comunicacional que lo respalda, cada vez más desvergonzado y feroz.

Para Milei, el instalado por los medios hegemónicos es un escenario ideal tanto para distraer atenciones como para sus pretensiones de referenciarse como líder internacional de las nuevas derechas al servicio del capitalismo imperialista, que encuentran en la oposición venezolana jugadores de característica acordes a sus intereses.

Bizarrías y venenos

El candidato Edmundo González y su madrina Corina Machado ostentan trayectorias y prácticas que los posicionan claramente en el equipo que Milei quiere capitanear, incluso aunque tenga que bancarse situaciones que lo incomodan, como la que vivió en Brasil a principios de mes pasado, cuando fue distinguido por el bolsonarismo con la Medalla de las Tres Íes. “El nombre de la condecoración, de humor infantojuvenil, es alusivo al ex presidente de Brasil, que aparece en ella con su efigie, como un césar romano, seguido de las siguientes palabras: inmorible, incomible y algo así como inimpotente, siempre erecto”, describieron el historiador Alberto Luiz Schneider y el psicólogo y traductor Damián Kraus, en una nota que repasa el episodio, al que describe como “uno de los momentos más bizarros de la escena política sudamericana contemporánea, cuya marca parece ser la de una niebla venenosa que sobrevuela y ensombrece no solamente la región, sino también gran parte del mundo”.

Bizarría y niebla venenosa sobran en las coberturas mediáticas de los grupos monopólicos de la comunicación y las expresiones y posicionamientos de los inventores y merecedores de la Medalla de las Tres Íes en lo que hace a la situación en Venezuela, en la que se soslaya sistemáticamente la campaña de demonización contra el movimiento político que hoy encarna en Maduro pero comenzó hace más de dos décadas bajo la conducción de Hugo Chávez.

Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario

Y claro que a cuenta del desgaste del chavismo hay que anotar errores y defecciones propios y no forzados. Lo mismo vale para movimientos afines de la región, que tal vez no aprovecharon a fondo etapas en las que pudieron acceder al poder estatal. Es cada vez más evidente que para generar y sostener transformaciones en favor de las grandes mayorías no alcanza con llegar al gobierno. Asumir más a fondo la necesidad y el desafío de promover y cobijar el crecimiento y la solidez de las organizaciones de los sectores populares es imperioso para enfrentar poderes imperiales. Y en este sentido, limitarse a responder sus embates con los mismos tonos y reduccionismos a los que apela parece por lo menos insuficiente. En ese terreno de simplificaciones y dicotomización constante suelen sentirse cómodos los nuevos fascismos desnacionalizados

“Milei y Bolsonaro son sumamente representativos de una subjetividad hiperterritorializada de sus países. Se gustan políticamente por sus ganas de poder real y efectivo, pero no se gustan afectivamente. ¿Será que algo de lo que conocemos como afectivo habita en ellos?”, se plantea en el artículo sobre la Medalla de las Tres Íes, que alude a estos líderes de época que se creen invencibles pero chocaron y chocan con lo inviable de su pretensión de realizarse individualmente a costa del sufrimiento del prójimo y ser idolatrados por hacerlo.

Publicado en el semanario El Eslabón del 03/08/24

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