Apenas “un poco” de “preocupación” fue lo que manifestó el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro ante el proyecto de Presupuesto presentado por el presidente Javier Milei. Pero lo que más apena es que lo que preocupa a Pullaro no es la profundización de las políticas de ajuste y empobrecimiento de las mayorías que la iniciativa de la Casa Rosada expresa. El apocado malestar obedece a que “se le siga pidiendo esfuerzos” incluso a los gobiernos provinciales que más acatan y reivindican esas políticas, entre los cuales destaca al suyo como soldado ejemplar y leal al que, en vez de al menos una palmadita de reconocimiento, se le pide más “esfuerzos” y más disciplinado sometimiento a los dictados del comandante de “las fuerzas del cielo”.
Por lo pronto, el soldado santafesino que quiere ascender de rango tiene tropa que lo respalda en eso de reivindicar el reinado del mercado anarcolibre y la destrucción del Estado como garante y promotor de igualdad, bienestar y democracia. “Podemos decir que desde la provincia de Santa Fe hemos cumplido con creces nuestra parte”, reforzaron sus camaradas de la coalición oficialista Unidos en un pronunciamiento conjunto, en el que se reafirmaron “solidarios con las consignas planteadas por el presidente Milei –básicamente– en aportar al sistema nacional recursos en vista de contribuir a la política de déficit 0, a bajar la inflación y para la eliminación de impuestos”.
La fe en el credo presidencial de parte de la alianza gobernante en Santa Fe llega al punto de creer en la multiplicación de los pesos: “No sólo tenemos cifradas expectativas en que sus objetivos puedan cumplirse en materia fiscal, sino también que la educación se pueda invertir, ya que nuestra provincia aporta tres veces y media más de lo que vuelve del Estado nacional”, profetizaron en el documento.
Tanto fervor en favor del neolibertarismo es entendible de parte del sector PRO de la coalición santafesina, tal vez ganado por la envidia a un gobierno que avanza más que el de Mauricio Macri en la batalla por colonizar la Argentina y eliminar a quienes se opongan a tal propósito. De hecho, los legisladores nacionales del PRO ratificaron su vocación de recortar la inversión estatal en jubilaciones tanto a nivel nacional como provincial. Distinto es el caso de radicales y socialistas, cuyos parlamentarios votaron a favor de la movilidad jubilatoria en el Congreso nacional pero en la Legislatura santafesina respaldaron la reforma previsional que se basa en la misma prédica de igualar para abajo los ya empobrecidos bolsillos de las mayorías para maximizar las ganancias de una minoría cada vez más voraz y salvaje.
En el caso del bando PROgresista, es imaginable que incoherencias y contradicciones obedezcan a la lógica de adaptar ideas y mensajes políticos a las olas de opinión hegemónica coyunturales, delineadas en función de resultados electorales, encuestas y tendencias top de las redes sociales.
Al respecto, valdría parafrasear el dicho popular que oficia de consuelo ante inesperadas situaciones de pérdidas materiales. Vale decir: los votos van y vienen. El problema es que con la plata no estaría pasando lo mismo. Y eso provoca malestares que no se registran cuando las olas tapan el mar. Y que, más tarde o más temprano, hacen tronar el escarmiento.
Publicado en el semanario El Eslabón del 21/09/24
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