Docentes y auxiliares de escuelas rurales, ubicadas en el Departamento Rosario, presentan daño genotóxico (daño genético). Esto lo confirma un estudio reciente sobre contaminantes ambientales llevado adelante por científicas del Conicet en convenio con Amsafé Rosario. La investigación exploró la relación entre salud docente y contaminantes ambientales, evaluando particularmente la exposición ocupacional de docentes y auxiliares a las fumigaciones.
La secretaria adjunta de la sección local de Amsafé, Gabriela Meglio, detalló en la presentación del estudio -realizada este miércoles- que “la información que se analizó se obtuvo a partir de encuestas, entrevistas y tomas de muestras biológicas realizadas a 32 docentes y auxiliares de escuelas rurales de Ibarlucea, Alvear, Villa Amelia, La Carolina y Acebal, localidades tradicionalmente dedicadas a la producción de soja y maíz”.
Meglio explicó que se exploró la relación entre salud docente y contaminantes ambientales y que las personas que participaron de la investigación trabajan en escuelas que se encuentran a un máximo de 700 metros de campos con cultivos, estando algunas de ellas a menos de 40 metros de los mismos.
“La información relevada por las investigadoras del Conicet, a partir de estudios genéticos, alerta sobre la presencia de daño genotóxico que supera los valores normales, especialmente entre docentes cuyas escuelas se encuentran muy próximas a campos de cultivo”, señaló la dirigenta de Amsafé Rosario y agregó: “La verificación científica de esta realidad es en sí misma un aporte valiente de las trabajadoras del Conicet y de quienes se sumaron a la investigación, en oposición a la política de ocultamiento sistemático de todos los niveles de gobierno a lo largo de décadas y la persecución sufrida por el activismo ambiental que no pudo ser acallado”.
Meglio anticipó que con la información reunida el paso que sigue es el reclamo “de medidas de protección específica para la docencia y el personal no docente que trabaja en contexto de ruralidad”.
La docente e investigadora de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Delia Aiassa, se explayó sobre la metodología de este estudio y dio cuenta de algunas de sus conclusiones: “El material genético que recogimos provino de muestras de saliva, que nos permitieron estudiar si el mismo poseía daño en el ADN o daño genotóxico. De la observación de los valores es posible indicar que la población de docentes y auxiliares analizada presenta un número mayor de células con daño genético o genotóxico, si lo comparamos con los valores basales o de referencia. El daño genotóxico encontrado en la población estudiada es de 4,5±5,1 MN/1000 células, cuando los valores de referencia en la bibliografía nacional son de 3 MN/1000 células en promedio y, según la bibliografía internacional entre 0.5 y 2.5 MN cada 1000 células”..
Otra de las investigadoras que participó en este estudio, Lucía Caisso, profundizó: “El estudio también nos permite hacer análisis comparativos de los resultados por escuelas. Si bien la cantidad de personas relevadas en la muestra es pequeña, es posible inferir que las docentes de la escuela rural de la localidad de Alvear tendrían una mayor exposición a agentes genotóxicos que las docentes de Ibarlucea. Mientras que las y los docentes muestreadas en el Centro de Salud de Villa Amelia estarían dentro de los valores considerados normales. Estos resultados diferenciales podrían asociarse a la mayor o menor distancia de las escuelas respecto de los campos de cultivos tratados con plaguicidas agrícolas, ya que existen numerosos reportes que indican que la exposición a los plaguicidas aumenta los riesgos para la salud humana. Se debe destacar que el daño genético detectado puede ser reversible si se elimina o disminuye el agente que lo causa, y por lo tanto descenderá el riesgo a desarrollar enfermedades”.
El secretario general de Amsafé Rosario, Juan Pablo Casiello, consideró que este estudio “pone en evidencia que la docencia de nuestro departamento que trabaja en contextos de ruralidad se encuentra expuesta a mayores niveles de contaminación ambiental, por las pulverizaciones con plaguicidas agrícolas”.
“La complicidad estatal ante la problemática es enorme, -afirmó Casiello- los vecinos afectados son los que en general denuncian, logrando algunas medidas de protección fragmentarias y limitadas”. Para el dirigente gremial es indispensable profundizar esta investigación sumando al estudio a docentes y auxiliares de escuelas rurales de otras zonas de la provincia de Santa Fe, para frenar los daños que provocan los contaminantes ambientales. “Desde Amsafé Rosario -dijo- vamos a reclamar medidas de resguardo y prevención de la salud de nuestros compañeros y compañeras”.
Más sobre la investigación
El trabajo encarado por investigadoras del Conicet en acuerdo con Amsafé Rosario se llama Docentes rurales y salud. Un estudio sobre contaminantes ambientales, y se realizó entre los meses de marzo y noviembre de 2024.
Entre otras conclusiones que reúne, señala respecto de la exposición de docentes y auxiliares a otros contaminantes ambientales que “la exposición durante el horario escolar a los olores provenientes de los basurales de la localidad de Ricardone y de Villa Amelia, a los de industrias fabriles (aceitera, fábrica de baterías, automotrices) del cordón industrial cercano a la ruta 18 y a los de una grasera situada en la localidad de Ibarlucea”.
También se relevó “la exposición a los residuos volátiles de la trilla efectuada en campos próximos a la localidad de Alvear o de un silo ubicado en el ejido urbano de la comuna de Acebal”.
“Debe señalarse además -dice el informe- la problemática del agua que afecta a todas las instituciones educativas cuyas docentes y auxiliares participaron de esta investigación: existen dos escuelas, una de Villa Amelia y otra de Piñero, cuya agua fue analizada en el año 2022 por iniciativa de la Asamblea de la ruta 18 y con apoyo de Amsafé Rosario. Dichos análisis encontraron que el agua de estas instituciones posee distintos agroquímicos. En el resto de las escuelas, y aunque no existieron análisis específicos, no se consume el agua de los establecimientos sino que se compran bidones de agua, o bien las docentes se llevan sus propias botellas, o bien se cargan bidones de picos públicos en los que comunas y municipios ofrecen agua de red”.
Se analizó además información sanitaria y de salud reconstruida a partir de las encuestas realizadas entre docentes y auxiliares: “Las enfermedades crónicas que las encuestadas afirmaron padecer o haber padecido son: hipertensión arterial (25% de las docentes / auxiliares), hipocolesterolemia/hipertrigliceridemia (21,9%); problemas de tiroides (21,9%); otras patologías (con el 18,8%, entre las que se nombraron Mal de Chagas, osteopenia, alergias, trombofilia, miomas, obesidad, talasemia); infertilidad o problemas para concebir (12,5%); cáncer (de piel y de útero) y otros problemas endocrinológicos (resistencia a la insulina), todas con el 9,4%; enfermedades autoinmunes (artrosis en la rodilla), diabetes y Epoc (con el 3,1%). Además, el 71,9% manifestó tener o haber tenido síntomas persistentes sin causa aparente, entre los que se encuentran: alergias, dolor de cabeza, resfríos repetidos, lunares, verrugas, edema en los ojos; ardor, lagrimeo o picazón en los ojos; picazón en la piel; manchas en la piel; tos; estornudos repetidos y dificultad respiratoria”.
Las investigadoras del Conicet que integran el equipo de trabajo, todas de universidades nacionales, son: Integrantes del equipo de investigación: Delia Aiassa (UNRC), Lucía Caisso (UNRaf), Celeste Salinero (UNRC), Marina Espoturno (UNR), Florencia Delgado (UNC), Florencia Bonatto (UNRC), Constanza Rendon (UNC) y Paula Blois (UBA).
El informe completo se puede leer ingresando aquí: estudio Amsafé Rosario / Conicet
Día de las Maestras y los Maestros Rurales
Cada 9 de noviembre se conmemora a nivel nacional el Día de las Maestras y los Maestros Rurales, en homenaje a Ángela Peralta Pino, la docente santafesina que enseñó en el norte provincial entre 1940 y 1962. La fecha hace referencia al día de su nacimiento.
A Angelita se la conoce también como La maestra Caracol, porque para enseñar en el monte santafesino se trasladaba en una escuela rodante, acondicionada en un vagón de tren.
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