La cantidad de personas desplazadas superó los 122 millones, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas que sólo contabiliza hasta junio de 2024, por lo que el número total es mucho mayor.

Las relaciones sociales de producción imperantes hacen del mundo un lugar cada día más excluyente y expulsivo. Un sitio para una minoría en el que cada vez más riquezas se acumulan en cada vez menos manos. La ineludible condición de posibilidad de este sistema económico es que funcione para pocos, muy pocos, cada vez menos. “Sobra gente”, sería la expresión más brutal de una situación que, lejos de mejorar, empeora cada año. Las corporaciones que dominan el mundo necesitan destruir el medio ambiente para explotar recursos naturales, a cualquier costo. Necesitan de la guerra, que es la forma de apropiarse de esos recursos por la fuerza. Los conflictos armados, además, sirven para eliminar aquellas personas “sobrantes” según la visión capitalista. Y, también, significan un gran negocio para la industria armamentística, cada vez más lucrativa. 

Tanto los desastres naturales como las guerras dejan a millones de personas sin un lugar en el mundo. Tienen que dejar lo poco que tienen y salir de sus hogares con lo puesto. Son obligados a huir hacia la nada, la incertidumbre, el confinamiento en condiciones degradantes o la muerte.

El sistema capitalista necesita señalar enemigos externos e internos. Esta última categoría es muy amplia, pero siempre incluye a los migrantes. El ataque a enemigos externos implica el bombardeo sistemático de población civil, lo que produce genocidios y limpieza étnica. De los enemigos internos se encarga el hambre, los desplazamientos forzados, la violencia institucional y el terrorismo de Estado.

Huir hacia la muerte

La frontera entre Estados Unidos y México, y el Mar Mediterráneo, se han convertido en dos grandes fosas comunes.

La ONG española Accem dio a conocer un estudio que indica que en los primeros seis meses de 2024 han muerto o desaparecido en la frontera sur de la Unión Europea al menos 1.541 personas, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) actualizados a fecha 9 de julio de 2024 y recogidos en el proyecto Missing Migrants. Accem es una organización española sin fines de lucro especializada en la atención de refugiados, inmigrantes en situación irregular o riesgo social. 

Aunque la gran mayoría de las víctimas contabilizadas fallecieron durante la travesía marítima, se incluyen también algunas personas migrantes fallecidas en otras circunstancias, aclara el estudio de la organización española.

Desde que se inició el proyecto de monitoreo de la agencia de la ONU para las migraciones, en 2014, se registraron casi 30 mil personas muertas o desaparecidas en el arco mediterráneo y más de 4.500 fallecidos en las rutas atlánticas hacia el archipiélago canario.

Como elemento de comparación más próximo, en todo 2023 murieron en las rutas mediterráneas al menos 3.155 personas y en la ruta atlántica 959 personas.

“Es necesario subrayar que hablamos de datos estimados, con toda probabilidad a la baja, sobre el total de víctimas de las migraciones y el sistema de fronteras. Es también necesario hacer hincapié en que tras la frialdad que trasladan los números y los porcentajes, se encuentran personas de carne y hueso, con nombres y apellidos, sueños y anhelos, familias y amistades, que emprendieron ese viaje en busca de una vida mejor y hallaron la muerte en el intento. Ante esta tragedia repetida año a año en la frontera sur de Europa, desde Accem continuamos defendiendo que existan vías legales y seguras que permitan a las personas refugiadas y migrantes tener alternativas reales a un viaje tan peligroso”, señala la organización española, que sólo contabiliza las muertes producidas en la frontera sur de Europa. 

La frontera mexicana es otro gran foco de migrantes. Y allí también, todo es dolor, abuso y muerte. “Año 2024, el más fatal para migrantes en la frontera; suman 174 fallecidos”, se titula la nota del medio mexicano Milenio, que se basa en datos recogidos por el Instituto Fronterizo Esperanza. Esta organización, también conocida como Hope (Esperanza), “aplica la perspectiva de la enseñanza social católica a las realidades particulares de nuestra región fronteriza entre Estados Unidos y México”, señala su página oficial, que agrega que cumple su labor a través de un sólido programa de investigación y trabajo de políticas, desarrollo de liderazgo y acción, y trabajando para construir justicia y profundizar la solidaridad en las zonas fronterizas.

La nota del medio mexicano agrega que en lo que va de 2024 ya suman 174 migrantes muertos, al intentar cruzar el desierto o el río. Mientras que cifras oficiales indican que en 2023 los agentes fronterizos localizaron 113 personas sin vida en la zona cercana a la línea fronteriza.

“Pero es sólo la cifra oficial, sabemos que muchas personas nunca se van a poder encontrar porque mueren en zonas muy remotas, en el desierto, o se pierden en el río y nunca encontramos sus cadáveres, entonces el número real es doble o triple, comentó a Milenio el director ejecutivo del Instituto Fronterizo Esperanza, Dylan Corbett”, agrega el informe.

Persecuciones, conflictos y violencia

El más reciente informe de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), señaló que a junio de 2024, 122,6 millones de personas fueron desplazadas por persecuciones, conflictos, violaciones a los derechos humanos, violencia o graves alteraciones al orden público. La cifra no registra la segunda parte del año, por lo que el número total de personas en esta situación es mucho mayor, según advierten quienes elaboraron las estadísticas. En comparación con 2023, esta cifra supone un aumento del 5 por ciento, lo que equivale a 5,3 millones de desplazados más.

La agencia de la ONU estima que el desplazamiento forzado recrudeció desde junio de 2024, por lo que advierte que, a menos que una o más situaciones de crisis evolucionen favorablemente, las cifras seguirán aumentando.

Según ACNUR, el número de personas desplazadas por la fuerza se mantuvo al alza en los últimos doce años. A finales de 2024, una de cada 67 personas en el mundo había sido desplazada por la fuerza. En contraste, hace una década, una de cada 114 personas lo era. Es decir que la cifra se duplicó en diez años. La mayoría de las personas desplazadas por la fuerza –concretamente, el 87 por ciento– vive en países de renta media o baja.

Muchos de los desplazamientos, aseguran las estadísticas, son internos. Es decir, buena parte de las personas que fueron forzadas a huir permanecen en los confines de su propio país. Se las conoce como “desplazados internos”. A mediados de junio de 2024, tres de cada cinco personas desplazadas por la fuerza eran internas.

Entre enero y junio de 2024, 4,7 millones de personas fueron desplazadas dentro de su propio país debido a conflictos y otras formas de violencia. Esa cifra llevó el total de desplazados internos en el mundo a 72,1 millones de personas, lo supone un incremento del 6 por ciento en comparación con 2023.

En el período observado, se registraron además nuevos desplazamientos en dieciséis países. El 90 por ciento de las personas forzadas a huir al interior de su propio país proviene de seis de ellos: Haití, Mozambique, Myanmar, República Democrática del Congo y Ucrania.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, trabaja para garantizar que todas las personas tengan el derecho a solicitar asilo y encontrar protección tras huir de violencia, guerras y persecuciones en su país, señala la página oficial. “Desde 1950, hemos enfrentado múltiples crisis en distintos continentes y hemos brindado protección vital y asistencia a personas refugiadas, solicitantes de asilo, desplazadas internas, y apátridas, muchas de las cuales no tenían a nadie más a quién acudir”, agrega la página de la organización.

El informe agrega que el número total de personas desplazadas por la fuerza se calcula a partir de las estadísticas de ACNUR, de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) y del Observatorio de Desplazamiento Interno. UNRWA estima que, a mediados de 2024, las personas palestinas refugiadas bajo su mandato componían el 70 por ciento de los 1,7 millones de personas desplazadas internas en la Franja de Gaza. Y aclara que los desplazados internos bajo el mandato de UNRWA se contabilizan sólo una vez en la cifra total de personas desplazadas por la fuerza. No es un detalle menor: las personas en Palestina son echadas de sus hogares una y otra vez. Muchas familias padecieron cinco o más desplazamientos, un deambular sin fin que las estadísticas no pueden reflejar.

Desarraigados por el cambio climático

El 12 de noviembre, la OIM y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) renovaron su cooperación “para garantizar que los menores migrantes y desplazados sean protegidos antes, durante y después del desplazamiento y la migración inducidos por el cambio climático, y que tengan acceso a servicios sociales cruciales”, señala el sitio oficial de la OIM.

“Los impactos del cambio climático expulsan de sus casas a millones de menores cada año”, declaró la Directora General de la OIM, Amy Pope. “Esta renovada alianza entre la OIM y UNICEF prioriza y fortalece la protección y el bienestar de las poblaciones más jóvenes y de mayor vulnerabilidad”, agregó.

En sintonía con la mirada de Pope, la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, aseguró: “Por medio de esta alianza, trabajaremos con y para los menores y jóvenes migrantes y desplazados, a fin de garantizar que sus necesidades y prioridades sean incluidas en las acciones, políticas y finanzas climáticas”.

Desde el calor extremo a inundaciones, sequías y huracanes, los impactos del cambio climático y del desplazamiento siguen intensificándose, señala la OIM. El cambio climático no es solamente una problemática ambiental: se trata de una crisis de protección, que afecta desproporcionadamente a los menores y familias de mayor vulnerabilidad

El acuerdo también pone el foco en soluciones al desplazamiento interno. La cantidad de personas desplazadas internamente en todo el mundo sigue aumentando año tras año. Mientras el desplazamiento se extiende cada vez más, los menores siguen pasando la totalidad de sus infancias en tal situación, a menudo excluidos de servicios esenciales y expuestos a riesgos de protección y discriminación. 

Firmado durante la 29° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) para enfatizar la conexión entre los menores, los jóvenes y el futuro de nuestro planeta, el acuerdo formalizado en el contexto de un Marco de Cooperación Estratégica de cuatro años cubrirá el período entre 2024 y 2028 partiendo de la base de la colaboración que empezó en 2022. La COP29 tuvo lugar en Bakú (Azerbaiyán) del 11 al 22 de noviembre de 2024.

Entre los objetivos de la iniciativa, se hizo especial hincapié en la necesidad de abordar el modo en que el cambio climático, la migración y los derechos de las infancias se entrecruzan, para así poder priorizar la protección y el bienestar de los menores.

Refugiados en condiciones deplorables

El informe indica, también con cifras de mediados de 2024, que la cantidad global de personas refugiadas ascendió a 43,7 millones, lo que supone un incremento del uno por ciento desde finales de 2023. Esta cifra abarca los 32 millones de refugiados y los 5,8 millones de otras personas que necesitan protección internacional bajo el mandato de ACNUR, así como los seis millones de refugiados palestinos bajo el mandato de UNRWA.

El aumento que se observó en los primeros seis meses de 2024 se debió, sobre todo, a los desplazamientos que ha habido en Sudán y en Ucrania.

Hasta mediados de 2024, poco más de un tercio del total de personas refugiadas bajo el mandato de ACNUR (con inclusión de otras personas que necesitan protección internacional) había sido acogido por Alemania, Colombia, República Islámica de Irán, Turquía y Uganda. Esto concuerda con lo observado a finales de 2023.

Fuera de casa por muchos años

Una gran cantidad de personas refugiadas en el mundo no ha podido volver a su lugar de origen por años. De hecho, se estima que, entre aquellas bajo el mandato de ACNUR, alrededor de 25 millones de personas y otras que necesitan protección internacional –es decir, un 66 por ciento– se encontraban en situaciones prolongadas, y hacía más de cinco años, a mediados de 2024, que habían sido desplazadas.

Una situación prolongada es aquella en la que más de 25 mil personas refugiadas del mismo país han vivido en países de acogida de renta media o baja durante, por lo menos, cinco años consecutivos. En los primeros seis meses de 2024, 433.600 refugiados retornaron a su lugar de origen.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), establecida en 1951, forma parte del sistema de las Naciones Unidas y es el principal organismo intergubernamental en el ámbito de la migración. La OIM, que cuenta con 175 Estados Miembros, otros ocho Estados Observadores y oficinas en 171 países, está consagrada a la promoción de una migración humana y ordenada en beneficio de todos. Para cumplir este propósito, la Organización presta apoyo a migrantes en todo el mundo formulando respuestas eficaces a las cambiantes dinámicas migratorias y brindando asesoramiento sobre las políticas y las prácticas relativas a la migración.

El 18 de diciembre la OIM lanzó el Llamamiento Mundial para 2025, que establece prioridades estratégicas de financiación y articula una visión para promover una migración segura, ordenada e inclusiva en todo el mundo. Destaca asimismo el compromiso de la OIM de abordar los complejos retos que plantean la movilidad y los niveles sin precedentes de desplazamiento, fomentando la resiliencia y potenciando los beneficios para los migrantes y las comunidades.

El Llamamiento Mundial para 2025 presenta una visión general de las necesidades de financiación de la OIM para el próximo año. La organización, que fomenta un enfoque integral del tema, desarrolla su labor en algunos de los contextos más difíciles. A lo largo de 2025, la OIM pondrá todo su empeño en aprovechar los beneficios de la migración para los países de origen y de destino y también para los propios migrantes, así como en abordar los complejos y emergentes retos de la movilidad y hacer frente a los niveles sin precedentes de desplazamiento interno en todo el mundo.

El Llamamiento Mundial de la OIM cuantificó que para 2025 su necesidad de financiación asciende a 8.200 millones de dólares. “Tiene por objeto brindar apoyo vital a alrededor de 101 millones de personas en todo el mundo. Ha sido concebido con el fin de movilizar los recursos necesarios en 2025 para cumplir el Plan Estratégico de la Organización para el período 2024-2028”, señala el texto de la iniciativa.

Publicado en el semanario El Eslabón del 21/12/24

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