Yo no sé, no. Las primeras huellas de carros que aparecieron por Crespo eran del hielero que, según Manuel, comenzado diciembre pasaría todos los días y sobre las fiestas también por la tarde. Las segundas eran del carro del achurero que tipo 11 aparecía por Iriondo y para esos días, además de las achuras, también venía con patitas de chancho. Cerca de las 12, marcaba huella uno que se hacía sentir al grito de “Calada y colorada la sandía, señora”, y Manuel le preguntó si eran entrerrianas o correntinas.

En Cafferata al fondo, los boliches (kioscos y almacenes) esperaban al Chungui para que con su carro los abasteciera de mercadería, ya que los camiones, después de las lluvias, no entraban a esa parte del barrio. Nosotros, de llover el sábado, tendríamos que ir en carro hasta una cancha de barrio Plata en la que nunca se había suspendido un partido por más agua que cayera. Como a las siete de la tarde, un carro –a veces por Iriondo, otras por Cafferata– entraba al barrio con el abuelo de Cacerola durmiendo. Al llegar a la cortada, gritaba: “Viva lo negros y los blancos criollos”.

El carro de Titi sería el último diciembre que pasaría trayendo viruta y aserrín porque iba a cambiar el carro por una moto y un carrito. Tiguín, haciéndose el lindo a unas pibas que hacía poco habían llegado al barrio, les decía que el tubo era un carro negro y las pibas se imaginaban uno como el de Los Intocables. Y Carlos le decía a la Susi que el tubo era un gran carromato y ella Susi se imaginaba uno como los de las películas de western. El día del partido en barrio Plata, volviendo en el carro que tiraba La Morocha (una yegua blanca), Manuel, que en ese momento tenía las riendas, al pasar por Biedma vio una vidriera con muchos juguetes y un trineo y dijo: “De seguir un par de días esta lluvia, no sé cómo se las va arreglar el gordo con el trineo. Los renos están acostumbrados a la nieve, los quiero ver en el barro”. Cuando se bajó, acarició a la yegua blanca y le dijo: “Me parece, Morocha, que el 24 a la noche vas a tener que trabajar”.

Publicado en el semanario El Eslabón del 21/12/24

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