Las redadas de la Policía de Migraciones no respeta escuelas, ni jardines de infantes ni hospitales. Con detenidos humillados y maltratados, se repiten situaciones que remiten a la era de la esclavitud. Crece el miedo, y también las protestas y la represión.

El miedo, la indignación y la impotencia recorren las calles de Estados Unidos. Y el cuco es real, demasiado real. Es el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (United States Immigration and Customs Enforcement: ICE). Esta agencia del Departamento de Seguridad Nacional tiene a cargo la cacería humana que se despliega por todo ese país. El miedo no es nuevo, los migrantes sin papeles siempre vivieron con temor a ser deportados. De hecho, tanto las administraciones demócratas como las republicanas expulsaron migrantes. 

Pero con Donald Trump las peores pesadillas se convirtieron en realidad. Las autoridades están desplegando una verdadera cacería de migrantes indocumentados. Y no respetan nada. Ni siquiera los lugares considerados intocables: iglesias, escuelas, hospitales. Hasta jardines maternales. El mandatario prometió deportaciones masivas y está empezando a cumplir esa promesa, que incluye la reclusión en Guantánamo, todo un símbolo de la prepotencia imperial y el uso del miedo. 

Pero no sólo el miedo se apoderó de los migrantes. También salieron a protestar y denunciar situaciones de atropello y abusos bajo la consigna “Un día sin migrantes”, que llama a tomar conciencia de la importancia de los trabajadores migrantes en la economía de ese país.

Decenas de miles de latinos salieron a mostrarle al resto de la población de Estados Unidos cómo sería ese país sin el aporte fundamental de la mano de obra migrante. Por ejemplo, no habría personal suficiente para que funcionen comercios, transportes, bancos, escuelas, hospitales, por sólo mencionar algunas actividades.

El lunes se inició una protesta nacional para no acudir al trabajo ni a la escuela. Se organizó a través de las redes sociales, pero se volcó a las calles y decenas de miles de personas marcharon por las principales ciudades de Estados Unidos, y muy especialmente en las ubicadas cerca de la frontera con México, donde la tensión por estos días no deja de crecer.

“¡Nadie es ilegal!” es una de las consignas más utilizadas por los manifestantes, que también denunciaron atropellos en escuelas, detenciones arbitrarias y malos tratos contra migrantes con o sin papeles, porque las redadas policiales se realizan por portación de cara. “No ICE en las escuelas”, se puede leer en muchos carteles, con relación al accionar de la policía de Servicio de Control de Inmigración y Aduanas y Migraciones en sitios que estaban considerados sagrados e intocables.

Los Ángeles también se sumó al plan de lucha. Miles de personas se reunieron en el centro de la ciudad, cerca del Ayuntamiento, con banderas de Estados Unidos, México, Guatemala y El Salvador. Debajo del grupo de manifestantes, la mayoría de ellos jóvenes, los conductores que pasaban por la autopista 101 hacían sonar sus bocinas en señal de apoyo o gritos.

En este sentido, el presidente del Consejo de Federaciones Mexicanas, Francisco Moreno, señaló que mucha gente que protesta tiene papeles: “Es otro tiempo, es otro ambiente. Y nuestra gente, nacida aquí, quien ya tiene papeles, está haciendo este movimiento. No es ninguna organización. Están llegando por las redes sociales y vienen sin miedo”.

“Mis padres lucharon por mi futuro y ahora me toca luchar a mí por el de ellos”, aseguró Laura, de 37 años quien lleva en Estados Unidos desde los tres, en declaraciones a El País de Madrid. Sus padres cruzaron al país desde Sásabe (Sonora) en los años noventa para trabajar en una fábrica textil del centro. 

“Es importante salir a la calle y que Donald Trump sepa que no nos mantendremos callados mientras separa familias”, dice Laura, empleada de un negocio en la ciudad de Burbank, que avisó el viernes a su jefe que no acudiría a trabajar para participar de la protesta. “Lo entendió muy bien porque su familia también es hispana”, afirmó Laura en declaraciones a El País.

En el distrito escolar de Los Ángeles, el segundo más grande del país sólo por detrás de Nueva York, la asistencia cayó este lunes al 66 por ciento, un 28 por ciento menos que la media registrada la semana pasada en el sistema, que atiende a medio millón de menores.

Foto: Associated Press

Wendy Guardado, una activista local que ayudó a impulsar la convocatoria, aseguró a Los Ángeles Times que unos 250 negocios en todo el país no abrieron este lunes por seguir la protesta o porque no tenían personal suficiente para operar.

El domingo, un piquete cortó una autopista de Los Ángeles, donde se vivieron momentos de mucha tensión. Unas dos mil personas avanzaron por las rampas de acceso a la autopista y bloquearon el tráfico de la vía rápida por varios minutos. Decenas de policías vestidos con equipo táctico y antimotines se formaron para evitar el avance del flujo de personas. “Fuck ICE” se podía leer, pintado en aerosol, en muchos colectivos de transporte público. En otra protesta de Oxnard, al noroeste de Los Ángeles, fue quemada una bandera de Estados Unidos.

“Los inmigrantes pagan más impuestos que Trump”, “Alto a las deportaciones masivas” y “Nadie es ilegal en tierra robada” fueron algunos de los mensajes que se lanzaron en una protesta nocturna el sábado en McAllen, una ciudad tejana en la frontera con México.

“Ver a toda esta gente me dice que hay mucho corazón en este Valle del Río Grande, aún tenemos esperanza y fe en que las cosas cambien”, aseguró a la prensa local Gilberto Valdez, quien convocó a la movilización por TikTok y vio sus expectativas superadas.

Los manifestantes de Los Ángeles se reúnen en la Placita Olvera, un punto de la zona céntrica considerado el origen de la ciudad. Allí fue donde se asentaron los primeros migrantes llegados desde México en el siglo XVIII. 

Los que convocan a la protesta les piden a los indocumentados que no participen, porque de lo contrario pueden ser detenidos y deportados. 

Los partidarios de Trump le piden a la policía mano más dura. Y el congresista de Georgia, Mike Collins, va a presentar en el Capitolio una iniciativa para convertir las protestas en autopistas en un delito federal. “Primero fueron los simpatizantes de Hamás, y ahora lo hacen los ilegales y quienes los apoyan”, aseguró el legislador republicano.

La realidad supera a la ficción

La nota de El País de Madrid recuerda que Un día sin mexicanos es el título de una película protagonizada por la actriz Yareli Arizmendi y realizada por el músico y cineasta Sergio Arau. En 1998 se hizo un cortometraje, que tuvo muy buena recepción y se convirtió en un largometraje estrenado en 2004. Dos décadas después, la realidad parece superar la ficción.

“Las condiciones son peores ahora que cuando comenzamos a hacer esto”, señala Arau vía telefónica entrevistada por El País de Madrid. “Es muy preocupante. Los migrantes es la población más vulnerable que hay. Los sin papeles son lo más cercano que hay a los esclavos modernos. Se prestan a cualquier tipo de abusos e injusticias”, señala el cineasta.

Un día sin mexicanos (A Day Without a Mexican) es un largometraje de 100 minutos. Se trata de una coproducción entre Estados Unidos, México y España. Cuenta la misteriosa desaparición de todos los hispanos en el estado de California. Ante este raro fenómeno, un senador, que siempre apoyó leyes contra los migrantes, utiliza la tragedia para convertirse en candidato a gobernador, y promete investigar las desapariciones. Pero California perdió más de un tercio de su población (en su mayoría encargada de la agricultura, tareas de limpieza y otros empleos) y se sume en el caos.

Foto: Associated Press

Muchos diarios del mundo recuerdan esta producción por estos días (más precisamente desde que Trump se convirtió en candidato), y especulan sobre la sorprendente relación entre ficción y realidad.

Hace más de 20 años, mientras se encontraban en Nueva York, la actriz Yareli Arizmendi se volteó hacia su pareja, el roquero Sergio Arau, y le soltó una pregunta: “Imagínate un día sin mexicanos”, recuerda la nota de El Universal de México. Se titula “Un día sin mexicanos: la película que ya es una realidad en EU”

Los comercios, de acuerdo con el filme, estarían vacíos, sin compradores y vendedores, como ahora lo están mostrando videos en redes sociales tras la embestida anti-migrantes de Donald Trump, señala el diario mexicano. “Decimos que el arte sirve para hacer visible lo invisible, que fue lo que hizo la película al poner algo de lo que nadie hablaba”, consideró Arau el año pasado, con motivo del 20 aniversario del largometraje. 

Un día sin mexicanos: la provocadora pregunta sobre qué pasaría en EE.UU. si se quedara sin migrantes”, tituló el sitio de noticias británico BBC News en una nota publicada el 22 de octubre de 2024.

“El caos y desconcierto son totales. Son las 6 de la mañana del 14 de mayo de 2004 y las líneas de emergencia de California están sobrecargadas de denuncias: todos los latinos del estado han desaparecido de forma repentina y sin dejar rastros”, describe la nota del medio británico, que señala que “su tema, la migración latina, está en el centro de la actual campaña presidencial estadounidense”.

En 2012, se anunció la segunda parte, pero no se concretó. A fines de enero de 2025, en entrevista con CNN, Sergio Arau y Yareli Arizmendi, productores y guionistas del filme Un día sin mexicanos, confirmaron que van a rodar la segunda parte, que se va a llamar Otro día sin mexicanos

Guantánamo, símbolo del atropello colonialista

“Guantánamo, su sola mención, no sólo expresa el espíritu colonialista de la política estadounidense””, escribe Gustavo Veiga en Página 12

En la nota titulada “Trump, Guantánamo y cómo opera el miedo a la deportación”, Veiga afirma que Donald Trump quiere darle un nuevo sesgo represivo a la base militar instalada en Cuba. Y agrega que, tras cumplir el primer objetivo de su gobierno, es decir poner en marcha el mayor operativo de deportación de inmigrantes de la historia, ahora siembra el miedo en todo el territorio. “Pero no conforme con su política agresiva que discrimina por portación de cara, semblante o acento latino, agita la posibilidad concreta de confinamiento en donde aún permanece un puñado de yihadistas acusados de terrorismo”.

“Es imposible vivir en un país con un presidente que cometió 34 delitos graves”, comentó Sergio Hernández al diario El Universal de México. Después de vivir más de tres décadas en Estados Unidos, Sergio emprendió la vuelta al Distrito Federal de México, conduciendo su camión. Lo hizo antes de la asunción de Trump.

“Otros hispanos como él retornaron a sus países de origen en las mismas condiciones que los esclavos fueron llevados por la fuerza a Estados Unidos entre 1619 y 1865. Encadenados a la cintura, esposados y con grilletes en los pies. El paso de los siglos hizo que cambiara el tipo de transporte. Se pasó de los barcos negreros a los aviones. Brasileños, colombianos, mexicanos, hondureños y guatemaltecos terminaron deportados como si fueran una mercancía desechable”, describe Veiga tendiendo un puente entre el pasado colonialista y esclavista y la actualidad.

Escribió Frantz Fanon en Los condenados de la tierra: “El colonialismo y el imperialismo no saldaron sus cuentas con nosotros cuando retiraron de nuestros territorios sus banderas y sus fuerzas policíacas. Durante siglos, los capitalistas se han comportado en el mundo subdesarrollado como verdaderos criminales de guerra. Las deportaciones, las matanzas, el trabajo forzado, la esclavitud han sido los principales medios utilizados por el capitalismo para aumentar sus reservas en oro y en diamantes, sus riquezas y para establecer su poder”.

Publicado en el semanario El Eslabón del 08/02/25

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