Yo no sé, no. El Monte Caballero, por Uriburu y la Vía Honda, tenía los eucaliptos más altos y antiguos de la zona. Manuel siempre quiso subir hasta la punta del más alto y nunca pudo. Apenas trepaba a una de las ramas más grandes, decía: “¡Me siento enarbolado!”, y al toque le hacía una marca al eucalipto con forma de bandera, con su nombre y la fecha. José se subía a uno más alto y hacía un dibujo que se parecía mucho a un arroyo. Una vez Tiguín se trepó a uno que estaba cerca de la vía. Era un eucalipto que, apenas soplaba una brisa, empezaba a hamacarse. Tiguín dibujó un árbol de levas y puso: “¡Orestes, el Mago!”. Pií y Tamba elegían para trepar unos que estaban cerca de la Fábrica de Armas. Pií dibujo un pájaro que parecía ser un jilguero y Tamba una bandera que tenía dos revólveres y una pistola. Isabel, Laura, Graciela y la pequeña Susi se subían a unos árboles con menos altura, todas dibujaron banderas con corazones que tenían adentro algunas que otras iniciales. La pequeña Susi, además de los corazones, dibujó una canasta con gaseosas y sanguchitos. Raúl y Carlos se subían a unos que estaban cerca de los de moras blancas y negras. Raúl dibujaba una bandera con una número 5 de cuero. Carlos a uno con un flequillo y decía que era Paul, el de los Beatles. Además, dibujó otra bandera con un atado de LM, marca que fumamos todos por ese entonces. Juancalito, cuando se trepó a un eucalipto que estaba por Uriburu dibujó una locomotora diesel, como la que veíamos pasar con mucha frecuencia. Pedro, la vez que se subió a uno de los eucaliptos hizo un dibujo que se parecía a un chalecito de esos de barrio Acindar con una ventana abierta. 

Una tarde en la plaza Galicia, Manuel dijo: “Qué lástima, estos pinos son lindos pero difícil para que nos enarbolemos”. A eso de las 7 de la tarde, del mástil de la plaza cada uno vio, aparte de la azul y blanca , otra bandera. Cuando un Torino pasó por Biedma, Tiguín se olió las manos y dijo: “Qué lindo olor a nafta”. Un pibe pasó picando una de cuero. Suipacha, después de cuatro gotas, parecía un arroyo . A las siete y media nos mandamos a lo del Toti, bar que estaba por Biedma. En la tele entre la propaganda de LM (con la Claudia Sánchez y el Nono Pugliese) y la propaganda de YPF, pasaron un tema de los Beatles. Al rato se sintió el silbato de la locomotora diesel, del tren de las 8. A Pedro le pareció ver que en esa ventana abierta del chalecito aparecía una que le sonreía. La Gra y Laura se pusieron a jugar al billar. Al lado de la pizarra para anotar los tantos había un almanaque con una propaganda de alpargatas que tenía marcado el día 27 de febrero. Mientras tanto la pequeña Susi se pedía una naranja y un familiar de mortadela.

Publicado en el semanario El Eslabón del 01/03/25

¡Sumate y ampliá el arco informativo! Por 6000 pesos por mes recibí todos los días info destacada de Redacción Rosario por correo electrónico, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Para suscribirte, contactanos por Whatsapp.

Más notas relacionadas
  • La mochila del verano

    Yo no sé, no. Las clases comenzarían apenas arrancara marzo. Manuel quería tener una mochi
  • Vayamos al grano

    Yo no sé, no. Tempranito, tipo 6 de la mañana, de lunes a viernes un micro radial informab
  • La lluvia de febrero

    Yo no sé, no. El pronóstico decía que en pocas horas caería un toco de agua, y todos sabía
Más por Hilo Negro
Más en Columnistas

Dejá un comentario