Coki por Maximiliano Conforti
Foto: Maximiliano Conforti / www.maximilianoconforti.com.ar

Apreciada por la crítica y por sus fieles seguidores como banda de culto, Coki & the Killer Burritos es también una fortaleza del rock en su expresión más genuina, en esa combinación primitiva y casi extinta de una voz medio hecha mierda que se desgarra en guitarras crudas y riffs potentes; el trip poético de tobogán que va de la imagen urbana, marginal, al juego infantil, y el destello sutil, de brillantina o rubí de plástico, para hacernos feliz. Para eso presentarán el 20 y 21 en Mc Namara, Viva Rosario, el dvd que registra un show en vivo de algunos meses atrás. César Debernardi entrevistado por Redacción Rosario contó que el nombre es una «cargada» al Viva las Vegas de Elvis Presley, y que Kid Dinamita Love, el próximo disco, va a salir seguro entre abril y mayo del 2013. Algunos temas ya están circulando en la red (myspace) como Alfombra voladora, Knock Out , Parque de Canciones y otro que será grabado en vivo en las próximas fechas.

Al “gran rinoceronte blanco del rock argentino” o al “secreto mejor guardado de Rosario” (Martin Pérez dixit) no le interesa la mirada porteña para legitimarse entre los bronces del palo a nivel nacional. Coki dice que Cañada de Gómez sigue siendo su lugar en el mundo y que Rosario es otro en el que vive con gente que quiere y le gusta y con Antonia, su hija, que es lo único que le importa en la vida. Después está la musica.

Coki es un melómano: “Yo tengo vinilos no tengo cd’s, salvo la colección que todavía no regalé de Lou Reed, de Bob Dylan, de los Clash y algo de Liliana Herrero, pero no más. De hecho acabo de escuchar en mi casa el último disco de Dylan en vinilo”, asegura Coki, desafiando la mirada incrédula de la cronista generación formato mp3. Debernardi reconoce que no reniega de su propio personaje (ni de casi nada), y asume que se divierte y que le fascina la construcción mítica de otros, como la de Michael Jackson “que es un genio”, por ejemplo, o la del mismo Presley “que es el Rey y el mejor cantante del mundo”.

¿Compositor? –No, Mozart componía– dice. “Yo escribo letras arriba de unos acordes completamente inventados por otros, de melodías robadas”, pero también advierte que al momento de tocar, lo que importa es uno. “Cuando toco estoy tratando de hacer una cosa hermosa, maravillosa y única” y con eso a Coki le alcanza para dar un show increíble a diez personas en un bar en Rafaela, o para cien mil acompañando a Fito Páez, en cualquier ciudad del mundo.

En 25 años dentro de la cultura rock, Coki grabó con sus dos bandas –la cañadense Punto G y los KB– diez discos en total entre los cuales dos son de covers: Fan y No creamos nada (2007), este último incluye temas de los Bee Gees, Velvet Underground y Roberto Gómez Bolaño.

Los Killer Burritos, banda en la que, como en la vida misma, «algunos llegan y otros vuelan», mantiene desde hace dos años la misma formación, integrada por Eloy Quintana en bajo, Franco Mascotti en guitarras y coros; Diego Olivero en teclados y coros, y Tito Barrera en bateria. Todos ellos, más Coki y amigos invitados presentarán este jueves 20 y viernes 21 de diciembre, a las 22 en McNamara (Tucumán 1016) , el DVD realizado por Anoche Producciones que registra dos fechas de hace algunos meses atrás con un repertorio que abarcó lo mejor de Mi Parrillada(1998), Un Millón de dolares falsos (2001), Perdida (2007)  Punto G, es decir, un poco de todo.

¿Te genera rechazo Buenos Aires? Mi distancia con Buenos Aires no tiene mucha vuelta ni mística. A mi no me gusta pagar para tocar, no creo en los derechos de piso que le hacen pagar a los músicos, y además no voy a Buenos Aires porque no sé si me siento tan cómodo tocando ahi. Pero toco por todas partes del país, incluso en Buenos Aires. No tengo que hacer entre comillas una carrera allá para ser alguien o ser algo, no me interesa.

Rosario tan sólo es un lugar. Coki aclara que Viva Rosario no tiene nada que ver con el Monumento a la Bandera ni con la revalorización de paisajes o postales localistas. “Yo no hablo de músicos de Rosario, yo hablo de músicos, ni siquiera de músicos de Latinoamérica. Los músicos son músicos y la gente es gente en cualquier lugar del mundo. Es igual. Pero de todos modos me gusta mucho la gente que hay acá.”

El perfume de los 80/Punto G. En aquellos años yo era un adolescente. A los 19 grabé mi primer disco (Todo lo que acaba se vuelve insoportable, 1988) y yo no me acuerdo que pensaba o lo que no pensaba en ese entonces, eramos bastante quilomberos, pero pasó. No tengo una mirada melancólica sobre los 80′. De aquella época me queda la idea de formar una banda para divertirse, para pasarla bien y para expresar lo que queríamos hacer en un lugar tan chiquito como era Cañada de Gómez; me queda la mirada de que en aquel momento estaban todas las cosas por hacer, y con las ganas y el ímpetu que tenía a los 16, 17 años. Pero como que fueron buenísimos, además Cañada es mi lugar, ahí están todos mis amigos y mi familia.

¿Encontraste, o buscaste en estos años una coherencia para poder vivir en y del rock? Más que rock, se trata de hacer musica. Yo no sé si busco una ética, es lo que hay en mi. Yo veo a muchos chicos y gente con ganas de seguir tocando, le dan para adelante sin estar atados o preocupados si van a llevar mucha gente a un show o van a vender más discos. Y también veo gente que está más preocupada en cómo hacerse famosa que otra cosa, como en todos lados. Hay gente que tiene un don o una inquietud artística y otra gente que tiene capacidad para hacer algunas canciones, alguna melodía y también le interesa ganar dinero.

Y a vos eso no es lo que más te interesa. Imaginate que tantos años tocando y yo no tengo ni una casa, ni un auto, ni un barco, ni nada. No es que hice dinero con esto, al contrario, perdí muchísimo, pero es una cosa que me gusta a mi, es mi mundo. De hecho también es una bendición que tuve en poder hacer canciones y tocar, y también lo respeto como una profesión de la que vivo.

¿Y con la producción discográfica? Soy independiente a la fuerza, o sea, me gusta serlo. Me gusta hacer mis discos pero tampoco renegaría si viniese una compañía discográfica que quiere grabar mi música y no me va a poner ninguna traba, de hecho ya lo hice. No estoy en contra de las discográficas, estoy en contra de los contratos horribles que les hacen a los músicos.

¿No te hincha las pelotas la pregunta obligada por Fito, como ésta? No me molesta que me pregunten por Rodolfo, porque es mi hermano. Hace quince años que nos vamos de vacaciones juntos, y más allá de que toqué infinidad de veces con él o de que fuimos su banda durante cuatro años, mi relación con él es personal. Yo no hablo con él de Fito ni de Coki, sino de nuestros hijos, de la vida.

¿Hay alguna canción que diga más de vos que tu nombre? Para contestarte algo, puede ser el millón… a mi las canciones me gustan por tiempo, a veces digo ¡uh, qué plomo! El otro día empezamos a hacer una versión nueva del millón porque los junté a todos y les dije muchachos vamos a cambiarla porque está al borde de que pase a un cajón por años. No querían, después me dijeron que tenia razón y cambiamos todo. No cambiamos la esencia, pero si el ritmo, más arriba. Y ahí vuelve a ser de nuevo mía, me gusta otra vez. A mi no me gusta mucho tocar Baila, no sé, a veces. Tampoco Cae lenta, pero de todos modos no me molesta. Aveces encuentro una versión y le doy la vuelta, pero porque me lo piden.

¿Qué literatura hay en tu música? Hay literatura mala. Soy un muy mal lector, un mal escucha, un mal mirador de películas, tengo muy mala memoria. Me gustan mucho las novelas, por eso a mi me gusta contar pequeñas historias en las canciones, relatos. Con alguna referencia visual, estética y estilística medianamente…linda, aunque no sé si es la palabra. Cuando hay algo para contar, hay una canción.

Espaldas pesadas. En tus canciones hay algunas ideas recurrentes –como una suerte de reivindicación– a la caída, a la deriva, a la pérdida, a perderse, a perder. ¿La derrota es un lugar para la creación? No sé si hay una reivindicación, creo que no. Obvio que entre el ganador y el perdedor elijo siempre estar del lado del que pierde, el que gana es como más poderoso. Pero la idea de perderse a mi me gusta muchísimo. Me gusta ir perdido,lo he hecho en muchos lugares del mundo. Caminar y no saber dónde estoy ni a dónde voy, es una muy linda sensación que es anormal. De por momentos, estar libre, porque estar perdido es como estar libre en algún punto. Y me interesa mucho la idea de la libertad. Aunque no es fácil la libertad, a veces es muy dolorosa, pero de vez en cuando está bien perder el norte.

¿Y a qué le tenés miedo? A la altura, antes… y le tengo miedo al mármol. El Monumento me da miedo. En un momento le tenia miedo a los aviones, pero después se me pasó. Pero cuando uno es padre se le tiene miedo a muchas cosas. Si te respondo desde ese lugar, te digo que le puedo tener miedo a cualquier cosa.

¿Y al ridículo? ¿Cómo le voy a tener miedo al ridículo? Del ridículo siempre se vuelve, de la muerte no se vuelve. ¡La cantidad de gente que ha vuelto del ridículo! ¡O que hemos vuelto! Pero para los que vivimos con humor el ridículo es un estado casi perfecto. Además, nunca hice el ridículo con cosas que podían afectar a terceros sino a mi mismo y no en cosas graves. Ridículo para mi es pararse ante una cantidad enorme de gente y cantar.

¿No se disfruta? He pasado muchas sensaciones tocando. He tocado con la banda de Fito ante 200 mil, 500 mil, un millón de personas y es ridículo. Es imposible que se pueda generar algo. El otro día tocamos en La Mula, en Rafaela para seis personas durante casi dos horas, dimos un show increíble, porque esas seis personas aplaudían a rabiar.  Y si, claro que me gusta cuando hay mucha gente, pero a veces hay mucha gente y a veces no, entonces hay que aprender a ir y volver de esos lugares. Ir y volver, ir y volver. Yo aprendí de chico que no era el hecho la cantidad sino lo que vos estabas haciendo. El hecho primordial cuando uno va a tocar es uno. Pulsar unas cuerdas, apoyar las manos sobre algo y emitir, eso es lo principal. Si eso no está bien no está bien ni para seis ni para cien ni para cien mil. Si eso uno no lo hace con una intensidad y con una intención no está bien para nadie.

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