Cruce en la colectividad suiza alemana. El gobernador Hermes Binner redobló su carga contra las anteriores administraciones provinciales y le apuntó particularmente a Carlos Reutemann, recordando la represión de diciembre de 2001 mencionando a Pocho Lepratti y endilgándole a los gobiernos anteriores un “crecimiento de la desnutrición infantil”.
“Depende la mirada que tengamos”, respondió Binner cuando le recordaron los recientes dichos del Lole respecto de que Santa Fe es una provincia que no tiene deudas. En este sentido, Binner instó a mirar las “deudas sociales” para arremeter con lo de los muertos de diciembre de 2001 y Pocho Lepratti, y también con lo de la desnutrición infantil.
“Lo saludo afectuosamente al ex gobernador”, arrancó el actual mandatario, cuando los cronistas que lo abordaron en la capital provincial le preguntaron por la reciente reaparición de Reutemann.
Pero de la ironía pasó rápidamente a la crítica, abonando la rispidez entre oficialismo y oposición que signa la política santafesina de los últimos meses.
Un rato antes de los dichos de Binner en Santa Fe, otro ex gobernador, Jorge Obeid, cargó contra el actual mandatario remarcando que “ya va un cuarto de la gestión y siguen haciendo diagnósticos”.
En declaraciones a Radio 2, Obeid se encolumnó una vez más con Reutemann al pronunciarse en la misma línea de defensa de las gestiones justicialistas. “Me hago cargo de los dieciséis años de gobierno”, dijo, abarcando sus dos períodos y los dos del Lole, para referirse puntualmente luego al tema de las inversiones en la EPE.
Hubo “fuertes inversiones” en la empresa que provee la energía eléctrica por parte de los anteriores gobiernos, aseguró Obeid. También acusó a Binner de no estar invirtiendo en la EPE ni siquiera el dinero obtenido por los aumentos de tarifas aplicados este año.
“Cuando a usted le dan el gobierno tiene que resolver los problemas de la gente.
Lamento que la estrategia del actual gobierno sea, después de un año, echar la culpa a los gobiernos anteriores”, tiró el ahora diputado nacional.
Con este panorama, todo indica que el año terminará sin que el Frente Progresista gobernante y el justicialismo opositor mejoren sus relaciones. Y el año que viene es electoral, por lo que probablemente los cruces se acentúen.
